Los habitantes de la Ciudad de México deberían llegar a su trabajo, al mercado o al cine en 15 minutos, ya sea caminando o en bicicleta. Sin embargo, las carencias en desarrollo urbano y la falta de planeación que existe impiden que así sea, aseguran especialistas.
Esta problemática de ordenamiento territorial es un factor que influyó en el impacto del Covid-19.
Enrique Soto, urbanista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explica que la pandemia de Covid-19 exhibió los problemas de planeación de la ciudad en movilidad, servicios, vivienda y agua.
Detalla que la extensión de la capital desde hace 30 años se ha hecho sin un programa de desarrollo que atienda las necesidades de su población y con una política de vivienda que busca construir más pero no mejores casas.
Además, menciona que el Programa General de Desarrollo Urbano de la capital, que define los usos de suelo y los tipos de construcción, no está vigente y tiene más de 17 años de antigüedad.
El documento fue publicado en 2003, de acuerdo con datos del portal de la Secretaría de Desarrollo Urbano (Seduvi).
Una muestra es Iztapalapa. La alcaldía históricamente ha padecido desabasto de agua y es la más poblada de la capital con un millón 815 mil 785 habitantes.
También es uno de los cinco municipios del país más pobres con 665 mil 408 habitantes en marginalidad, de acuerdo con la Medición de Pobreza Municipal 2015 del Consejo Nacional de Evaluacion de la Politica de Desarrollo Social.
Y es la que registra más casos de Covid-19 al concentrar más de cinco mil.
Soto opina que el impacto del coronavirus en Iztapalapa se debe a que sus habitantes no tienen las formas de protegerse adecuadamente por la falta de planeación urbana.
“No tienen agua, ni servicio de recolección de basura adecuado, son lugares donde no hay posibilidad de cumplir con medidas de higiene. Sus banquetas son tan angostas que no pueden guardar la sana distancia”, detalla.
Ante esto, considera que la capital debe transformarse; ya no ser la ciudad en la que se debe tomar transporte público para ir a trabajar o cubrir las necesidades básicas, sino ser una ciudad de 15 minutos.
La transformación, planes de desarrollo urbano
La solución a esta problemática, afirma, es empezar a hacer planes de desarrollo urbano locales que permitan la diversificación de los usos de suelo de las colonias para que sus habitantes satisfagan todas sus necesidades sin caminar más de 15 minutos.
“París o Pontevedra, en España, son ciudades de 15 minutos, que significa que en no más de 15 minutos en bicicleta o caminando está tu trabajo, tu vivienda, también las necesidades de alimento y de entretenimiento”, detalla.
También, el diseño urbano tiene que centrarse en banquetas más anchas que permitan caminar con la sana distancia de un metro y medio de separación entre una persona y otra.
Y considera que si el trabajo desde casa se queda como una medida para evitar contagios del coronavirus, obligará al cambio urbano de hacer barrios compactos y céntricos.
El urbanista explica que el reto es la voluntad política de llevar a cabo este proyecto.
Argumenta que diseñar nuevos planes de desarrollo tardaría seis meses si la Seduvi, la Secretaría de Movilidad y la Secretaría del Medio Ambiente empiezan a trabajar en ellos.
Sin embargo, la continuidad es el reto debido a que la implementación de los planes necesita al menos 10 años y depende de la intención del gobierno en turno.
Por ello, urgió a que este año se concrete el Instituto de Planeación de la capital cuya Ley Orgánica está pendiente desde diciembre de 2019.
Ventilación, pieza clave
El confinamiento por el Covid-19 también ha planteado la necesidad de rediseñar viviendas y centros laborales.
Jorge Antonio Blancas, socio fundador del despacho B2 Arquitectura Integral, asegura que el factor clave en la etapa post Covid-19 es la iluminación y ventilación de los espacios.
Afirma que actualmente, los desarrolladores inmobiliarios no cumplen con la Normas Técnicas Complementarias para el Diseño Arquitectónico del Reglamento de Construcciones que estipulan que en cada espacio habitable como departamentos y oficinas deben haber ventanas equivalentes al 20 por ciento del tamaño del lugar.
Acusa que los empresarios prefieren reducir costos, trabajar con materiales de baja calidad y no contemplan factores externos como procurar que la ventana no dé a una zona con mucho ruido.
La importancia de tener ventanas adecuadas reside en que son huecos necesarios para la ventilación de los espacios que evitan la humedad y permiten la entrada de luz solar, que a su vez provee de vitamina D, explica.
Una ventilación e iluminación correcta ayuda a tener condiciones de higiene básicas y disminuye los riesgos de enfermedades respiratorias e incluso, padecimientos psicológicos, asegura el arquitecto.
Es por ello que la ventilación, la iluminación y la correcta distribución de los espacios serán piezas clave para las reglas de convivencia y sanidad post Covid-19.
Ante esto, Blancas considera que se necesita que las autoridades vigilen el cumplimiento de las normas de construcción, la calidad de las viviendas respecto a la ventilación y se obligue a los empresarios a actuar con ética.