¡Guácala! UANL tiene un ‘poste de chicles’; ¿por qué los alumnos pegan gomas de mascar? Esta es la razón
El palo de madera es muy conocido por los universitarios, docentes y personal administrativo
Jorge NarváezAsí como en París se hizo una tradición colocar un candado en el Puente de las Artes para demostrar el amor hacia otra persona, en Nuevo León también existe una peculiar costumbre que consiste en pegar una goma de mascar en un poste.
En la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) existe un “poste de chicles” muy conocido por alumnos, maestros y personal directivo, pero también muchos no conocen la historia del por qué pegan los chicles en un palo de madera, acto que a todas luces se ve antihigiénico.
Estudiantes dejan su chicle en poste
Durante muchos años y tras el paso de varias generaciones, las y los alumnos han dejado su paso en la UANL el recuerdo en el “poste de los chicles” ubicado entre la Facultad de Organización Deportiva (FOD) y la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (FIME).
Entre los pasillos se puede ver a una distancia considerable la forma extraña que ha tomado el poste por la colocación de cientos de chicles pegados por los universitarios.
@uanlred La #UANL tiene diferentes mitos y leyendas, una de ellas es el famoso PosteDeChicles. Le preguntamos a nuestros estudiantes qué tanto saben de este icónico lugar en Ciudad Universitaria. ¿Tienes una anécdota? Escríbela en los comentarios🫂 #Chicles #parati #estudiantes #Uanl
Cuenta la leyenda que para dejar un chicle pegado en el lugar debe haber una buena razón, como haber aprobado una materia complicada; sin embargo con el paso del tiempo los motivos se han extendido y ahora solo basta con tener un buen recuerdo para “inmortalizarlo”.
También se dice que al pegar una goma de mascar se cumplen los deseos, no todos, pero se tiene la creencia que el poste tiene cierto “poder” para hacerlos realidad.
De acuerdo a la Universidad, la tradición inició hace 40 años y cuenta con mayor antigüedad que el muro de los chicles ubicado en el Post Alley en Seattle, Estados Unidos.
El “monumento” ha permanecido de generación en generación y aunque en algun momento se pensó en limpiarlo, esto no sucedió al convertirse en una tradición universitaria: chicle que llega, chicle que se queda.