Un falso brillo

El Consejo de Evaluación de Desarrollo Social (Evalúa DF) se ha convertido en una aduana de papel. Para las autoridades locales este órgano de control ciudadano simplemente no tiene voz ni relevancia alguna.

Así lo ha demostrado el Gobierno del Distrito Federal, y especialmente la titular de la Secretaría de Desarrollo Social, Rosa Icela Rodríguez,  desde que asumió ese cargo el pasado 5 de diciembre.

Jonathan Villanueva Jonathan Villanueva Publicado el
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sesiones re realizarán en 2013
Cambiaron a los 38 funcionarios que tenía la institución sin el consentimiento de los consejeros; hasta la fecha no se tiene claridad de quiénes son los nuevos funcionarios
Evalúa DF enfrenta una serie de obstáculos en sus tareas diarias: falta de personal, recortes presupuestales y un desinterés total de las autoridades capitalinas son las quejas más comunes

El Consejo de Evaluación de Desarrollo Social (Evalúa DF) se ha convertido en una aduana de papel. Para las autoridades locales este órgano de control ciudadano simplemente no tiene voz ni relevancia alguna.

Así lo ha demostrado el Gobierno del Distrito Federal, y especialmente la titular de la Secretaría de Desarrollo Social, Rosa Icela Rodríguez,  desde que asumió ese cargo el pasado 5 de diciembre.

El Evalúa DF –órgano encargado de revisar los programas sociales– enfrenta una serie de obstáculos en sus tareas diarias: falta de personal, recortes presupuestales y un desinterés total de las autoridades capitalinas.

El encargado de asfixiar al consejo rector en la materia es el director general de la institución, José Arturo Cerón, quien fue nombrado por la titular de la Sedeso, su jefe jerárquico.

Por esa razón, los seis consejeros ciudadanos que conforman el Evalúa DF viven un verdadero viacrusis, al grado que en los últimos meses han pretendido renunciar al menos un par de veces.

En cambio, la imagen que muestra el GDF en torno a su principal bandera –los programas sociales– es ejemplar, sin tintes electoreros, beneficiarios fantasmas o cualquier otra imputación.

Y cómo no, si la dependencia que preside Rodríguez no acepta las recomendaciones que le presenta el Evalúa DF, o si lo hace, es de manera parcial o simplemente teórica.

El origen

El Consejo de Evaluación de Desarrollo Social es un órgano desconcentrado que fue creado en el 2008 con la finalidad de desarticular las acusaciones de los partidos de oposición, que señalan que los programas sociales que se usan con fines electoreros y clientelares.

La administración de Marcelo Ebrard puso en marcha la política con la cual apagaban cualquier conflicto social: un órgano rector y autónomo, pero sin libertad presupuestal e impuesto por su gabinete.

El modelo le funcionó. En su administración no hubo queja, por el contrario, el Evalúa DF se encargó de legitimar los programas sociales.

Esta instancia se conforma de 6 consejeros ciudadanos encargados de revisar los más de 180 programas que tiene la Sedeso, apoyados por un grupo de especialistas con capacidad de emitir recomendaciones vinculatorias.

Es decir, las observaciones de los consejeros se deben de atender, de lo contrario la Contraloría puede fincar responsabilidades por omisión. Pero en la práctica eso no sucede.

El jefe de Gobierno, junto con los miembros de su gabinete, eligen a los contralores ciudadanos del Evalúa DF, y la estructura es nombrada por el titular de la Sedeso.

Los consejeros son elegidos por un periodo de 4 años. Le tocó al gobierno de Ebrard, pero como concluía su administración, ya no fue de interés nombrar perfiles a modo. Por eso llegaron personas críticas, quienes comenzaron a hacer observaciones desde su toma de protesta: junio de 2012.

El primer roce

Con la llegada de Miguel Ángel Mancera al antiguo palacio del Ayuntamiento, y de Rodríguez a la titularidad de la Sedeso comenzaron los conflictos. Un desinterés total de la dependencia a las observaciones fue el primer roce.

Por eso, el 25 de enero del 2013, los consejeros cerraron filas y decidieron buscar directamente al mandatario capitalino. Enviaron una carta al GDF pidiendo una audiencia con Mancera.

Ahí expusieron que habían agotado todas las posibilidades de diálogo con las autoridades competentes.

Nunca hubo una respuesta oficial por parte del GDF. Incluso, los consejeros ciudadanos afirman que lo único que consiguieron fueron reproches de la titular de la Sedeso.

A partir de ahí las problemáticas se incrementaron. El director general, José Arturo Cerón, despidió a los 38 funcionarios que tenía la institución sin el consentimiento de los consejeros.

Hasta la fecha, aseguran que no tienen claridad de quiénes son los nuevos funcionarios, o cuál es el cargo que desempeñan, ya que nunca se presentaron con ellos.

En la sesión ordinaria del 12 de marzo, los consejeros reclamaron al director general que las versiones estenográficas se estaban alterando. De acuerdo con los titulares del Evalúa DF, se hacían a modo con el nuevo personal.

“Nos percatamos que no plasmaban nuestras observaciones a las revisiones de programas específicos, por eso le reclamamos a Arturo que tenía que poner alguien eficiente”, dijo en entrevista Arcelia Martínez Bordon, consejera ciudadana.

La cascada de trabas

 En el 2012 y el 2013 el Evalúa DF se ha mantenido con un presupuesto de más de 21 millones de pesos por año, sin embargo, la forma en que se ejercen cambiaron sustancialmente.

El año pasado se tenía una partida de 3 millones 300 mil pesos para investigaciones científicas y de desarrollo, mientras que para impresiones contaban con un presupuesto de un millón 214 mil pesos.

Sin  aviso alguno, o previa negociación con los consejeros ciudadanos, el director general decidió reorientar los costos, disminuyendo en más del 50 por ciento los gastos específicos de la naturaleza del Evalúa DF.

Según consta en el detalle de gastos del órgano, para este año tenían presupuestados un millón 850 mil pesos para investigaciones científicas y de desarrollo.

Mientras que en el rubro de impresiones el monto autorizado quedó en 600 mil pesos. Estos puntos son la base del trabajo de los consejeros, por lo cual hay un impacto negativo directo en su labor.

“Tuvimos que reclamar al director, el dijo que no era cosa suya y le echó la bolita a la Secretaría de Finanzas, donde se nos prometió darnos una ampliación que todavía no llega y ya estamos a medio año”, indicaron.

Otra raya al tigre

De 21 sesiones realizadas, la secretaria de Desarrollo Social solo ha acudido a una, y eso porque se realizó en las oficinas de la dependencia, por lo cual no hay a quién reclamar las inconsistencias del director general.

De acuerdo con los quejosos, si bien es cierto que hay un representante de la dependencia en las reuniones, es poco o nulo el interés en resolver las problemáticas de fondo, ya que Rodríguez nunca los escucha.

Además, con los movimientos de personal se perdió el registro de los avances y las observaciones que se han hecho a lo largo de este año, por lo cual los consejeros tuvieron que empezar de cero.

“Hemos recopilado información paulatinamente por nuestra cuenta, nosotros ya no contamos con el personal que originalmente estaba para el servicio de las evaluaciones”, reitera el consejero Manuel Canto.

Los informes parciales indican que en teoría la dependencia ha aceptado el 84 por ciento de las recomendaciones del Evalúa DF, pero que de ese total el 50 por ciento se aceptó parcialmente y el resto solo en teoría.

“No tenemos ninguna señal por parte de la dependencia de que les interesa nuestro trabajo. El 18 por ciento de las recomendaciones de plano no fueron aceptadas, por lo cual tenemos la mitad en controversia.

Lo cierto es que mientras el órgano siga respondiendo a los intereses del GDF, haya caso omiso a las recomendaciones y sigan asfixiando al Evalúa DF seguiremos viendo programas brillantes, pero solo mediáticamente.

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