En su ánimo de corroborar la versión de PGR sobre el incendio en su edificio B2, Petróleos Mexicanos no deja de caer en contradicciones.
La paraestatal convocó ayer a una conferencia de prensa para dar detalles y mostrar “transparencia” acerca de lo sucedido. Solo amplió las dudas.
Dejando de lado la posibilidad de que la explosión sucediera por gas natural, se dijeron seguros de que fue por metano que se filtró por algún resquicio en cantidades que pudieron ser microscópicas, pero aún no descubren.
El perito Brian Dunagan, vicepresidente de integridad operacional de la Societé Générale de Surveillance (SGS), dijo que una cantidad de metano como “del tamaño de dos cajas”, con una concentración entre el cinco y el 10 por ciento, hizo volar tres pisos de la edificación.
El representante en México de SGS, Mauricio Chequer, informó que están revisando una tubería que encontró la PGR, pero que no está en los planos de Pemex.
“Lo que estamos haciendo ahora es eliminando fuentes de gas, pudo haber sido que algún gas hubiera penetrado de manera muy lenta”, detalló Dunagan.
Repitieron las mismas hipótesis ofrecidas por la autoridad ministerial acerca de la posibilidad de un antiguo drenaje o de la instalación hidrosanitaria.
Para dejar establecida esta versión en la opinión pública, la paraestatal dio una explicación muy distinta a la que tienen los contratistas.
Versiones falsas
En respuesta a pregunta expresa, el subdirector de servicios corporativos de Pemex, Eduardo Martin, aseguró que en el sótano del edificio B2 “no se había activado el sistema contra incendios” tipo FM200 instalado por la empresa Centro Agroindustrial (CAISA) en 2006.
Sin embargo, el gerente de CAISA, Alejandro Cervantes, dijo a este diario que sus sistemas sí se activaron y lo supo gracias a una confirmación hecha también ayer por la Superintendencia de Elevadores y Protección contra Incendios de Pemex.
Martin agregó que el sistema contra incendios no se había activado porque la parte del sótano donde está instalado fue la que sufrió el menor daño y que ni siquiera la losa se había dañado.
En cambio, Cervantes aseguró que, segundos antes de que explotara la zona de pilotes, el edificio se movió, por lo que el daño mayor pudo deberse a una falla estructural previa de la edificación.
El perito Dunagan por su parte no descartó que una falla estructural ayudara al colapso, pero añadió que ésta sería incidental y no la causa de la explosión.
De acuerdo con CAISA, la sacudida inicial habría levantado polvo del primer piso y los detectores de micropartículas, conocidos como detectores de humo, vaciaron los tanques de gas inerte del sótano.
Esto habría activado la alerta que está conectada al sistema de seguridad de la petrolera y que manda un mensaje tanto a las computadoras de Pemex como a los celulares de algunos encargados de seguridad.
Si en efecto esta alarma se activó, como asegura CAISA, los funcionarios debieron tener registro del peligro segundos antes de la explosión.
Pemex insistió en que no se activaron estas alarmas, como también enfatizó que no había mediciones de gas en esa zona porque no se necesitaban.
En cambio César Falcón, director adjunto de la empresa Conservación Pilotes de Control, S.A. (COPICOSA), aseguró en entrevista con Reporte Indigo que cada año realizaban revisiones de la cimentación del edificio.
En cada una hacían pruebas de calidad del aire, que incluían la revisión de los niveles de gas.
El director de COPICOSA, que ayer acudió a declarar ante la PGR, dijo que Pemex guarda en su información estos archivos.
Carlos Murrieta, director de operaciones de Pemex, confirmó que en efecto la paraestatal tiene copia de estos reportes, por lo que su revisión podría corroborar que nunca antes hubo rastros de gas metano.
COPICOSA no había realizado aún la prueba de gas en este año, ya que, a decir de su director adjunto, era un procedimiento que aún estaba pendiente.
SGS presente
La tarde de ayer aún no habían ingresado en la zona del siniestro ninguno de los contratistas, debido a las investigaciones.
La propia seguridad privada de la petrolera solo ha tenido acceso “en pequeños grupos y sin poder retirar nada del lugar”, dijo una fuente de Pemex que pidió anonimato.
La causa que alegó la PGR es que Pemex no podía ser “juez y parte” por lo que su personal especializado no debía tener acceso al material sensible, tanto de la zona de explosión como a los archivos en los pisos superiores.
En cambio SGS, contratista de Pemex en varios proyectos de auditorías, controles de calidad y peritaje externo para obras públicas, sí ha tenido acceso total.
No estaban en la conferencia de ayer peritos extranjeros, de las universidades públicas mexicanas ni de autoridad de gobierno alguna.
SGS tiene conflicto de intereses porque realiza peritajes en una zona donde están los archivos de varias áreas con las que ha tenido contratos, como Pemex Refinación.