Una nueva visión de las adicciones en México
La Estrategia Nacional de Prevención de Adicciones busca erradicar el estilo punitivo y criminalizante con el que a través de los años se ha intentado combatir el problema del consumo de drogas en México para atenderlo desde una perspectiva de salud integral de la mano de la cultura y el deporte
Fernanda Muñoz y José Pablo EspíndolaA lo largo de la historia, el combate a las adicciones en México ha sido manejado desde una perspectiva punitiva. Estigmatizando al usuario, criminalizando al consumidor y negándole sus derechos, principalmente el de la salud.
“Las adicciones siempre han sido un tema político que ha estado estigmatizado en nuestro país, y sobre todo en las últimas administraciones en las que se ha recrudecido la narrativa moralista de las drogas, es decir, de verlas como algo nocivo per se para la sociedad. No se han respetado los derechos de los usuarios y, por el contrario, se los han venido restando”, explica el doctor Edgar Guerra, del Programa de Políticas Públicas del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
Cambiar esa perspectiva sobre las drogas era un clamor proveniente desde la sociedad civil, la academia y algunos organismos que pedían otro paradigma para entender el tema de las adicciones.
Finalmente, como una respuesta de parte de esta administración a estas voces nació la Estrategia Nacional de Prevención de Adicciones “Juntos por la paz”.
La Estrategia Nacional de Prevención de Adicciones “Juntos por la paz” nació hace cinco meses, el pasado 5 de julio, y desde entonces, el gobierno ha estudiado el tema desde diferentes ejes estratégicos: educación, bienestar, cultura y comunicación, buscando que uno de los mayores problemas de salud sea erradicado.
El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) explicó que esta estrategia pondrá los servicios del Estado justo en donde viven las personas, a fin de tener un acercamiento con la población que los necesita.
Gady Zabicky Sirot, comisionado Nacional contra las Adicciones, comenta que las instancias de gobierno involucradas en la estrategia están divididas en dos grandes pilares.
Uno de ellos es el del bienestar, donde se encuentra la Secretaría de Salud, el Instituto de la Juventud (Injuve), la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), instituciones dedicadas a mejorar las condiciones de la vida de la población.
Por otro lado, está el pilar que se encarga de la oferta, que son los militares, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Secretaría de Marina (Semar), la Guardia Nacional, y los otros cuerpo policiacos que van a seguir atajando la parte de la oferta de las drogas.
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Atacar con el arte
Uno de los propósitos de crear la Estrategia Nacional de Prevención de Adicciones “Juntos por la paz” fue llegar especialmente a los niños, niñas y jóvenes, pues de acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT) 2016-2017, fue el sector de la población que más aumentó su consumo de sustancias nocivas, en comparación con registros de 2011.
Hace ocho años, la ENCODAT estimó que 7.8 por ciento de la población mexicana consumió cualquier droga alguna vez en la vida, mientras que en sus registros de 2016-2017, lo hizo un 10.3 por ciento.
Karina Franco, directora de Cultura Comunitaria, proyecto central de la Secretaría de Cultura, comparte que dicha estancia es la dependencia que más se está enfocando en la población afectada, pues, según comenta, la cultura y las artes son una de las mejores herramientas para atacar las adicciones.
“‘Juntos por la paz’ es una de las colaboraciones a las que más le estamos apostando, nuestro objetivo es atender y reconocer las conductas que en general llevan a los niños, niñas y jóvenes a acercarse a la adicciones, y esto lo hacemos a través de factores de protección, acercándonos a las comunidades más desprotegidas y necesitadas con actividades culturales”, señala Franco.
Con los movimientos culturales y artísticos es como la Secretaría de Cultura pretende eliminar de los infantes y jóvenes la idea de que el camino de las adicciones es la mejor solución para resolver un problema.
“Consideramos que la cultura y las artes pueden promover la participación de niños, niñas y jóvenes de una manera más activa, ayudándolos a tomar decisiones con mayores herramientas y a generar líneas de comunicación asertivas con sus padres y maestros para abordar cualquier temática que les inquiete”, enfatiza Franco.
Aunque para Karina el presidente Andrés Manuel López Obrador ha cubierto en su totalidad la estrategia contra las adicciones, aún falta apoyar más a los distintos agentes culturales que se involucran en el trabajo de las comunidades más necesitadas, con el fin de que haya más especialistas auxiliando.
“Los agentes culturales deben ser capacitados para ayudarles a entender a los niños, niñas y jóvenes, así como a la ciudadanía en general, que no son un proyecto de futuro, sino agentes del presente”.
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Discurso contradictorio
Si bien la Estrategia Nacional de Prevención de Adicciones busca romper con la estigmatización y criminalización de sus usuarios para transitar a un modelo donde se les vea como individuos con un problema de salud, el discurso presidencial contradice esta intención.
Durante la presentación del plan, Andrés Manuel López Obrador aseguró que se les darían a los jóvenes opciones laborales, deportivas y de fortalecimiento de la autoestima para que sean felices sin necesidad de recurrir a las drogas.
Afirmaciones que para el investigador del CIDE, muestran una visión pobre de lo que son los factores que llevan a las personas a usar drogas y que simplifican el problema.
“Se habla de la infelicidad y de la degradación personal como algunos de estos factores causales para el consumo de estas sustancias, pero me parece que es un diagnóstico pobre en términos científicos”, comenta Edgar Guerra.
El investigador dice que el presidente culpa de todos los males que padece la sociedad a los gobiernos que él llama “del PRIAN”, específicamente a sus políticas económicas neoliberales y a partir de ahí construye toda una cadena de causas de todo lo que lleva a los jóvenes a consumir drogas.
“Es una barbaridad en términos estrictos porque está criminalizando a la pobreza, a la juventud y al consumo de sustancias, es decir, en el discurso del presidente hay una contradicción a lo que se anuncia que iba a ser el Plan Nacional”, opina.
Ante el cuestionamiento sobre este discurso contradictorio, Gady Zabicky Sirot, comisionado Nacional contra las Adicciones, comenta que el presidente tiene una manera de ver las cosas.
“Por ahí salió este dato de que en los últimos 15 años el consumo de marihuana entre los jóvenes creció 200 por ciento, entonces, cuando nuestro presidente escucha eso le preocupa”, afirma el comisionado.
De acuerdo con Gady Zabicky Sirot, el gobierno que encabeza el presidente Obrador es un gobierno muy plural y democrático; en ese sentido, sus miembros no comparten la misma opinión de esta situación y por eso existen algunas voces que pueden parecer divergentes; sin embargo, todos tienen la preocupación por el problema y saben a dónde quieren llegar.
A pesar del cambio de estrategia que se estableció en la actual administración en materia de combate a las adicciones, el discurso proveniente del Gobierno federal, no es acorde a lo que indica el documento “Juntos por la paz”
Para Edgar Guerra, una política tan importante como la Estrategia Nacional de Prevención de Adicciones tiene que ir con un respaldo en términos del discurso desde el propio presidente. No puede ir por un lado la parte científica y racional, y por el otro, una visión pobre sobre lo que lleva a una persona a usar sustancias.
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El lado positivo del combate a las adicciones
Especialistas en materia de drogas argumentan que la Estrategia Nacional de Prevención de Adicciones tiene problemas en el diseño de diagnóstico por tener datos sesgados y un marco teórico que trasmina una visión moral. Sin embargo, dicen que también hay cosas rescatables como el énfasis que se pone en los jóvenes.
Otro punto positivo es que va de la mano de otros planes, programas y secretarías de Estado que tratarán de ir a las comunidades y construir lazos sociales como una especie de acompañamiento a esta Estrategia Nacional que viene a reforzar toda una política de prevención, de tratamiento y de control de daños.
“A diferencia de muchos otros proyectos, estamos tratando antes de implementar cualquier acción en el terreno, platicar con la misma gente que pertenece a cada una de las ciudades, de las localidades, de los municipios, para que con el formato general de la estrategia, ellos puedan también hacer un acoplamiento según las necesidades y las circunstancias de cada una de las demarcaciones geográficas”, explica Gady Zabicky Sirot.
Con la Estrategia también se tratará de priorizar cómo se invierte el dinero. Por lo pronto se disminuirán los recursos a los institutos, las investigaciones y los centros de especialidad para dar más atención de primer nivel, a la parte de la salud pública comunitaria.
“Recuperaremos los espacios que se habían perdido, la calidad de los empleos, de los salarios, que haya más igualdad, que haya un Estado de Derecho que realmente sea vigente y que prevalezca en todo el territorio nacional, y esto lo vamos a hacer a través de una oferta real de cultura, de deporte, de esparcimiento, de estudio, de becas y de trabajo para con toda la población; estamos seguros de que esto va a ayudar disminuir el consumo”, confiesa el Comisionado Nacional Contra las Adicciones.
Para Guerra, una política pública tiene que tener un diagnóstico sustentado en evidencia científica, un buen diseño para que las causas se ataquen de manera específica y un mecanismo para evaluar lo que está ocurriendo, pero sobre todo, tiene que haber voluntad política para echarlo a andar.
“Creo que la estrategia es un avance en términos del discurso que tuvimos durante las dos anteriores administraciones, que era el de ‘Di no a las drogas’; sin embargo, hay ciertos compromisos que se han retrasado y que ayudarían a reforzar este Plan Nacional de Adicciones, una de ellas sería la regulación de la cannabis”, explica el experto.
Tiene un par de meses que ya se han implementado distintas acciones de la Estrategia Nacional en diversos lugares del país, aunque el equipo sigue perfeccionando el modelo para ver cuál es la mejor manera para cumplir con el objetivo.
Prohibir las drogas ha producido muchos más problemas de los que se generarían con regulaciones sensatas donde la información sea el factor clave para generar un conocimiento objetivo, sin prejuicios y científico.
“La información es el factor clave para impulsar los cambios que se buscan. Las drogas no son un problema en sí mismo, el problema es la manera en que las vemos”, dice Guerra.