Claudia Sheinbaum podrá darle continuidad a las iniciativas pendientes de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, pero también presentar nuevas y conformar su impronta. Foto: Especial

¿Todo el poder para Morena y Sheinbaum?

El mapa político tras las elecciones efectuadas el pasado 2 de junio le brinda a la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum Pardo un amplio margen de maniobra

Claudia Sheinbaum Pardo asumirá la Presidencia de la República en cuatro meses, después de un histórico resultado en las urnas que supera incluso la votación del presidente Andrés Manuel López Obrador en 2018. En el mapa político, conformado este 2 de junio con el voto de los mexicanos, la coalición de Morena y los partidos Verde Ecologista de México (PVEM) y del Trabajo (PT) que la llevó al triunfo, tiene una abrumadora mayoría de gubernaturas y un Congreso federal en el que podría alcanzar la mayoría calificada, algo que tampoco tuvo el actual primer mandatario.

En el horizonte, la reforma del Poder Judicial para que los jueces y magistrados puedan ser electos con voto popular y el paquete de 20 enmiendas enviado el pasado 5 de febrero cuya aprobación implicaría la desaparición de por los menos siete órganos autónomos, la prohibición de la minería a cielo abierto y la garantía de que el salario mínimo jamás se quede en un nivel menor a la inflación.

Los resultados preliminares a horas de iniciarse el conteo rápido del Instituto Nacional Electoral arrojan que Morena tendría entre 233 y 251 diputaciones, el Verde entre 67 y 77 y el PT entre 46 y 52. Incluso con la estimación mínima, Morena y sus aliados obtuvieron 334 curules; es decir, la mayoría calificada. Es en el Senado donde es posible que no se alcance esa representación. Se requieren 86 escaños y Morena tiene entre 57 y 60, el PT entre nueve y 13, y el PVEM entre 10 y 15.

El paisaje es nítido y aún puede mejorar para Morena y sus aliados. Gustavo López Montiel, politólogo del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey añade la posibilidad de que, como suele ocurrir al inicio de las Legislaturas, algunos senadores de otros partidos se integren a Morena, un movimiento con el que se alcanzaría la mayoría calificada.

“Bajo este contexto hay dos momentos. Uno que tiene que ver con septiembre que es el mes que todavía le queda al presidente (Andrés Manuel López Obrador) en el que seguramente va a pedir que aprueben las iniciativas que él planteó en algún momento. Al final, lo que haría es plantear una agenda a la ahora presidenta”.

La oposición tiene ganadas, hasta ahora, entre 94 y 129 curules, y entre 34 y 43 escaños. Se trata de los partidos que se aliaron bajo la nomenclatura Fuerza y Corazón por México con Xóchitl Gálvez Ruiz como candidata a la Presidencia de la República. Son institutos antiguos, tradicionales y con décadas de trabajo político, pero ahora se desdibujan en el nuevo mapa político.

El Partido Acción Nacional (PAN, con las elecciones presidenciales de 2000 y 2006 ganadas) obtuvo entre 64 y 80 diputaciones, el Partido Revolucionario Institucional (PRI, el más antiguo de México), 30 y 41, y el Partido de la Revolución Democrática (PRD, formado por la izquierda y dirigido por el ahora primer mandatario López Obrador de 1996 a 1999) menos de ocho curules. En cuanto a la Cámara alta, el PAN ganó entre 19 y 22, el PRI entre 15 y 18 y el PRD entre cero y tres.

De confirmarse los resultados, el PRD podría perder su registro como partido político nacional. Porque, además de cómo se perfila en el Congreso, el partido dirigido por Jesús Zambrano registra 1 millón 31 mil 627 votos. De acuerdo con la Ley General de Partidos Políticos, es causa de pérdida de registro el no obtener por lo menos el 3 por ciento de la votación válida emitida.

Salvador Mora, catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, pone énfasis en que en el primer trimestre de gobierno aún se encontrarán resistencias por parte de la oposición.

“Es decir, el plan C aún va a estar limitado porque todavía va a haber un Poder Judicial que no estará inclinado a favor del proyecto. Espero que haya una negociación permanente que haga terso el proceso de cambios. Hay una minoría que está allí presente, que puede disputarle la legitimidad y la legalidad de las reformas y leyes.

“La Presidencia de Claudia Sheinbaum, si quiere ahondar en los cambios, deberá volcarse en reconocer que requiere estudios técnicos muy fuertes que vislumbren la utilidad pública de los cambios que propone. ‘¿Quieres nombrar jueces vía el voto?, Dime cuál es la utilidad de esto y qué tanto esto es una salvaguarda de que se hará justicia. ‘¿En verdad quieres hacer una reforma electoral que acabe con la representación proporcional?’ Es darse un balazo a sí mismo para el partido mayoritario”.

Frente al nuevo mapa político, la virtual mandataria electa se ha mostrado ecuánime y mesurada, por lo que, a pesar de la contundente victoria y la legitimidad, y margen de maniobra que tendrá a partir del 1 de octubre, su gobierno, al menos en principio, podría tender puentes a diferentes sectores e incluso a la oposición.

López Montiel, el especialista del ITESM, piensa que como primera mandataria, Claudia Sheinbaum Pardo tendrá que replantear iniciativas a partir de las promesas de campaña; por ejemplo, la reducción de la edad para las becas de adultos mayores.

“Si bien en el tema del Poder Judicial es probable que pase la reforma del presidente, al final ella también tendrá que hacer otra reforma para dejar una especie de sello. Ella tendrá que ser lo suficientemente hábil como para sacudirse de alguna manera la agenda que el presidente está planteando desde ahora”, expresa López Montiel.

Sheinbaum, ¿cuál será el sello?

La política de Claudia Sheinbaum Pardo será social. Así lo afirma Salvador Mora, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) al hablar sobre el sello que podría distinguir la gestión de la virtual presidenta electa durante los siguientes seis años ante la promesa de construir el “segundo piso de la transformación” y continuar con lo planteado por el gobierno actual.

Además, señala que el gabinete que forme la futura presidenta de México será clave para evaluar si su proyecto mantiene intacto el legado de Andrés Manuel López Obrador o marca una ruta autónoma. Esto se enmarca en el anuncio dado por Sheinbaum Pardo respecto a la permanencia de Rogelio Ramírez de la O en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para el próximo sexenio.

“Hay que dar cuenta de cuáles serán los proyectos de continuidad, si se sigue profundizando en el tema de política social y si cualquiera de los hoy secretarios de Estado pueden retomar el cargo y asumir la responsabilidad. Podríamos pensar en políticas jóvenes como Luisa María Alcalde o en personajes como Marcelo Ebrard. En la parte informal, habrá que ver si seguirá teniendo ascendencia vigorosa sobre el partido o dejará más libres las riendas”, explica.

La administración de la virtual presidenta electa podría materializar a nivel federal iniciativas implementadas en la CDMX durante su mandato como jefa de Gobierno. Foto: Especial

Entre las herencias políticas por afianzar o consolidarse en el futuro mandato, el analista de la UNAM destaca mantener la autonomía del Banco de México para que siga dictando la política macroeconómica y garantice la certidumbre que atraiga la inversión extranjera; fortalecer los lazos con la comunidad cultural mexicana; y resolver la problemática que trajo consigo la transición del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología al Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías.

A lo anterior se suma la confrontación iniciada por el actual jefe del Ejecutivo federal con los organismos autónomos, a los que se les ha cuestionado su legitimidad y utilidad pública.

En defensa de un estilo propio

Gustavo López Montiel, politólogo del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, afirma que Claudia Sheinbaum trató de plantear un estilo propio cuando estuvo al frente de la Ciudad de México. Por ejemplo, hizo un concurso para generar el logo de la ciudad. Hizo también un concurso para los valores. Y al inicio parecía que tenía una un camino distinto al que tenía el presidente.

No obstante, dice, cuando perdió la capital del país en las elecciones de 2021, regresó al espacio del presidente.

“Aprendió muy rápido que el estilo de gobernar y si quería ser candidata, pues tenía que ser el del presidente.

“Aquí me parece que ya en su sexenio ella va a tener que, primero, generar autoridad con respecto a Morena, a los grupos centro de Morena. Algo que me parece que es complicado para ella en este momento es que ganaron los grupos duros en varios espacios a lo largo del país. Y esos grupos duros son los que van a tratar de forzarla a cumplir la agenda del presidente y pues a seguir asumiendo lo que el presidente en algún momento como presidente planteó”, declara a Reporte Índigo.

El último plan de AMLO

El presidente Andrés Manuel López Obrador presumió en su mañanera postelectoral del 3 de junio que Morena y sus aliados se perfilan para tener mayoría calificada en la Cámara baja y quedar muy cerca en la alta. Puso la reforma del Poder Judicial como una prioridad que discutirá con Claudia Sheinbaum de cara a septiembre.

“Yo sí pienso que se tiene que abordar el tema de la reforma al Poder Judicial porque no es posible mantener un Poder Judicial que no esté al servicio del pueblo, de la sociedad, que esté al servicio, como es de dominio público, de una minoría, y a veces de la delincuencia“, dijo tras la jornada electoral.

Horas después, los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación reaccionaron con una carta de felicitación para la futura Presidenta. Además de manifestar “la importancia para nuestra democracia constitucional del diálogo abierto y honesto entre Poderes”, en alusión al conflicto con López Obrador.

La mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador fue la continuación de la celebración de la victoria electoral y la posibilidad que ahora tiene la reforma del Poder Judicial. Foto: Especial

Si bien la prioridad para el arranque de la LXVI Legislatura en septiembre sería la reforma judicial con la que López Obrador culminaría su sexenio, al contar con las mayorías suficientes en las cámaras del Congreso esta podría ser apenas el inicio de las modificaciones constitucionales para Sheinbaum Pardo.

Lo anterior si se toma en cuenta que Sheinbaum Pardo incluyó en su plan de Gobierno el paquete de reformas constitucionales que López Obrador propuso en febrero pasado y el cual representa, en los hechos, una reconfiguración del Estado mexicano mediante las iniciativas judicial y político-electoral.

De concretarse, estas propuestas significarían no solo una reducción en quienes integran la Suprema Corte y ambas cámaras del Congreso, sino que implementaría la elección directa como única forma llegar a los Poderes Legislativo y Judicial a nivel federal y local por igual. Entre otras medidas.

La herencia

Las iniciativas pendientes del presidente Andrés Manuel López Obrador incluyen la desaparición de los tribunales y organismos electorales locales para consolidar el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y el nuevo Instituto Nacional de Elecciones y Encuestas, sustituto del actual Instituto Nacional Electoral como las únicas autoridades en materia de comicios.

Otra en materia de austeridad republicana es la de la desaparición de siete organismos autónomos y entes reguladores —el INAI, el Coneval, la Mejoredu, la Cofece, el Ifetel, la CRE y el CNH— cuyas tareas pasarían  a secretarías del Gobierno federal y sus presupuestos se destinarían al Fondo de Pensiones para el Bienestar.

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