Tener ideas suicidas puede ser una de las consecuencias del acoso y hostigamiento laboral, una práctica más común de lo que se piensa y que afecta la salud tanto física como mental de los empleados.
Según el Termómetro Laboral que realiza OCCMundial, siete de cada diez trabajadores dicen que existe acoso laboral en sus centros de trabajo, de esa cifra, 44 por ciento explicó que se da por parte de los líderes, mientras 26 por ciento asegura que lo llevan a cabo sus mismos compañeros.
El estudio también revela que 59 por ciento de las empresas no han tomado ninguna acción para combatir este problema, en el 26 por ciento se pueden realizar denuncias anónimas, en el 13 por ciento se llevan a cabo estrategias contra el “mobbing” como pláticas y conferencias, y solo en el dos por ciento, los mismos superiores jerárquicos sufren este mal y no han logrado combatirlo.
Por su parte, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), demuestra que 25 mil personas renunciaron a sus trabajos durante el primer trimestre de 2022 por motivos de acoso o discriminación.
Michelle Carrasco Carmona, especialista en recursos humanos y terapeuta clínica, asegura que las consecuencias de sufrir hostigamiento en el ámbito laboral pueden llevar incluso al suicidio.
“Afecta a la salud mental, es decir, todo lo que la boca calla el cuerpo lo habla: la persona se enferma, tiene accidentes dentro de su área de trabajo.
“Qué pasa con alguien que sufre esto: explota y puede poner en riesgo incluso la vida de los demás: alguien que maneja un montacargas puede generar un accidente. Cuando existe un hostigamiento y un acoso la salud mental merma físicamente”.
Michelle Carrasco señala que en la parte corporativa también hay un costo laboral porque genera rotación, lo cual impacta directamente en la organización.
Prevención, la receta secreta ante el acoso laboral
Michelle Carrasco considera que una estrategia efectiva para evitar el hostigamiento o acoso laboral es ofrecer cursos al personal, especialmente de inducción, que permitan establecer reglas, límites y consecuencias.
“Desde el momento en que una persona entra a una empresa se le debe informar qué cosas se pueden y qué cosas no están permitidas, un curso de inducción es importantísimo. Depende qué tipo de empresa quiero tener, si quiero que sea incluyente necesito cursos de diversidad sexual, de inclusión, qué es la violencia y cómo prevenirla, incluso qué pasa si estoy siendo violentado, porque hay gente que dice: no sabía qué decir porque no sabía a quién recurrir”.
Además, recomienda que “inicialmente se dé un curso sobre la violencia dentro del trabajo, pero que lo imparta una persona especializada, como un psicólogo laboral, y dirigirlo a toda la población de la empresa, no solo para gerencia o directivos, porque al solo capacitar a una parte no existirá una equidad de información”.
Señala que al momento de ofrecer capacitaciones es importante hacerlo de manera integral y diseñada para cada área, evitando delegar la tarea a los directivos, pues “si la persona hostigadora es el jefe, por default la capacitación estará sesgada”.
Otra forma de prevenir el “mobbing” es mediante un código de conducta de la empresa donde se señale qué acciones no se toleran y son causa de baja inmediata, así como las que solo conllevan una sanción administrativa o llamada de atención”.
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