Durante el sismo de 7.1 grados que azotó el centro del país no sólo se perdieron 369 vidas humanas. Miles de personas perdieron su hogar y otras tantas vieron como su fuente de trabajo quedaba bajo los escombros.
Tal es el caso de Xóchitl de la Paz, una mujer que perdió su estética, durante el terremoto del pasado 19 de septiembre.
Xóchitl vivía en el edificio que colapso ubicado entre las calles Niños Héroes y Galicia, en la delegación Benito Juárez. En el lugar, también murió su madre, la señora Salomé.
Sin embargo, la tragedia no ha vencido a Xóchitl, quien para mantener a sus hijos decidió realizar su trabajo en una estética improvisada a un costado de las coronas de flores en honor a las víctimas mortales de dicho inmueble.
Inició con una sombrilla, una silla de plástico y unas tijeras. Pronto, su esfuerzo y ganas de salir adelante se viralizó en redes sociales, por lo que vecinos de la zona de donaron una carpa, secadoras, y demás materiales para que pueda realizar su trabajo.
Ocupan corte de cabello? Su nombre es Xóchitl, perdió su estética y a su madre. Se ubica en la calle Niños Héroes esquina con Calle Galicia. pic.twitter.com/2bv1hFkWUX
— Michelle Muñoz’ (@unatalMichmich) 20 de octubre de 2017
En una situación similar se encontraba Elena Alvarado, quien durante 10 días tuvo abajo las cortinas de su estética por la falta de electricidad. además de estar localizada cerca de dos edificios colapsados.
Doña Elena lleva más de 40 años con su negocio en la colonia Condesa y, al mirar su alrededor, en esta ocasión decidió ignorar sus pérdidas económicas porque asegura que lo suyo “no fue tan grave como lo de otras personas que sufrieron por sus familiares o casas”.
Incluso, optó por ayudar a su vecino, el señor Moctezuma, porque se quedó sin edificio y negocio de corte de cabello. “Cuando me llamó, le dije que se viniera a trabajar y aquí recibiera a sus clientes”.
Además, les cortó gratis el cabello a más de 20 militares, quienes llegaron a apoyar en las labores después de haber hecho lo mismo en Oaxaca, donde varios municipios resultaron severamente daños por el temblor de 8.1 grados.
Más negocios afectados
Para el señor Margarito Rosas Zambrano, de 66 años de edad, la falta de muebles para tapizar le ha repercutido en sus ingresos. Él es empleado de “Tapicería y Cortinas”, ubicado sobre la calle de Sonora, y expone que de esta labor percibe hasta 600 pesos menos semanales.
Si bien el inmueble no registró afectaciones, “mucha gente se está yendo de por acá y el trabajado ha bajado. Antes, cuando había trabajo tenía un sueldo de mil 500 peso y ahorita nos vamos con 900 pesos”.
Reconoce que los pocos servicios realizados ayudan a remediar la mala racha, tanto en la casa como del local, y pueden solventarse el agua, la luz y el teléfono “porque eso debe pagarse”.
Ahora, a más de un mes del terremoto, los locatarios de la Roma y Condesa siguen sin quitar el dedo del renglón y, a través de las redes sociales, ofrecen descuentos, promociones, degustaciones y eventos musicales para atraer a la clientela.
Las redes sociales, afirma Karina Chávez, son un aliado para motivar a los consumidores porque gastar en otro tipo de publicidad está fuera del presupuesto del mes. “Septiembre estuvo muy afectado”.
Todos se han sumado a los hastag #ActivemosLaEconomia, #FuerzaMexico, #VivaMexico, #ColoniaRoma, #ColoniaCondesa y #LaRomaYLaCondesaNosNecesitan, entre otros, porque es ahí donde pueden lograr el objetivo.
A la venta de productos, comida y bebidas, el Mercado Roma integró varios espectáculos, con DJ´s, músicos de Jazz y comediantes, además de cada negocio implemento descuentos para sus clientes.
Las colonias Roma y Condesa de la capital mexicana siguen tristes. Sus pequeñas tiendas, restaurantes, cafés, bares, galerías y parques lucen desolados, apenas un susurro logra escucharse, a más de un mes de aquel trágico 19 de septiembre.
El miedo que dejó el “otro” sismo, de magnitud 7.1 grados, continúa impregnado alrededor de sus calles: Laredo, Ámsterdam, Álvaro Obregón, Puebla, Salamanca, San Luis Potosí, Medellín, Coahuila y más, pues entre éstas colapsaron por lo menos seis inmuebles.
Aunque poco a poco vuelve la calma y la cotidianidad, sobre todo entre los vecinos, “las ventas siguen por los suelos”, dice Moishés Capitaine, propietario de “Glacée Roll”, mientras espera la llegada de clientes al Mercado Roma.
El joven coloca su negocio de helados sobre la entrada principal de este mercado gourmet. Ahí, comenta que la situación es todavía complicada porque, en su caso, las ventas cayeron hasta 65 por ciento. “Es un número bastante alarmante (…) y no hemos podido levantarnos por completo”, lamenta.
Señala que la poca afluencia de clientes puede deberse a dos razones: la falta de economía y el pánico generado después del movimiento telúrico de aquel martes 19 de septiembre, cuando el caos invadió a la Ciudad de México.
A unos pasos está el restaurante “Saigón”, dedicado a la cocina vietnamita. Su administradora, Karina Chávez Méndez, coindice en que las personas tienen miedo de acercarse a los lugares más afectados, como en San Luis Potosí, esquina Medellín, donde se derrumbó un inmueble.
Expone que esta local ha registrado pérdidas por hasta 50 por ciento, en particular durante septiembre porque cerraron unos días, y acota que en fechas recientes se incrementó el pago con tarjeta de crédito por parte de los comensales.
“Nos damos cuenta de que todo es con ‘tarjetazo’ porque no tienen dinero; le están pidiendo al banco y poco a poco lo van ir pagando”, refiere la joven, al argumentar que esta medida también les perjudica porque “el efectivo nos permite pagar la nómina, a los proveedores y salir a flote”.
Del otro lado de Insurgentes, Laura Martínez, capitana de La Pescadería Condesa, indica que la baja venta de este restaurante es porque las calles aledañas -Álvaro Obregón y Salamanca- estuvieron cerradas varios días por los trabajos de rescate y remoción de escombros; “y la gente suponía que seguían igual”.
Después de que este lugar estuvo inactivo por cerca de 10 días, apunta, el flujo de visitante ha sido paulatino. “Nos llegan 10, 15 o 20 personas cada día, cuando acudían unas 300 antes del sismo”, subraya.ciudad