Un sueño frustrado

En medio del conflicto magisterial que vive el país y que está poniendo en jaque a la educación, en el Distrito Federal no ha logrado cuajar un proyecto de 650 millones de pesos para llevar servicios culturales y educativos a los habitantes de la zona oriente, sobre todo Iztapalapa.

La propuesta, que fue planteada desde la administración de Marcelo Ebrard Casaubón al frente del GDF, no ha podido ver la luz ante la falta de interés de las autoridades locales y federales de la Ciudad de México.

Icela Lagunas Icela Lagunas Publicado el
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de cada cuatro homicidios en el DF suceden en Iztapalapa
"Llevar cultura y educación a las clases marginadas es uno de los mejores aportes que los gobernantes pueden darle a sus ciudadanos”
Informe de la UAM
Los habitantes de la zona, que incluye municipios pobres del Estado de México, tienen enormes carencias y sufren altos índices de delincuencia
El Centro Cultural Metropolitano es una antigua iniciativa del sexenio Ebrard, en colaboración con la Universidad Autónoma Metropolitana de Iztapalapa

En medio del conflicto magisterial que vive el país y que está poniendo en jaque a la educación, en el Distrito Federal no ha logrado cuajar un proyecto de 650 millones de pesos para llevar servicios culturales y educativos a los habitantes de la zona oriente, sobre todo Iztapalapa.

La propuesta, que fue planteada desde la administración de Marcelo Ebrard Casaubón al frente del GDF, no ha podido ver la luz ante la falta de interés de las autoridades locales y federales de la Ciudad de México.

La iniciativa surgió de la Universidad Autónoma Metropolitana de Iztapalapa, en concreto de su rector, Javier Velázquez Moctezuma, que preveía construir el Centro Cultural Metropolitano, un complejo que serviría de espejo a la oferta cultural de la Ciudad Universitaria de la UNAM.

De acuerdo con este plan, se construirían tres edificios que ofrecerían una diversidad cultural para 4.5 millones de personas que carecen de oportunidades para acceder a servicios que sí tienen los habitantes de la zona sur de la capital.

En el primer edificio se contemplaba la creación de un Centro de Convenciones y Teatro; en el segundo, un Museo Metropolitano de la Vida, y en el tercero, operarían las actividades de vinculación.

Los tres etapas tendrían una inversión aproximada de 650 millones de pesos, de los cuales 186 millones 800 mil pesos correspondían a la construcción del primer módulo del centro cultural y el edificio de vinculación, donde se albergarían las colecciones y se ubicarían los locales de empresas, cines, cafeterías y galerías.

“El área de impacto de esta actividad cultural cubrirá, además de las delegaciones Iztapalapa, Iztacalco y Tláhuac, los municipios de Nezahualcoyotl, Chalco, Los Reyes, Texcoco e Ixtapaluca, entre otros, cuyos habitantes, en este momento, carecen casi por completo de equipamiento e infraestructura cultural”, se aseguraba.

De obtener el millonario donativo, el Centro se construiría en el predio aledaño al campus de la Unidad Iztapalapa de UAM, en la calle de San Rafael Atlixco 186, colonia Vicentina, en la delegación Iztapalapa, bastión político desde hace años del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que gobierna en la actualidad.

La UAM diagnosticó la construcción de este megacomplejo cultural en la delegación, en gran parte porque los habitantes de esta zona de impacto, que incluye municipios pobres del Estado de México, tienen enormes carencias y graves manifestaciones de inseguridad y violencia.

“Esta empobrecida zona carece, casi por completo, de equipamiento cultural. Los cines teatros, museos, los lugares de difusión de cultura, son sumamente escasos y los que existen tiene graves carencias”, resume la UAM en la justificación. 

Y es que no en vano, analizan los académicos en el documento, la población escolar en esta región es abundante y realizan esfuerzos mayúsculos para educarse, en medio de un ambiente adverso, para enfrentarse, a través de la cultura, a los problemas de violencia, narcotráfico y corrupción que golpean a la población.

“Llevar cultura y educación a las clases marginadas, es uno de los mejores aportes que los gobernantes pueden darle a sus ciudadanos. Con este proyecto, la Universidad pretende impactar en el nivel cultural de los habitantes de la zona, abriendo posibilidades de educación y cultura, mejorando la calidad de vida de estos habitantes”.

“Como sabemos, la problemática de violencia que se ha generado en esta zona de la ciudad requiere ser atendida. Es por ello que los beneficiarios de este proyecto no solo son los que recibirían la oferta cultural, sino todos aquellos que veríamos reflejado el beneficio de fortalecer los valores sociales”, se aseguraba en el documento del proyecto universitario.

Este fue el espíritu que llevó a Javier Velázquez Moctezuma a impulsar esta réplica de la idea del Centro Cultural Universitario de la UNAM, en la delegación Coyoacán, sur de la capital. Pero hasta la fecha no ha encontrado eco. 

A finales de 2013, la UAM Iztapalapa renueva a sus autoridades, Velázquez Moctezuma termina su periodo. El proyecto podría nunca ver la luz.

Por eso, después de un crimen, de una balacera, como las que ocurren a menudo en Iztapalapa, la única respuesta de las autoridades seguirán siendo enviar más policías y más operativos que desaparecen conforme disminuye el reclamo ciudadano. 

Cuna de delincuentes

La violencia de Iztapalapa no es un mito. Históricamente, esta demarcación es una de las que presenta el más alto índice delictivo en proporción a su territorio y población.

En este año, los vecinos de algunas colonias colocaron sus propias mantas para advertir a los delincuentes el hartazgo por el robo de sus pertenencias personales y vehículos, lo que de inmediato encendió los focos rojos del delegado perredista, Jesús Valencia, uno de los más cercanos colaboradores del exjefe de gobierno, Marcelo Ebrard.

La Dirección para el Tratamiento de los Adolescentes, ubica a la delegación Iztapalapa en el primer lugar de las 16 demarcaciones del Distrito Federal con mayor número de adolescentes delincuentes que llegan al Ministerio Público, e incluso, a la cárcel.

Homicidio, privación ilegal de la libertad y robo, son algunos de los principales ilícitos que cometen los jóvenes de esta demarcación, fundamentalmente aquellos que no tienen oportunidad de trabajo y que abandonaron la escuela.

El calificativo de Iztapalapa “cuna de delincuentes”, merecido o no, está basado en algunas estadísticas del delito que recaban la Secretaría de Seguridad Pública local (SSPDF) y la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), en cuyos listados aparece esta demarcación en números rojos.

El territorio de Iztapalapa alberga uno de los lugares más míticos en cuanto a la delincuencia se refiere. Se ubica en la colonia La Joya, en el cerro del Peñón, y se le conoce como “El Hoyo”.

En esta zona, la inmensa mayoría de las construcciones son irregulares ante la falta de programas de escrituración que le aporten legalidad a sus viviendas. La situación se origina por la oleada de “paracaidistas” que desde hace años llegaron desde diversos estados de la República en busca de oportunidades de trabajo en la capital.

Estos tomaron predios a la brava y de ahí ya nadie los sacó, pese a la carencia de servicios urbanos básicos, agua, luz, y ni hablar de la recolección de basura.

Buscar recursos

Aunque la propuesta ya se ha sometido a diferentes instancias gubernamentales y privadas, dado su carácter cultural y educativo, el objetivo principal para financiarse ha sido dirigirse a la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados para obtener la mayor parte de los recursos.

De hecho, la UAM planteó ante el Congreso que la Secretaría de Economía del sexenio pasado había ofrecido 15 millones de pesos para apoyar el aspecto de vinculación que tiene el proyecto.

También recurrieron ante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), donde la entonces diputada local, Aleida Alavez, recibió la propuesta. 

La misma UAM planteó un proceso de financiación a través de tres mecanismos. Por un lado, partes del proyecto como los cines, la galería, la librería y la cafetería deberían dejar ganancias que se aplicarán en un fondo revolvente al mantenimiento del edificio. Por otro, las empresas que se instalasen en dicha plataforma cultural, deberían establecer compromisos financieros a fin de aportar al sostenimiento y crecimiento del edificio de vinculación.

“Una tercera fuente de ingresos se tiene contemplada a través de la oficina de Procuración de Fondos, que se encargará de conseguir donativos, para aplicarlos a los fines de este primer edificio de vinculación y del Centro Cultural Metropolitano”, planteaba el documento.

“La UAM, reconoce las historias de marginación, pobreza y delincuencia que vive Iztapalapa y en general la zona oriente de la ciudad de México, es por ello que quiere cambiar esta historia a favor de la propia sociedad y este es un beneficio intangible pero de incuantificable valor”, insisten los creadores del proyecto.

Conciertos para todos

Tan sólo en el Centro de Convenciones se pretende dar cabida a exposiciones, congresos y reuniones en un espacio con capacidad para albergar a mil 200 personas.

Hasta  la fecha no hay un lugar donde se puedan celebrar en la zona, porque no existe un local capaz de albergar concentraciones de esta magnitud.

En el Teatro que se plantea dentro del proyecto cultural se concibe para un auditorio de mil personas, capaz de presentar obras de gran calado, musicales, conciertos y de diversa índole.

Con esta construcción, proyectan los académicos, la zona oriente podrá recibir espectáculos mayores para los que actualmente no hay condiciones en esta parte del Valle de México.

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