Ventilan casos de sextorsión en UANL

El 12 de junio, Selene recibió un mensaje privado en su cuenta de Facebook.

El remitente era su propia cuenta, y el contenido eran fotografías íntimas que le habían robado de sus cuentas de correo en Gmail y Hotmail.

El mensaje también contenía una advertencia, aquel o aquellos que habían “secuestrado” su cuenta contaban con más fotografías y estaban dispuestos divulgarlas.

“Me amenazan con que si cambio mis contraseñas van a divulgar el contenido enviándoselo a mis contactos o haciéndolas públicas, es así como yo me doy cuenta”, relata.

Jesús Padilla Jesús Padilla Publicado el
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“Se minimizan este tipo de casos y no se ve el alcance a nivel psicológico y social que tienen las personas afectadas. Es un tema de género. Nos intentan amedrentar con cuestiones de sexualidad, apelando a la vergüenza”
SeleneEstudiante de la Facultad de Música de la UANL sobre la inacción de la autoridad

El 12 de junio, Selene recibió un mensaje privado en su cuenta de Facebook.

El remitente era su propia cuenta, y el contenido eran fotografías íntimas que le habían robado de sus cuentas de correo en Gmail y Hotmail.

El mensaje también contenía una advertencia, aquel o aquellos que habían “secuestrado” su cuenta contaban con más fotografías y estaban dispuestos divulgarlas.

“Me amenazan con que si cambio mis contraseñas van a divulgar el contenido enviándoselo a mis contactos o haciéndolas públicas, es así como yo me doy cuenta”, relata.

El acosador solo envió una foto íntima a uno de sus contactos el mismo día que le enviaron el mensaje.

Selene, estudiante de segundo semestre de la Facultad de Música (Famus) de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), ignoró el intento de chantaje e intentó recuperar sus cuentas, pero la persona que había ingresado se percató y cambió las contraseñas, impidiéndole el acceso. En el transcurso de los días las pudo recuperar, aunque no fue fácil.

Cuando recuperó sus cuentas se percata que desde marzo pasado había actividad sospechosa en sus correos, múltiples ingresos desde dispositivos no reconocidos y cambios de contraseña, cuyas advertencias fueron eliminadas de su bandeja de entrada, pero permanecían en la papelera.

Se acercó al Instituto Estatal de las Mujeres para que la asesoraran y la acompañaran a presentar una denuncia; la canalizaron a la Procuraduría General de la República, que a su vez la envió a la Procuraduría Estatal, donde denunció su caso el 16 de junio.

“Conforme empiezo a indagar me doy cuenta que es una situación sabida por muchos estudiantes y algunas personas que ahí laboran y es entonces que comienza la movilización. Se van uniendo otras chicas y vamos descubriendo cada vez más casos”.

Una situación conocida en la Famus por lo menos desde 2014: hackeo de sus cuentas de correo y de redes sociales, violación a la privacidad, acoso, amenazas y chantaje para no hacer públicas fotos íntimas obtenidas ilegalmente. Hasta que las amenazan, las afectadas se dan cuenta de que un tercero tiene control de sus cuentas.

Es un tema de género

Las autoridades de la Facultad de Música de la UANL ya tienen conocimiento de esta problemática, aunque según el juicio de las víctimas, la situación se ha minimizado.

Una doble victimización que sería grave ante la situación que viven las mujeres en Nuevo León, una de las entidades bajo la Alerta de Violencia de Género.

“Se minimizan este tipo de casos y no se ve el alcance a nivel psicológico y social que tienen las personas afectadas. Es un tema de género. Nos intentan amedrentar con cuestiones de sexualidad, apelando a la vergüenza”, detalla.

Selene creó el Movimiento Estudiantil Contra el Hackeo en Famus. Han documentado 12 casos y tienen conocimiento de otros cinco. Todas son alumnas de Música y han utilizado las computadoras de uso público de la Biblioteca de la escuela o han ingresado desde sus dispositivos a la red pública de la misma.

Sospechan que el o los agresores obtienen su información de los equipos de cómputo o los servidores del Instituto.

“Hubo chicas que ya no querían ir a la escuela, casos donde les decían a las chicas sus direcciones, sus rutinas, entonces ellas tenían tanto temor (…) una de ellas fue a dar al hospital por el estrés”.

La pesadilla de Edith

Edith, ya egresada de la Famus, vivió una pesadilla que se alargó desde octubre de 2014 hasta los primeros días del 2017.

A finales de octubre de 2014 le llegó un mensaje privado a su cuenta de Facebook con la palabra “Hola”, el remitente era una cuenta que ella misma había creado pero que había dejado de utilizar porque olvidó la contraseña.

Después recibió un correo electrónico de una de sus cuentas en donde le enviaban fotografías íntimas que había enviado en mensaje privado a través de Facebook y una advertencia: que contestara ese correo si no quería que divulgaran sus fotos.

“Me da mucho miedo, no sé que hacer, y en cuanto quiero contestar el correo, éste ya no estaba. Me doy cuenta que alguien estaba en ese momento dentro de mi cuenta, me asusté muchísimo”, relata Edith.

En marzo de 2015 le envían una imagen para mostrarle que subieron una de sus fotos semidesnuda a una página pornográfica; la foto fue borrada poco después.

Cerró sus cuentas y abandonó por meses las redes sociales; abrió una nueva cuenta hacia finales de 2015, y en 2016 su agresor volvió a amenazarla desde un perfil de Facebook creado solo para amedrentarla.

“Me sentía muy mal, no quería salir, sabía que alguien en la Facultad sabía todo de mí. No quise denunciar para ya no desgastarme más”.

‘No han aportado pruebas’

Luis Gerardo Lozano, coordinador de la Famus, asegura que desde que recibieron el oficio denunciando los casos de sextorsión, la Facultad inició una investigación, aunque las denunciantes no han aportado pruebas.

“Yo les pedí que me trajeran una prueba, que me imprimieran uno de los correos que estaban recibiendo, y si había alguna fotografía íntima de ella que las tacharan, pero queríamos ver a parte de la redacción del texto, por lo menos para tener un indicio de donde pueda venir.

“Se necesitan pruebas para poder actuar, no solo el dicho de una persona. No tenemos elementos para afirmar que algún alumno de aquí de la facultad lo hizo, y si lo hizo es una decisión personal, no es un asunto de la institución”, apunta.

La investigación interna la realiza la Dirección de Informática de la UANL, que comenzó a revisar las computadoras de las bibliotecas, aunque Lozano advierte que se van a revisar otras computadoras, incluso las utilizadas por el personal que labora en la Famus. Las autoridades escolares no han recibido notificación de alguna autoridad estatal que les pida aclarar o dar facilidades para la investigación ministerial.

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