‘Traición a la patria’ acusación política de polarización
Acusándose mutuamente de traicionar a México, tanto el bloque oficialista como el opositor han recurrido al discurso de odio y a estrategias que promueven la violencia con la intención de desacreditar a sus contrarios, situación que deteriora la gobernabilidad del país
Carlos MontesinosLa moda por acusarse mutuamente de “traición a la patria” entre los dos principales bloques políticos del país ha tomado casi por completo el debate nacional en las últimas semanas, a propósito de las discusiones respecto al tema energético. Un factor de polarización y radicalización que comienza a acumular denuncias por intimidación y hasta agresiones.
El discurso fue adoptado por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que lanzó carteles al estilo de “se busca” con los nombres, rostros, distritos y circunscripciones electorales de cada uno de los diputados que votaron en contra. Posteriormente, la dirigencia de Morena anunció un “festival por la soberanía nacional” para continuar esta campaña en pueblos y colonias del país.
Esto no es nuevo, sino la consolidación de una narrativa promovida por el primer mandatario. Pues también ha acusado de traición a la patria tanto a abogados que solicitaron amparos contra sus reformas al marco legal energético, como a los juristas que los otorgan y hasta a medios de comunicación y organizaciones civiles que reciben financiamiento extranjero.
Aunque el bloque opositor anunció medidas legales ante el daño moral y Acción Nacional lanzó una campaña de “alto al odio”, lo cierto es que también han apelado a este discurso.
Así fue contra los ministros que avalaron la LIE y contra el diputado Carlos Aysa Damas, quien dejó al Revolucionario Institucional para apoyar la reforma, incorporándose a Morena en el proceso.
Estas posturas van en línea con las manifestadas en octubre pasado, cuando Claudio X. González, promotor del bloque opositor, llamó a enlistar a los artífices del Gobierno de Morena para saldar cuentas una vez les quiten el poder. Algo que la misma secretaria general de Morena, Citlalli Hernández calificó como una amenaza propia de un régimen fascista.
Los artículos 123 al 126 del Código Penal Federal, correspondientes al capítulo 1 de los delitos contra la seguridad nacional, establecen penas de cinco hasta 40 años y multas que alcanzan los 50 mil pesos por alguno de los 21 actos constitutivos de traición a la patria. Siendo el primero el “realizar actos contra la independencia, soberanía o integridad de la Nación mexicana”.
Para analizar esta discusión que se ha reducido a ser ‘patriota’ o ‘vendepatrias’, Reporte Índigo entrevistó a Javier Santiago Castillo, académico del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana, quien comenta sobre la estrategia que se ha puesto en marcha entre ambos bandos para desacreditarse mutuamente.
Respecto al bloque oficialista encabezado por el presidente López Obrador, destaca que buscan apelar al sentimiento nacionalista para obtener una ventaja electoral sobre la oposición. Algo que Hernández destacó al esperar que la ciudadanía use “la vía pacífica, cívica y electoral” para cobrarse la supuesta traición.
“Del lado de quienes están en el poder, la acusación de ser traidores a la patria es fuerte. Es una acusación política, no creo que llegue a lo penal porque es un delito, sí tipificado, pero es muy difícil de configurar el delito de traición a la patria por una votación en el ámbito legislativo. Parece totalmente inviable que llegue a ese nivel”.
En tanto que, respecto a la postura igualmente agresiva del bloque contrario encabezado por González Guajardo, señala que “para que haya polarización tiene que haber dos posiciones. No olvidemos que la violencia verbal que se está dando en este momento se ha dado desde inicios del sexenio”.
Con esto coincide Juan Manuel Aguilar Antonio, investigador del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia, quien comenta a Reporte Índigo que este tipo de presión social puede llegar a ser intimidante para quien la recibe, destacando tanto su gravedad como su agresividad con relación a la democracia.
“Es un exceso la etiqueta de traidores a la patria. Es un tema más político que tangible, pero funciona políticamente para el discurso confrontativo del presidente. Y puede ser peligroso porque estas batallas legislativas, que a veces se pierden, son cosas que se viven en una democracia sana”.
Recalcando lo riesgoso que puede resultar el impulsar este discurso, también apunta que “ahí los legisladores de la oposición podrían servirse ampliamente de este nivel de amenazas que están recibiendo por parte de los simpatizantes de Morena en el ámbito de la polarización que genera el presidente”.
Aunque no lo descarta por completo, Aguilar Antonio cuestiona la viabilidad de que simpatizantes del movimiento lopezobradorista puedan pasar de la intimidación, promovida por los mismos dirigentes del partido, a la agresión contra los tildados de traición a la patria.