El dióxido de cloro, comercializado como una solución mineral “milagrosa” para el tratamiento de la Covid-19 y otros padecimientos, provoca efectos adversos en la salud, alertaron autoridades de la UNAM.
En reiteradas ocasiones organismos calificados como la Organización Mundial de la Salud han indicado que no existe un tratamiento efectivo para combatir el Covid-19, por lo que han surgido opciones “milagrosas” en el mercado para curar la enfermedad; pero estas soluciones no tienen sustento científico y pueden ocasionar repercusiones en la salud de las personas que las cosumen.
El académico Carlos Rius Alonso, del departamento de Química Orgánica de la Facultad de Química (FQ) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señaló que el dióxido de cloro, opción para el tratamiento de COVID-19, provoca alteración de la actividad eléctrica del corazón, baja presión arterial, insuficiencia hepática aguda, vómitos y diarreas severas.
En un comunicado, Rius Alonso precisó que estos ‘productos milagro’ se presentan como un producto con respaldo científico, lo cual no es así, porque su uso se basa en estudios acerca de su efectividad para eliminar virus y bacterias realizados en ambientes controlados y no en seres vivos, hechos en la década de los ochenta.
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“Si se toma un cultivo de virus y bacterias, y se le añade esta sustancia, en efecto se van a destruir, porque se agrega un fuerte agente oxidante, pero es diferente hacerlo in vitro (en un ambiente controlado fuera de un organismo) que in vivo (en un organismo)”, agregó.
Al ingerirse, elimina bacterias del esófago, y al ser un fuerte agente oxidante, destruye células del organismo, pero no al virus, aclaró.
El dióxido de cloro es un gas inestable y lo que venden es una solución de clorito de sodio con un ácido (clorhídrico, cítrico, láctico o cualquier otro); “puede ser comercializado como dos tipos de soluciones: ácido clorhídrico al tres por ciento o clorito de sodio disuelto en agua al 25 por ciento; al mezclarse, cualquiera de ellas forma el dióxido de cloro”.
Este compuesto comenzó a utilizarse como desinfectante para agua en la década de 1940, ya que elimina virus y bacterias; sin embargo, “se usa para esterilizar algunos espacios como quirófanos, pues es un gas que llega a varios lugares, oxida y destruye cualquier patógeno”, dijo el académico.
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El dióxido de cloro, comercializado como solución mineral milagrosa y opción para el tratamiento de la COVID-19 y otros padecimientos, provoca efectos adversos a la salud, estas reacciones dependerán de la cantidad de sustancia ingerida. https://t.co/VnvwPCgPVV
— Facultad de Química UNAM (@quimica_unam) July 23, 2020