Trabajo del hogar no remunerado, sostén del país lejos del debate público

Las actividades domésticas no remuneradas, así como las relativas al cuidado, tienen un valor económico equivalente al más del 20 por ciento del PIB nacional
Karina Vargas y Linaloe R. Flores Karina Vargas y Linaloe R. Flores Publicado el
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Las labores del hogar y del cuidado no remuneradas son trabajo. En el marco de la conmemoración del 1 de mayo, día que busca concientizar sobre la defensa y garantía de los derechos de las personas trabajadoras, revisar las condiciones de quienes dedican la mayor parte de su tiempo a las tareas esenciales para la operación y sostén de los hogares es prioritario. En México, las mujeres son quienes llevan la mayor carga de dichas tareas.

La Cuenta Satélite del Trabajo No Remunerado de los Hogares de México (CSTNRHM), realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía en 2022 (fecha de la última elaboración) detalla que el valor económico de esas actividades reportó un monto de 7.2 billones de pesos, lo que equivale al 24.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.

Ese porcentaje es nada despreciable si se considera que fue mayor al aportado por actividades económicas como la industria manufacturera, el comercio y los servicios educativos, que registraron una participación de 21.5, 19.6 y 3.4 por ciento, respectivamente. Además, la CSTNRHM indica que, con sus labores domésticas y de cuidados, las mujeres contribuyeron a sus hogares 2.6 veces más valor económico que los hombres.

“En 2022, la población que realizó trabajo no remunerado de los hogares se compuso mayoritariamente por mujeres, con 52.8 por ciento. Los hombres participaron con 47.2 por ciento. Al medir este trabajo en número de horas y en valor económico, las mujeres aportaron casi tres cuartas partes del total de esta actividad”, indica el informe.

Impacto de la desigualdad en la distribución de labores

El Centro de Estudios Espinosa Yglesias  (CEEY) señala en su “Propuesta para un mercado laboral que impulse la movilidad social de México” que una de las características del mercado laboral mexicano es la baja participación femenina, lo que convierte al país en uno de los de menor tasa en la región: para principios de 2023, de los 52.8 millones de mujeres mayores de 15 años, únicamente se encontraban ocupadas 23.6 millones.

Entre las políticas públicas que propone el CEEY se encuentra la creación de un Sistema Nacional de Cuidados, mismo que también ha sido mencionado en el proceso electoral en curso por las candidatas a la Presidencia, Claudia Sheinbaum, de la alianza Sigamos Haciendo Historia, y Xóchitl Gálvez, de Fuerza y Corazón por México, sin que ninguna de las dos haya presentado una estrategia para materializar ese compromiso.

“La falta de un Sistema de Cuidados genera costos sociales y económicos: pérdidas en el desarrollo de capacidades y oportunidades de elección para quienes requieren cuidados y personas cuidadoras, pérdida de talento y oportunidades, precarización del trabajo de cuidados, impactos negativos en la salud mental y física de las personas enfermas y cuidadoras, violencia contra mujeres, niñas y poblaciones prioritarias.

“Esta organización implica que el 89 por ciento de la Economía del Cuidado es parte de la producción de los hogares, y se desarrolla sin remuneración ni protección social, a manera de ingreso-gasto no monetario, lo que reduce la participación laboral femenina y origina una brecha de género de 33 puntos”, indica la misma organización en su “Propuesta para un Sistema de Cuidados”.

Otras de las afectaciones que deja la carga de trabajo doméstico no remunerado a quienes lo realizan son menor tiempo para el aprendizaje, la especialización, el ocio, la participación social y política, o el cuidado personal; mayores obstáculos para avanzar en las carreras educativas y laborales; mayor participación en trabajos de menor valoración y menores ingresos; y mayor participación en el trabajo informal, aunque este no brinde protección social, de acuerdo con organismos internacionales.

Pandemia de COVID-19 agudizó el problema

Durante la pandemia de COVID-19, el trabajo no remunerado ejercido por mujeres se transformó en México. Un estudio del Programa de Naciones para el Desarrollo (PNUD, por sus siglas en inglés) sobre lo que ocurrió en los momentos más críticos de la crisis sanitaria concluyó que las trabajadoras en en país tuvieron “un exceso en las labores del hogar y de cuidado”, lo que afectó su desempeño laboral y vida personal.

Además, el estudio del Programa alertó que ese cambio de vida puso en riesgo la salud física y mental de quienes ejercieron las labores referidas, una afectación que padecieron más las mujeres debido a que ellas son las que se quedaron en los hogares a cargo de las tareas domésticas y el cuidado de los otros.

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social asentó en su “Diagnóstico del Derecho al Trabajo 2022” que la situación detectada por el PNUD es más grave debido a la ausencia de un Sistema de Cuidados. El organismo abundó que la falta de regulaciones incrementa la brecha de desigualdad por género.

Los mecanismos de transparencia de las dependencias federales no muestran hasta ahora ningún gasto en estudios al respecto para generar acciones en específico.

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