UNAM al rojo vivo
La Universidad Nacional Autónoma de México enfrenta su momento más álgido en la recta final de la actual administración con más de 30 planteles en paro y con miles de estudiantes que claman la erradicación de grupos porriles, un conflicto que de no resolverse pronto podría convertirse en un dolor de cabeza para el próximo gobierno
Ernesto Santillán[kaltura-widget uiconfid=”38728022″ entryid=”1_8q3ahp35″ responsive=”true” hoveringControls=”false” width=”100%” height=”75%” /] Un nuevo conflicto estudiantil mantiene paralizada la Máxima Casa de Estudios cuando está a punto de concluir este sexenio y de iniciar el próximo.
Lo que comenzó con una inconformidad de estudiantes del CCH de Azcapotzalco en contra de la directora por el retiro de unos murales, ha escalado hasta convertirse en la movilización de miles de estudiantes que hoy protestaron en Ciudad Universitaria por los hechos violentos ocurridos el lunes pasado, provocados por colectivos de porros.
“Son grupos de provocadores que obedecen a intereses ajenos a la Universidad y que, evidentemente, pretenden desestabilizarla creando un clima de inseguridad e incertidumbre”, denunció ayer el rector de la UNAM, Enrique Graue.
¿A quién le conviene que la UNAM esté incendiada en plena transición del nuevo gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador y a un mes del 50 aniversario de la matanza en Tlatelolco?
“No lo puedo asegurar, pero desde mi punto de vista este conflicto está siendo provocado por la actual administración que busca agitar al tigre antes de la entrada del próximo gobierno”, comentó Daniela Ríos, estudiante de tercer semestre de la Facultad de Arquitectura.
El sexenio de Enrique Peña Nieto estuvo marcado por conflictos estudiantiles: desde la huelga en el Instituto Politécnico Nacional hasta la desaparición de los estudiantes de Ayotzinapa.
El paro en la UNAM se perfila para convertirse en el primer problema social que enfrentará el nuevo gobierno del presidente electo Andrés Manuel López Obrador si es que no se logra resolver antes de que asuma el cargo como Jefe del Ejecutivo el próximo 1 de diciembre.
Con la intención de que las peticiones de los alumnos de la Universidad sean atendidas cuanto antes, se convocó a que el próximo viernes 7 de septiembre se lleve a cabo una asamblea interuniversitaria a las 12:30 horas en el auditorio de la Facultad de Economía, en la que participarán todos los planteles de la UNAM.
En el evento, además de la entrega del pliego petitorio, se discutirá si los paros se extenderán por un periodo de tiempo indefinido y la posibilidad de que los alumnos tomen Rectoría.
“Lo único que estamos buscando es que las autoridades de la universidad nos escuchen y atiendan nuestras demandas. No es suficiente la condena enérgica de los actos ocurridos el lunes 3 de septiembre. Esta es la gota que derramó el vaso para Graue, a quien también le exigimos que deje el puesto”, dijo Camila Martínez, estudiante de Comunicación en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Por el momento son 34 las facultades que se encuentran en paro. Sin embargo, como una manifestación de solidaridad a los alumnos agredidos y a los estudiantes de la UNAM en general, otras universidades se han unido.
Ahora tanto los estudiantes como las autoridades universitarias permanecen en vilo.
Dan a conocer sus exigencias
La marcha que partió de la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas el día de ayer marcó un punto de quiebre en la historia de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Miles de alumnos de todos los planteles de la Máxima Casa de Estudios se hicieron presentes para mostrar su inconformidad y enojo hacia lo hechos ocurridos el lunes pasado.
Con tambores, matracas y megáfonos adornaron las consignas que lanzaron durante los cerca de cuatro kilómetros que tuvieron que recorrer para llegar a la explanada de Rectoría de Ciudad Universitaria.
“¿En dónde está, en dónde está, el rector que nos iba a cuidar?”, “¿Por qué nos asesinan, si somos la esperanza de América Latina?”, “Si nos organizamos se van los porros”, fueron algunos de los cantos más populares entre los estudiantes, quienes paso a paso hicieron retumbar las calles de la Ciudad de México.
A lo largo del trayecto las exigencias fueron diversas. Por parte del colectivo feminista, se pedía principalmente el esclarecimiento de los feminicidios al interior de la universidad y que se resuelvan los casos de acoso por parte de profesores a las alumnas.
“Las autoridades han solapado este tipo de violencia y ya estamos hartas de sentirnos inseguras en el lugar donde estudiamos”, dijo Mariana Huerta, estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras y quien se reconoce como una feminista.
Por su parte, la mayor preocupación para los estudiantes de pedagogía es que se garantice que la educación no se privatizará y que será gratuita para todos.
Mientras que los alumnos del plantel de Ciencias Políticas y Sociales, quienes encabezaron la movilización, exigían principalmente mayor seguridad, que se saquen a los grupos porriles de la institución y que se les permita dialogar con las autoridades de la UNAM.
“El 2 de octubre pasado fue el propio Enrique Graue quien encabezó la marcha de los estudiantes, sin embargo, ese mismo rector, hoy nos cierra las puertas y se niega a escucharnos”, acusó Rodrigo Guillot, dirigente de la asamblea estudiantil de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Al llegar los contingentes de las diversas facultades de la Máxima Casa de Estudios a la explanada de Rectoría ocurrió el momento más álgido del movimiento. Desde las alturas y con un megáfono en mano, una mujer que tapaba su rostro con un paliacate y que se negó a dar su nombre leyó el pliego petitorio que se entregará a las autoridades de la UNAM con las exigencias de los alumnos.
Al concluir la lectura, tomaron la palabra tanto alumnos como padres de familia que en el pasado se enfrentaron a la violencia que hoy tiene paralizada la institución para expresar su repudio a otras problemáticas como la venta de droga al interior de los planteles y la falta de capacitación de los elementos encargados de la seguridad en la UNAM.
Cuando la marcha estaba a menos de una hora de concluir y todos los colectivos ya se encontraban en la explanada de rectoría, repentinamente se rompió la calma.
“Porros, porros”, gritaban los alumnos que corrían en todas direcciones, brincando bardas, atravesando la fuente llena de agua sin pensarlo y empujando o esquivando a quienes se les pusieran en frente.
Poco tardó en aclararse el desorden, pues quienes lo provocaron eran apenas unos cuantos encapuchados que armados con palos y cadenas cerraron la avenida Insurgentes y realizaron pintas tanto en el Metrobús de la Línea 1 como en la calle.
Al verse encapsulados por los estudiantes y periodistas que grababan y fotografiaban sus acciones, los encapuchados dijeron ser anarquistas y alumnos de la UNAM.
Tras el abucheo en su contra decidieron retirarse pues tampoco estuvieron dispuestos a mostrar su rostro e identificarse.
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