https://youtu.be/pYusj2wIyjQ
La inminente llegada serán exponenciales La inminente llegada de Donald Trump al gobierno norteamericano mantiene en vilo a toda la zona fronteriza de México y Estados Unidos.
En un sentimiento ambivalente, que oscila entre miedo y arrojo, migrantes, activistas y autoridades reconocen que los ries gos para los mexicanos aumentarán una vez que Trump lleguea la Casa Blanca.
Sin embargo, también apuestan por redoblar esfuerzos para proteger a los migrantes, la parte más débil de la vecindad entre ambos países.
Aunque se tiene esperanza en que el magnate cambie su punto de vista sobre México y los mexicanos, lo cierto es que debajo de esos deseos se esconde el miedo no solo a las decisiones que se tomen desde Washington, sino a la reacción que la sociedad más conservadora y racista pueda tener hacia los migrantes y hacia el país en general.
Y no se trata solo de la migración. En las zonas fronterizas mexicanas existe temor por la incertidumbre económica que se avecina.
Aunque ya menos que hace unos años, algunas partes de su economía cotidiana todavía se resuelven en dólares. Desde la renta de casas que se cobran en moneda americana, hasta los ta-
cos o burritos que cuestan 1 dólar en un puesto callejero.
En Estados Unidos, no se teme solamente por los indocumentados que ya están en territorio norteamericano, sino por quienes apenas intentarán cruzar.
Si se construyen apenas algunos metros del muro fronterizo, las muertes en el cruce serán exponenciales, han dicho los activistas.
Y para ayudar a quienes ya se encuentran en el vecino país del norte, los líderes sociales coinciden en que con Trump o sin él, los mexicanos y los latinos en general continuarán llegando y viviendo en Estados Unidos, pues más allá de los riesgos que deban correr, está el sueño de tener un mejor futuro para sí y sus familias.
Llegar como sea
Manuel Sánchez ha esperado más de un mes poder pasar a Estados Unidos. Está varado en la comunidad de El Sásabe, Sonora, desde el 10 de noviembre pasado.
Los polleros que lo van a cruzar por el desierto no le han dado fecha para salir de ahí.
A pesar de estar a un kilómetro de la línea fronteriza, a Manuel le parece que un universo lo separa de su madre, con quien quiere reunirse en Nueva York para ayudarle a sobrellevar el cáncer que padece desde hace unos meses.
Sabe que debe cruzar lo más pronto posible, antes de que Donald Trump llegue a la Casa Blanca y tenga el poder de tomar decisiones que podrían truncarle su sueño para siempre. Podría ya no alcanzar a ver a su madre con vida.
“Trump no hace nada. Puede deportar a miles de personas y miles de personas lo van a seguir intentando. Así es el juego. Él manda mil personas a México, y México te manda a otras mil personas.
“Miedo lo hay, especialmente cuando no tienes papeles. Y así mande al Departamento de Migración, no puede. Somos muchos, y vienen más”, expresó Manuel.
Lo mismo piensa Jesús Talamantes, un migrante mexicano que fue deportado de Estados Unidos y espera desde hace algunos meses en Ciudad Juárez, Chihuahua, poder reunir el dinero para intentar pasar nuevamente la frontera y reunirse con su familia.
“Yo digo que va a haber algunos problemas, pero no va a poder con toda la gente. Yo había escuchado una estadística de que entraban a Estados Unidos unos 5 mil indocumentados, y de ellos detenían a unos 2 mil. Yo digo que yo voy a cruzar entre Llegar como sea esos 3 mil. Están mandando a la gente hacia acá, pero ese presidente (Donald Trump) se me hace a mí que no dura mucho.
“No se va a poner tan duro, seva a poner duro para la gente que está detenida ahorita o que tenía oportunidad para arreglar papeles, se les van a negar, o se les van a quitar los permisos. Pero sacar a toda la gente es imposible, estamos por todo Estados Unidos”, comentó.
Los migrantes dicen no temer a un posible aumento de guardias de la Patrulla Fronteriza o a que se levante un muro a lo largo de toda la frontera. Ellos encontrarán la manera de pasar la línea y acercarse más a sus sueños.
‘Va a ponerse peor’
Quienes no son tan optimistas son los defensores de derechos humanos.
Saben que si Trump cumple sus promesas, podría empeorar la pesadilla que muchos viven por tener una mejor vida en el norte.
Una de ellas es Isabel García, presidenta y fundadora de la Coalición de Derechos Humanos, en Tucson, Arizona.
“Yo creo que Trump sí representa una amenaza grandísima y debemos de ver muy claro lo que resultó también por falta de nuestras comunidades para estar educadas y listas, porque no podemos tener un salvador, depende de nosotros”, señaló.
García, una abogada y activista pro migrante nacida en Estados Unidos, pero de padres mexicanos, ha dedicado su vida a apoyar a las comunidades de migrantes en ese país. Su esfuerzo derivó en lanzar una línea telefónica de búsqueda para migrantes desaparecidos.
Su esfuerzo se unió también al de otros activistas para formar otros grupos en Tuscon, como No Más Muertes, que se dedica a buscar restos de personas en el desierto que fallecieron en su intento por cruzar a Estados Unidos; o el Centro Colibrí, que analiza los restos y recolecta ADN de personas que perdieron a un familiar en el desierto de Arizona.
En el 2006, Isabel García ganó el Premio Nacional de Derechos Humanos de México. Su nueva iniciativa es preparar a los migrantes para lo que se viene.
“Ahorita hay mucho miedo; y entonces si uno tiene miedo, lo que debe hacer es prepararse.
Estamos teniendo muchas reuniones de preparación. En esta comunidad, y en el estado ente ro, ya tenemos más preparación por todo lo que hemos pasado; ya tuvimos a Joe Arpagio, todo lo que hemos vivido en Tucson con la patrulla fronteriza.
“Entonces nosotros tenemos más preparación que otros sectores de Estados Unidos por la mano dura que hemos tenido”, dijo García.
La Coalición que encabezaahora reparte trípticos y tarjetas donde se habla a los migrantes sobre sus derechos y lo que deben hacer si son acosados por cuerpos policiacos que quieran deportarlos.
Eduardo Morones, director ejecutivo y fundador de Ángeles de la Frontera, una organización de ayuda a migrantes con base en San Diego, California, tiene una esperanza de que Donald Trump sorprenda al mundo al cambiar su postura respecto a los migrantes.
“No solo es Trump, los republicanos tienen la presidencia, el Congreso y el Senado, es una situación muy peligrosa.
No sabemos qué va a pasar.
Estamos viendo a quién tiene en su gabinete, que son personas muy a la derecha, es muy preocupante. No sabemos, pero yo siento que nos va a sorprender.
“Lo que ha dicho del muro y de deportar a los 11 millones de personas no es tan fácil como él piensa. Yo creo que sobre el muro va a hacer algunas cosas, no puede hacerlo como él quiere. Y sobre deportar tampoco es tan fácil (…) van a ser tiempos difíciles, pero hay que recordar que en dos años hay una nueva elección para el Congreso”, comentó.
Enrique Morones también ha dedicado su vida a la defensa de los migrantes en Estados Unidos. Una de las tareas más notorias que realizan los Ángeles de la Frontera es internarse en el desierto para dejar galones de agua que puedan encontrar los migrantes en su travesía hacia EU.
En 2009 le fue otorgado el Premio Nacional de Derechos Humanos de México por su ayuda la comunidad migrante. Al igual que Isabel García, en estas semanas se ha dedicado a asesorar a las personas indocumentadas sobre susderechos y lo que no pueden hacer las autoridades que los quieran deportar.
“Ahorita las personas que no tienen papeles tienen que poner sus cosas en orden.
Quién va a cuidar a los hijos si los deportan, que tengan a alguien que tenga el poder del abogado, cómo responder a las autoridades si les están preguntando. Es una situación en la que tenemos que estar más unidos que nunca.
“Vienen tiempos muy difíciles (…) Hay mucho miedo no solo en la comunidad latina, sino con los musulmanes, las mujeres, las personas sin papeles”, expresó.
Morones relató que tan pronto como el 9 de noviembre, un día después de la elec ción en Estados Unidos, un grupo de personas sin documentos se reunieron afuera de la sede de Ángeles de la Frontera para preguntar qué debían hacer o cómo podían protegerse. La preocupación sobre lo que va a pasar tiene a gran parte de la comunidad en estado de alerta.
El activista reprochó al gobierno mexicano su actitud tan laxa hacia los ataques y planes del hoy presidente electo.
“Un mexicano es un mexica no dondequiera que esté parado, así sea en Estados Unidos o en México. Yo entiendo bien la política de México de no meterse en asuntos extranjeros; pero eso no es de extranjeros, es de mexicanos que vivimos en diferentes partes del mundo.
“A mí se me hace que no respondió el gobierno mexicano pronto a lo que dijo Trump.
Claro que fue una mala idea invitar a Trump a Los Pinos.
Esa casa es de todos los mexicanos; y una persona que nos está ofendiendo tanto, cómo es posible que lo dejan llegar, y más si ni siquiera era un cargo oficial, es una persona que hizo su campaña atacándonos; es absurdo, no se debió hacer”, acusó.
Ambos activistas mexicoamericanos sostienen que no solo es la migración lo que les preocupa, sino las consecuencias que el racismo y la discriminación tendrán sobre todos los extranjeros en Estados Unidos, sean legales o no.
Ya comenzó
Aunque todavía falta un mes para que Donald Trump asuma el cargo como presidente de los Estados Unidos, las consecuencias ya empezaron a verse en el territorio que comparten ambos países.
En Ciudad Juárez, por ejemplo, los albergues de migrantes ya reportan una afluencia mayor de personas que buscan pasar la frontera antes de que el magnate llegue a la Casa Blanca.
Ivonne López de Lara, trabajadora social de la Casa del Migrante de esa ciudad chihuahuense, relató que a partir de noviembre ha aumentado el número de personas que llegan a esa frontera.
“Sí vemos un cambio al alza, ya lo estamos viendo y eso que todavía no entra (Trump), pero ya está fomentando el terror”, comentó.
En Tijuana, Baja California, las autoridades ya se preparan para la ola de migrantes que podría llegar en las próximas semanas; pero no tanto de quienes busquen salir hacia Estados Unidos, sino de aquellos que son deportados por esa frontera.
Juan Manuel Gastélum, alcalde de la más importante ciudad fronteriza de México, comentó que el de los deportados ha sido un problema histórico en la comunidad porque son expulsados miles de personas cada año por ese puerto de salida y lo han solucionado; la preocupación, aseguró, está en otro lado.
“El Gobierno federal sí se tiene que preocupar. Porque no puede permitir no crear empresas, no permitir que la rueda de la economía esté dando vueltas. Eso es lo malo del gobierno. ¿Cuál es el problema del Gobierno federal? Que el ingreso de las remesas es el segundo lugar de ingreso de dinero; esa es su preocupación, con todo respeto”, expuso.
Gastélum, de extracción panista, cuestionó por qué el gobierno no hace lo que tiene que hacer, como bajar impuestos para que las empresas puedan crear más empleos o mejorar las condiciones para abrir em presas.
“El Gobierno federal tiene que ponerse las pilas. Vienen para acá y se asustan. Y no digo asustan en el sentido despectivo, más bien les impacta”, acusó el presidente municipal.
El recorte al gasto en el 2017 pondrán en aprietos a las ciudades fronterizas, que son las primeras en atender a las personas que son deportadas de Estados Unidos.