Un sucio diciembre

Cada día los 8.8 millones de habitantes del Distrito Federal producimos más de 12 mil toneladas de basura. El 60 por ciento de estos residuos son inórganicos y el resto orgánicos.

Cada capitalino genera, en promedio, 1.5 kilos de basura diariamente. Pero en el mes de diciembre la generación de residuos por persona se dispara a 2 kilos. 

Dicho incremento de 500 gramos proviene de empaques y embalajes. De hecho, entre el 35 y el 40 por ciento del total de residuos inorgánicos son eso, empaques y embalajes elaborados con plástico, cartón y unicel.

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Años tardan en descomponerse los pañales no biodegradables
‘Sin moño y sin bolsita, por favor’ es el eslogan de la campaña contra el exceso de basura navideña
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Cada día los 8.8 millones de habitantes del Distrito Federal producimos más de 12 mil toneladas de basura. El 60 por ciento de estos residuos son inórganicos y el resto orgánicos.

Cada capitalino genera, en promedio, 1.5 kilos de basura diariamente. Pero en el mes de diciembre la generación de residuos por persona se dispara a 2 kilos. 

Dicho incremento de 500 gramos proviene de empaques y embalajes. De hecho, entre el 35 y el 40 por ciento del total de residuos inorgánicos son eso, empaques y embalajes elaborados con plástico, cartón y unicel.

Si bien la delegación Iztapalapa produce 2 mil 244 toneladas de basura (incluidas las 585 toneladas de la Central de Abastos), cada habitante de esa demarcación genera 1.2 kilos por día, mientras que en la Cuauhtémoc (que genera mil 303 toneladas diarias) cada habitante genera 2.5 kilos.

A mayores ingresos se produce más basura. De ahí que, por ejemplo, la delegación Miguel Hidalgo tenga un generación per cápita de 2 kilos, mientras que en Milpa Alta es de 900 gramos.

“El problema de los residuos en la Ciudad es muy gordo”, dice Yolanda Salgado, directora de Educación Ambiental de la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) en el DF. 

Con los datos anteriores esta dependencia se ha propuesto concientizar a los defeños sobre el gran problema del que forman parte. 

Los conmina a tener “un consumo más responsable, pensar antes de comprar y decir ‘no’ al moño y la bolsita”.

“Sin moño y sin bolsita, por favor” es el slogan de la campaña que ya circula en las redes sociales. 

Estando en puerta los próximos festejos decembrinos, cuando se realizan compras descontroladas de regalos, se pretende que los consumidores opten por prescindir de moños, bolsas y cajas. 

Tales envolturas producen una fascinación que en cuestión de segundos finaliza en el basurero. Los tiraderos no se dan abasto con tantos residuos que reciben a diario. 

Por ello es nodal que “pensemos cómo estamos consumiendo”, precisa Alonso.

La Sedema dice que se ha avanzado en la cultura de separación de residuos orgánicos e inorgánicos “pero debe hacerse una separación más fina en los residuos inorgánicos para favorecer el reciclaje”.

Los orgánicos, si están bien separados, se llevan a plantas de composta y se convierten en abono para camellones, jardines, parques y bosques. 

También se usan para el Suelo de Conservación que abarca el 59 por ciento del área total del DF. 

La zona más grande de este suelo tiene una superficie de 87 mil 204 hectáreas y se expande por las sierras del Chichinautzin, el Ajusco, Santa Catarina, el Cerro de la Estrella y las planicies lacustres de Xochimilco-Tláhuac y Chalco.

En tanto que los inorgánicos (cartón, papel, PET, aluminio, fierro, plástico duro, tetrapack, vidrio), si llegan limpios y separados, entran en una planta de transferencia donde se embalan y se transportan a otras plantas de reciclaje. 

Se trata de un 20 por ciento de estos residuos, una cifra que aún deja mucho qué desear. 

El objetivo es que suba a un 30 ó 40 por ciento.

El resto de desechos va a parar a un relleno sanitario porque van sucios o de plano no son reciclables, como los pañales no biodegradables que tardan en descomponerse entre 300 y 400 años.

Ese tipo de remantes son lo que contribuyen a la contaminación generando gas metano y despidiendo dióxido de carbono, “un pasivo ambiental que le vamos a dejar a las generaciones futuras”, afirma Alonso.

Basura del consumista

Se está cumpliendo una década de haber iniciado el programa de separación de basura y ya una buena parte de defeños entrega sus bolsas separadas. 

Sin embargo, para disminuir la huella ecológica y el impacto ambiental se requiere separar la basura más finamente y lograr que los supermercados cuenten con islas de reciclaje. 

“Debemos cambiar nuestros patrones de consumo, comprar cosas de mejor calidad. Hay cosas que no necesitamos y también nos urge, como gobierno, generar una regulación más severa de empaques y embalajes”, afirma Alonso.

Es común que uno o varios empaques de un producto van dentro de otro empaque, que a su vez se deposita en otro empaque para llegar al consumidor final. Es decir que “para comerte una galleta generas cuatro o cinco residuos inmediatos”.

Al no usar bolsas de tela, contribuimos a tirar 150 bolsas por persona al año, mismas que terminan en las coladeras, el drenaje, los ríos y el océano.

La Sedema contempla lanzar cuatro campañas anuales en el DF. La inicial, que corre de enero a marzo del 2014, se dedicará a la Calidad del Aire y Movilidad, pues en los primeros meses del año la calidad del aire mengua por el frío y las contingencias ambientales.

De marzo a junio, temporada de escasez de agua, se lanzará Cuidar el Agua es Cosa de Todos, que ya se hizo en meses pasados. 

Y es que “nos parece importante abordar el problema del abasto, cuánto nos cuesta, cuántas personas están dejando de pagarla, el subsidio, las fugas y el tema de hacernos responsable del uso del agua”, indica la experta.

De junio a septiembre se trabajará en una campaña con motivo del Día Mundial del Medioambiente cuyo tema aún se está discutiendo. Y entre octubre y diciembre se relanzará la segunda edición de Sin moño y sin bolsita.

Próximo Reciclatón: Mañana miércoles

El pequeño consumidor que llevamos dentro se ha hecho adicto a comprar aparatos eléctricos y electrónicos y, por ende, a desecharlos, pues la vida útil de estos aparatos es cada vez menor. 

El problema no solo es tirarlos, sino dónde lo hacemos. 

La Ciudad de México cuenta ya con el programa “Reciclatón”: jornadas de acopio de ciertos residuos eléctricos y electrónicos que ya no sirven, como teclados, mouses, computadoras, televisiones, refrigeradores, hornos de microondas, videocaseteras, videograbadoras, pistolas de aire, lavadoras, etc. 

Lo que no se reciben son lámpara fluorescentes, por ejemplo, al ser “residuos de manejo especial”.

La Sedema trabaja en colaboración con la empresa Proambi que se lleva todos los residuos a su planta, ubicada en Lerma, Toluca, Edomex. 

Ahí los depura, les saca los componentes que pueden ser reciclados (como los metales) y tritura los plásticos para luego a estos residuos insertarlos en nuevas cadenas de producción.

“Mucha gente guarda estos residuos en sus casas, en bodegas, que a la larga pueden generar una contaminación muy severa: tanto de suelo, de agua o de las vías respiratorias porque despiden muchas sustancias químicas, gases que pueden dañar la salud”, explica quien fuera la promotora del programa Muévete en Bici.

El DF no cuenta con un lugar para desechar y procesar estos residuos por lo que ahora se brinda esta opción a la ciudadanía. El próximo  Reciclatón será mañana miércoles y el jueves en la Universidad Intercontinental (UIC), y en diciembre habrá uno en la delegación Cuajimalpa, la sede está por definirse.

Aprende a separar

Si los siguientes residuos inorgánicos se desechan limpios y separados, entran en una planta de transferencia donde se embalan y se transportan a otras plantas de reciclaje:

> Cartón
> Papel
> PET
> Aluminio
> Fierro
> Plástico duro
> Tetrapack
> Vidrio

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