Un ‘oasis’ en peligro de extinción: manantial de Escobedo se convierte lentamente en tiradero clandestino

Un manantial natural, hogar de flora y fauna de la región, se convierte lentamente en un basurero de llantas en el municipio de Escobedo
Alejandro del Toro García Alejandro del Toro García Publicado el
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Uno de los últimos oasis naturales de la Zona Metropolitana de Monterrey se encuentra en serio riesgo de desaparecer para dejar en su lugar a un “cementerio” de llantas.

A pesar de ser nombrado como área natural protegida y estar en constante vigilancia por parte de vecinos del sector, un manantial de agua ubicado en el parque público de la colonia Jardines del Canadá en el municipio de Escobedo, está siendo utilizado como un tiradero clandestino de llantas y botellas, afectando gravemente al equilibrio natural de la zona.

Botella de vidrio en medio de la reserva natural, una imagen cada vez más común en la zona
Botella de vidrio en medio de la reserva natural, una imagen cada vez más común en la zona

El ojo de agua sobrevive a pesar de la crisis hídrica que azotó a Nuevo León durante el año pasado, siendo el sustento de muchas especies de flora y fauna que hoy ven su ecosistema amenazado por las acciones de personas que lo contaminan de forma sistemática.

Un ‘oasis’ herido

Quienes frecuentan el lugar no dejan de sorprenderse debido a la insospechada variedad de animales que conviven en el sitio; es aquí, en un pequeño punto en medio de desarrollos urbanos y una avenida principal, que peces, aves y hasta tortugas coexisten en una perfecta armonía, misma que sólo es arruinada por la presencia de desechos como neumáticos rotos, papeles, envolturas de plástico y botellas de vidrio.

A través de los años, el manantial se ha convertido también en uno de los sitios preferidos de los habitantes de la zona, quienes acuden a las cercanías durante los fines de semana para pasear y tomar fotografías, excursiones que son cada vez más complicadas debido al estado de desgaste ocasionado por la contaminación.

Incluso, algunos residentes aprovechan el excedente de agua que corre por un pequeño canal de cemento, construido a un costado del enclave, para lavar sus automóviles.

“Los fines de semana la gente viene con los niños a mojarse los pies; ya no hay mucha agua, pero también acostumbramos venir los habitantes del sector para lavar el carro, y agarramos agua de aquí porque es agua que se está tirando”, comentó Jesús Rodríguez, habitante del sector.

La imagen actual del pasaje contrasta con el recuerdo que los vecinos tienen sobre del manantial, preguntándose por cuánto tiempo más podrá seguir sobreviviendo si las autoridades responsables no cuentan con plan para conservarlo y evitar que se convierta en otro rincón de naturaleza muerta en la Zona Metropolitana de Monterrey.

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