La palabra uniforme viene del latín unis (uno) y forme (forma). Es decir, desde su etimología, significa “una única forma”.
En su libro Uniforms: Why We Are What We Wear (2002), el historiador estadounidense Paul Fussell ensaya los significados que la sociedad le da a estas prendas.
“Los uniformes piden ser tomados en serio, con sugerencias de virtud (clérigos y monjas), experiencia (oficiales navales, chefs superiores), confiabilidad (niños y niñas scouts y carteros), coraje (policías y bomberos), obediencia (bandas de música de escuelas), limpieza y saneamiento extraordinarios (personal de hospitales, donde una sola mancha de sangre puede causar vergüenza e incluso despido)”, argumenta el autor en el primer capítulo.
Aunque los uniformes, como su nombre lo indica, sirven para uniformar porque en teoría son iguales para todos y todas, en la práctica también se han usado para distinguir por sexo a hombres y mujeres. Ello ha traído la sexualización a partir de la ropa, es decir, el resaltar las características sexuales.
Uno de los ejemplos más recientes ocurrió en los Juegos Olímpicos de Tokio celebrados en 2021. Gimnastas alemanas utilizaron trajes de cuerpo entero en la clasificación femenina en vez de leotardo, para evitar ser sexualizadas a partir de sus prendas.
Por otra parte, la selección femenina de Noruega de balonmano de playa reclamó que a diferencia del uniforme masculino que se compone de shorts y camisetas sin mangas, el de ellas es un bikini; en respuesta, la Federación Europea de Balonmano multó a las competidoras por negarse a jugar así. También en estas olimpiadas, un oficial de atletismo regañó a la atleta paralímpica galesa Olivia Breen por usar pantalones demasiado cortos.
Las protestas en contra de los uniformes pasaron del ámbito deportivo al laboral. En octubre de 2021, en la plataforma digital de videos, TikTok, empleadas de la cadena de restaurantes Hooters en Estados Unidos criticaron que sus shorts de trabajo eran del tamaño de la ropa interior y la empresa tuvo que ajustar su política de vestimenta. “Hooters de México anuncia que no llevará a cabo ningún cambio del uniforme de trabajo de sus colaboradoras en México y no participará en estas pruebas, ya que no está de acuerdo con el diseño”, informó la filial mexicana.
Este reportaje fue realizado en la cuarta generación marzo-noviembre de 2021 del Diplomado de Periodismo Especializado (DPE), que coordina María Antonieta Barragán Lomelí en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
A statement regarding the Hooters Girl image policyhttps://t.co/9AlHwfRO8G
— Hootie (@Hooters) October 18, 2021