Twitter, la máquina de las emociones
El Inegi se ha dado a la tarea desde el año 2016 de medir el estado de ánimo de los usuarios de Twitter en México, lo cual permite conocer qué temas dentro del debate público los hacen sentir felices, tristes o enojados
Julio RamírezEn México se sabe cuando los tuiteros están enojados o contentos. El Inegi ha desarrollado una plataforma para determinar el estado de ánimo de los usuarios de Twitter con respecto a los temas que se discuten a través de la aplicación.
El estudio experimental de la red social Twiter se realiza desde el 1 de enero de 2016 y cada día hace un balance promedio de 60 millones de mensajes que previamente fueron seleccionados para dejar fuera a los ‘bots’.
En 2016 con la entrega de los premios MTV, por ejemplo, se marcó un repunte histórico en cuestión de felicidad. El año nuevo de 2017 reportó otro pico. Al igual que cuando se movió en redes el 23 de junio de 2018 el hashtag #imaginémonoscosaschingonas.
Ese día la Selección Mexicana se enfrentó a Corea del Sur en el Mundial de Rusia 2018, partido que ganó 2 a 1 y la alegría se desbordó en Twitter, de acuerdo con las estadísticas plasmadas en el estudio del Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía “Estado de ánimo de los tuiteros en México”.
En cuanto a tristeza y enojo, el mayor pico es el del 17 de octubre de 2019, cuando las fuerzas federales capturaron y después dejaron libre a Ovidio Guzmán, el hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Otro del mismo tipo se reportó el 17 de febrero de este año cuando la gente discutía el caso del asesinato de la niña Fátima en medio de la indignación por otros casos de feminicidios, como el de Ingrid Escamilla.
La tragedia de Tlahuelilpan, Hidalgo, el 18 de enero de 2019, en el que la explosión de un ducto de Pemex dejó 137 personas muertas, también quedó marcado como uno de los días más tristes de los últimos años en México dentro de Twitter.
Otra caída importante se registró el 19 septiembre de 2017 cuando un sismo afectó gravemente diversos estados del país.
La marcha de mujeres del 8 de marzo de este año y el paro nacional que este grupo poblacional realizó al día siguiente también provocó una rabia e indignación en los tuiteros pocas veces vista, la cual llegó al mismo nivel que la del día de la tragedia de Tlahuelilpan.
Esta herramienta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) que sigue el rastro emocional de los tuiteros a través de un algoritmo define si un tuit es positivo o negativo de acuerdo a las palabras clave que identifica.
“Para generar la estadística del estado de ánimo de los tuiteros en México es necesario calificar cada tuit de acuerdo a la carga emotiva que identifique el estado de ánimo que tenía el tuitero cuando escribió el tuit.
“Si esto tuviera que hacerse manualmente sería una tarea monumental, por ello se utilizan técnicas de machine learning”, explica el documento metodológico del estudio.
Además explica que se trata de “un ejercicio de ciencia de datos en el que intervienen disciplinas como matemáticas, estadística, ingeniería de datos, reconocimiento de patrones y aprendizaje, computación avanzada, visualización, modelado de la incertidumbre, almacenamiento de datos y cómputo de alto desempeño. Los mensajes que se identifican para el estudio están “georreferenciados”, de tal manera que es posible interpretar los datos de los tuiteros locales y aquellos que están en México de paso, siempre y cuando escriban en español”.
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Twitter: Un termómetro de los tiempos
De acuerdo con los datos de Twitter presentados por el Inegi, el momento que vive México actualmente no es positivo.
La crisis ocasionada por el coronavirus Covid-19 en el mundo, el descontento social por los feminicidios, la violencia e inseguridad en el país y la crisis petrolera son parte de los temas que hoy condicionan el debate de Twitter en México.
El psicólogo social Juan Talamantes afirma que no estamos acostumbrados a tener este tipo de mediciones, sin embargo se han popularizado poco a poco.
Por otro lado, el coach ontológico Juan Plata asegura que esta estadística refleja que las emociones del país son compartidas luego de socializar los hechos diarios.
“Las emociones se contagian cuando empezamos a compartir los mismos juicios. Todos nosotros somos observadores y cuando ocurren diferentes situaciones donde nos sentimos afectados, sentimos que la circunstancia no es favorable y que hay algo que nos duele a todos porque es algo que nos está perjudicando como sociedad, entonces comienzan las reacciones, que son emociones que se contagian. Eso es lo que yo veo en la tendencia de los números”, refiere Juan Plata.
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‘No hay que dejarse llevar por la emoción’
Juan Plata, quien se dedica a orientar a personas y empresas en materia de desarrollo humano, asegura que es fundamental no dejarse llevar por toda la información que existe en redes sociales como Twitter y en Internet para no cederle poder a la tristeza.
“Hay diferentes medios para acercarnos a una evolución personal. El primero y más antiguo es la religión, pues nos da preceptos y funge como una guía para tener una mejor convivencia. Hay un código, hay mandamientos, prácticas religiosas; también hay prácticas espirituales como la meditación y todo lo que nos ayuda a elevar nuestra conciencia; hay prácticas sociales de diferentes culturas, el yoga, grupos para platicar ciertos temas, organizaciones sociales y si nos sumamos todos sí podemos encontrar alguna clase de solución a los problemas que causan tristeza”.
Para no dejarnos llevar por las emociones, hay que hacer un trabajo personal de conciencia y trabajar “nuestras propias heridas”
“Debemos trabajar en nuestro poder personal porque le estamos cediendo nuestro poder al enojo. Le estamos cediendo nuestro poder a la tristeza y a todas esas emociones que nos paralizan y que no suman a nuestro crecimiento”, afirma el experto.
Lo más importante para enfrentar los sentimientos negativos, explica Plata, es llevarlos hacia la búsqueda de soluciones concretas.
“Hay que entender de dónde viene todo esto, por qué la gente es violenta, por qué reaccionamos, por qué empezamos a sentir eso que sentimos. Hay que canalizar esto hacia una solución concreta porque de nada nos sirve crear un ambiente de tensión y de más violencia porque ya las manifestaciones se vuelven más agresivas. Se suma el dolor de cada una de las personas y cada quien en sus foros emite su opinión y cada quien concuerda con todo lo que pensamos y miramos que está mal”, expresa.
Agrega que es preocupante ver este tipo de resultados, ya que los estados emocionales mueven a las personas.
“Las cosas suceden para algo. Si hoy estamos en un contexto donde necesitamos soluciones porque la situación ya es insostenible, entonces hay que hacernos cargo como personas de nuestra conciencia y como sociedad de nuestras instituciones y de nuestro gobierno, para hacer a un lado la apatía y lograr una mejor convivencia social”, explica.
‘Discusión pública incide en decisiones’
El debate público sí provoca reacciones en las autoridades y círculos de poder, lo importante es “no engancharse” con gente que sea provocadora, asegura el psicólogo Juan Talamantes Pérez.
“La discusión pública incide, de cierta manera incomoda a ciertos grupos sociales, pero se necesita algo más que un simple tuit o un post en Facebook para poder lograr un cambio. Lo que se hace es evidenciar ciertas situaciones y nos ayuda a enterarnos del panorama social, de lo que estamos viviendo, y a partir de eso nos ayuda en la toma de decisiones. Qué puedo hacer yo desde mi círculo social, desde mi entorno, para modificar el contexto en el que estoy”, explica.
El especialista, quien cuenta con estudios en discusión sobre teoría contemporánea de género, dice que la gente que navega en Internet no busca cambiar su opinión –y sobre todo en Twitter– sino que buscan imponer la suya.
“Si te metes en ese juego, por donde le veas, vas a salir perdiendo, aunque tú tengas la razón, aunque tengas los datos duros, la gente ahorita tiene un ego enorme”.
Las discusiones en redes como Twitter sí ayudan, de acuerdo con el psicólogo, a que la gente adopte algunas conductas, sobre todo para mejorar.
“Es una cuestión que te ayuda al autoanálisis para poder modificar tus conductas. Donde yo vivo se hizo un tendedero de acoso sexual y se evidenciaron a varios integrantes de la universidad, a partir de eso se sabe que quien realice ciertas conductas puede llegar a aparecer en ese tendedero. Se está poniendo un tope a los comportamientos misóginos o machistas, que a veces ya están naturalizados, están normalizados”, explica.
Si bien es cierto que las redes sociales ayudan a que sepamos cosas que suceden en otras partes del mundo en poco tiempo, también pueden darnos una sensación de que sabemos lo mismo que un especialista, lo que es una falsedad.
El experto recomienda no enfrascarse en discusiones con gente violenta y, si una vez escrita una opinión alguien rebate de manera agresiva, lo mejor es dejarlo ahí, sobre todo si no conocemos al usuario en persona.
“Me ha tocado tener contacto con personas que en Internet son muy crueles y abusivas y en la vida diaria tienden a ser más calmados o a guardarse lo que piensan y utilizan las redes como un método de catarsis para liberar lo que en la vida real no logran hacer”, agrega.