[kaltura-widget uiconfid=”38045831″ entryid=”1_xhwqyqyj” responsive=”true” hoveringControls=”true” width=”100%” height=”75%” /] El sector automotriz cambió las reglas del juego en la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
La industria es una de las más dinámicas y competitivas para los países que integran el acuerdo, y es considerada como uno de los mayores éxitos económicos de la integración regional.
Durante ocho meses, los representantes de México, Canadá y Estados Unidos han centrado parte de la agenda política en actualizar el capítulo de una de las industrias que más se ha beneficiado desde la entrada en vigor del acuerdo hace más de 20 años.
Sin embargo, los temas espinosos de las reglas de origen y la homologación de sueldos han ampliado las diferencias entre los socios comerciales durante las rondas de negociación que, hasta ahora, parecen no tener un fin cercano a pesar del optimismo de los gobiernos involucrados.
Los argumentos de los países negociadores han mandado al congelador el tema aunque todos buscan un mismo objetivo: favorecer a sus trabajadores, a los grandes fabricantes, proveedores y concesionarios de autos.
El primero en sacar la artillería en esta disputa fue Washington en octubre de 2017, cuando propuso elevar el contenido regional de cada automóvil del 62.5 por ciento actual a 85 por ciento, y que de esa cantidad, 50 por ciento fuera estadounidense con la finalidad de garantizar una mayor producción en su industria nacional.
Esta medida generó el descontento no sólo de sus dos socios comerciales, sino también el de los participantes del sector.
Hace unos días el gobierno de Donald Trump redujo a 75 por ciento la demanda del valor de contenido regional de las reglas de origen, pero la medida sigue sin encantar a los equipos negociadores de México y Canadá.
El segundo en pisar el acelerador, aunque sin mucho éxito, fue el gobierno canadiense cuando en enero pasado presentó una nueva metodología para la industria de cómo calcular el costo neto de una manera distinta. La iniciativa fue rechazada de inmediato por el equipo negociador estadounidense. México, por su parte, se mostró más abierto al diálogo.
Nuestro país no se quiso quedar atrás y pasó de tener una actitud en contra de las medidas a mostrarse dispuesto a negociar algunos puntos que sus socios establecieron.
Con el pie en el acelerador
Tras la firma del TLCAN, la industria automotriz mexicana fue la que registró un mayor crecimiento en contraste con sus pares.
El empleo en el sector nacional es siete veces mayor que en 1994. De los puestos generados, 93 por ciento se crearon en el rubro de partes automotrices.
En marzo de 2018, la exportación de vehículos de México marcó un récord histórico tanto para cualquier mes como para el acumulado al primer trimestre del año.
Cifras de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) revelan que en el tercer mes de este año se exportaron 327 mil 955 vehículos ligeros, mostrando un incremento de 7.5 por ciento con respecto a los automóviles exportados en el mismo mes de 2017.
Con ello suman 835 mil 023 unidades enviadas al extranjero durante 2018, para un incremento de 8.1 por ciento comparado con las 772 mil 299 unidades exportadas en el mismo periodo de 2017.
Estados Unidos se mantiene como el principal destino de exportación de los vehículos mexicanos.
Durante el primer trimestre de 2018, los vehículos ligeros que México vendió se enviaron al mercado estadounidense, monto que representa el 71.6 por ciento del total de las exportaciones, mientras que Canadá fue el segundo con el 7.4 por ciento.
El sector automotriz es uno de los principales motores de México. Prueba de ello es que en la actualidad contribuye con el 3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional y genera 800 mil empleos.
Hasta el primer bimestre de este año la industria obtuvo una entrada neta de recursos -exportaciones menos importaciones- por un monto histórico que llega a los 11 mil 95 millones de dólares, lo que significó un alza de 14.6 por ciento con respecto a los dos primeros meses del año pasado, de acuerdo con cifras del Banco de México (Banxico) y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El ingreso del sector automotriz estuvo por arriba de las remesas y del turismo durante los meses de enero y febrero de este año, los cuales alcanzaron una cifra de 4 mil 415 millones de dólares y 2 mil 90 millones respectivamente.
Esto quiere decir que la industria de coches creció a más del triple que las remesas y 7 veces más que el turismo.
Los temas polémicos
El sólido crecimiento de la industria automotriz contrasta con el panorama sombrío por el que atraviesa en estos momentos a causa de los temas relacionados con la homologación de los salarios de los agremiados y las reglas de origen.
La muerte súbita del TLCAN se suma a la lista de las preocupaciones. Al respecto, Osvaldo Belmont, director técnico de la AMIA, menciona que los puntos ya se encuentran sobre la mesa, lo que es un avance, y sólo falta esperar las decisiones finales.
“Tenemos que tener confianza. Los temas están ahí y hay que recordar que ha sido una negociación complicada. Tenemos que esperar a ver la forma en que se mueven estos temas para llegar al mejor acuerdo posible para los tres países involucrados”, dijo en entrevista para medios.
El directivo agregó que por parte del AMIA se tiene optimismo al considerar las buenas cifras que arrojó la industria en temas de producción y de importación de automóviles.
En tanto que en el tema de igualar los salarios de quienes laboran en el sector automotriz nacional y los que trabajan en Estados Unidos y Canadá, Belmont se mantuvo renuente a hacer alguna declaración al respecto debido a lo delicado del tema y a que se están llevando a cabo las pláticas entre los tres países.
“Igual que los otros elementos, toda la propuesta en conjunto se está analizando cuidadosamente. Por el momento no puedo dar ninguna declaración porque en realidad todavía no sabemos y lo último que se estaba haciendo es entender la propuesta además de enviar algunas preguntas y por lo pronto en próximos días tendremos más noticias”, explicó.
Por su parte, Alberto Bautista, académico de la carrera de Negocios de la Universidad La Salle, añadió que los salarios entre México y Estado Unidos difieren mucho, cuando se ubican entre 20 y 30 dólares la hora para el país del norte.
Por el lado de la modificación a las reglas de origen de los autos propuesta por Estados Unidos, Bautista destaca que esto sin duda impactaría a la industria automotriz mexicana y principalmente al sector de autopartes.
“Lo que la aplicación de esta norma tendría para el mercado mexicano es que de no cumplir el porcentaje establecido bajo la ley de origen de automóviles, éstos tendrían que pagar un arancel del 2.5 por ciento, lo que tendría mayor impacto sería la de camiones y camionetas que llegaría a presentar un gravamen del 25 por ciento”, expresó.
Sobre el tema de la muerte súbita (punto que se refiere a la renegociación del TLCAN en un lapso de cinco años), Gustavo de Hoyos, presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), reconoció que existe una gran complejidad en esto.
“Al cierre de la negociaciones dependerá mucho de que se flexibilicen las posiciones y se tendrá que explorar un mecanismo el cual evite que algún jefe de Estado tome una decisión arbitraria y súbita”, comentó De Hoyos en una conferencia telefónica.
Capítulo automotriz, en el limbo
Los funcionarios de Estados Unidos, México y Canadá que encabezan las negociaciones del TLCAN se reunirán este jueves en Washington.
Aunque el gobierno de Donald Trump tiene prisa por concluir las negociaciones, empresarios mexicanos aseguran que aún se deben resolver varios puntos polémicos, como el capítulo del sector automotriz.
A pesar del optimismo que han mostrado los equipos negociadores sobre la posibilidad de que haya una pronta y favorable renegociación del TLCAN a más tardar en tres semanas, el presidente nacional de Coparmex descartó que se logre cerrar el capítulo relativo al sector automotriz en el corto plazo.
“Esta semana no se cerrarán capítulos, esto podría suceder más adelante, pero el jueves tendremos claridad de si en el corto plazo podríamos tener alguna fecha”, comentó.
Por su parte, Roberto Cabrera, socio líder nacional de KPM, reconoció que el automotriz ha sido el rubro más controversial en las negociaciones, pero se mostró optimista.
“El tema del TLCAN está un poco descontado de que va a salir relativamente bien”, dijo Cabrera con base en el sondeo de KPMG, en el que más de 50 directivos que lo respondieron pertenecen al sector automotor mexicano.
No obstante, pese a las buenas señales y estudios económicos, empresarios mexicanos dijeron que se prevé un aumento de la incertidumbre a medida que pase el tiempo y no se logre concretar un acuerdo antes de las elecciones presidenciales del 1 de julio en México.
El Colegio de México explica en un análisis que la industria automotriz hoy enfrenta un escenario complejo en términos no sólo de la renegociación comercial, sino también de los retos a su modelo de desarrollo: la acelerada innovación tecnológica, su articulación con nuevas movilidades y patrones de consumo, el perfil de su fuerza de trabajo y la redefinición de las relaciones laborales.
Y sugiere que la industria requiere incrementar su inversión en actividades de innovación y desarrollo, así como diversificar sus productos y mercados, pero para ello, necesita una fuerza de trabajo calificada y remunerada de acuerdo a sus necesidades.
Renegociación de acero toca la puerta
El próximo 1 de mayo a México y Canadá se les terminará el periodo de exención de tasas arancelarias de 25 por ciento sobre el acero y 10 por ciento sobre el aluminio.
Para esta fecha, nuestro país tendrá que volver a enfrentar la posibilidad de que las industrias ligadas al insumo tengan una afectación por el tema.
La medida sería inviable en el corto periodo de tiempo, ya que con el aumento del impuestos a los metales de origen chino el mes pasado, Estados Unidos estaría cortando todos sus suministros de acero y aluminio, coincidieron expertos en la materia.
“Creo que es absolutamente inviable en el corto periodo de tiempo, ya que el tráfico comercial de los metales en la frontera es tan intenso que el producto puede pasar y regresar hasta cinco veces hasta el final de la cadena de suministro”, comentó Rosario Soto, directora general de la empresa dedicada a distribuir maquinara metalmecánica Disma.
La directiva agregó que este movimiento podría representar un aumento en el precio final de los productos, ya que uno de los principales proveedores de Estados Unidos de metales es China, y con el alza reciente en los aranceles de 25 por ciento, sumado al posible aumento para México, el vecino del norte sólo tendría como opción consumir el insumo nacional.
Por su parte, Alberto Bautista, de La Salle, ahonda en el tema de encarecimiento de los productos.
“El acero norteamericano es muy caro, pero con estas acciones lo que provocaría es que la industria de ese país consuma los metales nacionales, lo que llevaría a un alza en los precios finales y por último una baja demanda de éstos por el ciudadano estadounidense”.
Cabe señalar que el consumo del acero en los últimos 10 años pasó de 15.3 millones de toneladas a 23 millones de toneladas, lo que representa un aumento de 50.3 por ciento a una tasa anual aproximada del 5 por ciento, lo que lo hace el país consumidor número uno en la región de Latinoamérica.