Trabajadoras domésticas: víctimas de trata de personas y esclavitud moderna
En este 2022 prevalecen los malos tratos contra las trabajadoras del hogar: no tienen contrato, seguro médico, ni prestaciones de ley; son un ejemplo de que la trata de personas sigue vigente, revela un informe de organizaciones civiles
David MartínezLa trata en la Ciudad de México no se ha acabado y gran parte de las trabajadoras domésticas de la capital están en condiciones de esclavitud moderna.
El “Reporte Trabajadoras del Hogar. Confinamiento Obligatorio y Riesgo de Trata”, publicado en marzo de 2022 por el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, revela que el 90 por ciento de las mujeres que se dedican al trabajo doméstico en la capital viven condiciones precarias: no tienen sueldo fijo, no se les permite ver a su familia, se les culpa de objetos perdidos, entre otras cosas.
Especialistas aseguran que la problemática persiste por la falta de interés de las autoridades en dar seguimiento al tema y porque no se ha creado un programa integral para su regulación laboral.
Los datos
El 91 por ciento de las personas trabajadoras domésticas de la capital son mujeres, su promedio de edad es de 33 años y el último nivel de estudios de la mayoría es la primaria.
Mientras que sus estados de origen son principalmente Chiapas, San Luis Potosí, Veracruz, Puebla y Oaxaca, detalla el reporte.
Además, el 28 por ciento son de origen indígena y el 60 por ciento usa el transporte público para ir a sus lugares de empleo.
El documento no contiene una cifra concreta de cuántas mujeres en la ciudad desempeñan trabajo doméstico; sin embargo, sí menciona que según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) 2.2 millones de personas se dedican a la actividad.
También, el reporte señala que el 90 por ciento de las trabajadoras domésticas de la ciudad están en una situación de trata porque son obligadas a desempeñar su trabajo bajo amenazas.
Y el 69 por ciento no cuenta con prestaciones laborales, 98 por ciento no tiene un contrato por escrito, el 95 por ciento carece del acceso al derecho a la salud, 32 por ciento tiene jornada extensas o salarios bajos, 71 por ciento considera que en general su derechos no se respetan y el 90 por ciento afirma que cuando algo se pierde, se les culpa a ellas.
“La explotación de las personas trabajadoras del hogar es todavía una forma silenciosa de acercarse a la trata de personas con abusos invisibilizados por empleadores que se aprovechan de la necesidad económica y el temor de las víctimas a quedar sin empleo, solas y aisladas”, denuncia.
Según el estudio, la problemática de las trabajadoras del hogar empeoró durante la pandemia de COVID-19: hubo quienes se contagiaron del virus, por lo que fueron despedidas y sus patrones no les prestaron ningún tipo de apoyo económico.
Cien pesos diarios
Hermelinda López laboró durante 20 años como trabajadora doméstica, hasta el 2021, cuando pudo dejar el oficio porque sus hijos comenzaron a darle el apoyo económico que necesitaba para satisfacer sus necesidades.
Sin embargo, durante ese lapso, trabajó en colonias como la Moctezuma, Condesa, Escandón y la Roma, por una paga que casi siempre rondaba los 100 pesos diarios, dice en entrevista.
“En 2020, cuando fue la pandemia me corrieron de una casa porque su ingreso bajó, entonces comencé a trabajar en otra y ahí lo más que me ofrecieron fueron 100 pesos diarios más mis comidas. No me quedó de otra, porque mi hijo el mayor estaba desempleado y el otro seguía estudiando”, comenta.
Lo que ganaba Hermelinda estaba por debajo del ingreso mínimo universal definido para 2020 por la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami) que ascendía a 130 pesos.
Además de esto, relata, nunca gozó de un seguro médico y no le daban permiso para ausentarse en caso de estar enferma.
“Una vez falté para ir al médico y al otro día cuando llegué no me dejaron pasar, me dijeron que ya no fuera”, declara.
No obstante, dice la mujer, nunca se atrevió a denunciar ante alguna autoridad los despidos injustificados que padeció o los malos tratos porque no sabía que las trabajadoras domésticas tenían derechos laborales.
Autoridades omisas en condiciones de trabajadoras domésticas
La trata de personas trabajadoras del hogar no ha terminado porque las autoridades de la capital no le dan el seguimiento necesario a las denuncias hechas por las víctimas ni por órganos como el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia, dice Héctor Segovia Tavera, especialista en seguridad y académico de La Universidad La Salle.
Ante esta situación, el especialista menciona que las autoridades deben difundir más qué es la trata de personas en trabajadoras del hogar para evitar que quienes se dediquen a esta actividad laboral, se conviertan en víctimas de esclavitud.
También, detalla, se debe crear un órgano judicial especializado en investigar los casos referidos.
Y por último, afirma que se debe generar una bolsa de trabajo gubernamental que enlace a trabajadoras del hogar con patrones responsables.
“La informalidad es un gran problema, generar opciones para encontrar trabajo es una forma de contribuir para la creación de una estrategia integral para evitar la trata de personas trabajadoras domésticas”, detalla.