Iglesia considera que tirar agua en sábado santo es un pecado
Los días de Semana Santa en el país han sido desviados de su verdadero sentido y los fieles suelen caer en pecado durante la víspera de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Para la iglesia los días jueves y viernes santo deben ser momentos de reflexión y respeto hacia quien murió en la cruz para limpiar los pecados de la humanidad.
Indigo Staff
Los días de Semana Santa en el país han sido desviados de su verdadero sentido y los fieles suelen caer en pecado durante la víspera de la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Para la iglesia los días jueves y viernes santo deben ser momentos de reflexión y respeto hacia quien murió en la cruz para limpiar los pecados de la humanidad.
Es entonces que el día 15 de abril o sábado santo cambió totalmente su significado real desde su nombre al ser llamado erróneamente sábado de gloria, fecha en que la gente prefiere mojarse con agua que guardarle luto al Señor.
En el Valle de la Ciudad de México, la sobreexplotación de los mantos acuíferos están acelerando el proceso de hundimiento de la capital y se estima que entre el 60 y 70 por ciento del agua potable que consumen los más de 20 millones de habitantes proviene del subsuelo.
Por lo anterior, desperdiciar agua conllevaría a un colapso total ante el trabajo que implica la obtención de este recurso natural dado que estos acuíferos están desapareciendo. En ese sentido la iglesia ha hecho un llamado a la población para darle fin a la tradición de tirar agua este día.
Tirar agua no es de Dios
Gabriel Piñeda Landa, padre de la Iglesia de Santo Tomás Apóstol La Palma ubicada en la Ciudad de México, dijo a Reporte Índigo que dentro del contexto de Semana Santa no hay significado alguno para mojarse pues “no es una tradición que se haya fomentado en la iglesia y tampoco es una tradición buena por el desperdicio de agua; no es de Dios”.
Para el padre el que la gente tire de esta manera el agua va en contra del significado de este día y explica:
“Este día no debería llamarse así sino sábado santo ya que es cuando los fieles deben asistir a que se les rocíe con agua bendita siendo una señal de bautismo. Esto sí es dentro del contexto de la celebración; fuera de eso no tenemos ningún motivo para desperdiciar el agua”.
No obstante, la gente continúa llenando cubetas, globos o cualquier utensilio que sirva para mojar al vecino, al amigo o cualquier transeúnte que por mala suerte pase frente a ellos.
“Las personas, al ver que antiguamente se arrojaba agua bendita, piensan que es el día en que tenemos que mojar a otro por diversión. Pero el mojarse podemos verlo como algo que entre niños comenzó a hacerse de broma en broma, sin embargo esta idea se ha extendido ya sin medida”, comentó.
Pecado de conciencia
Piñeda Landa considera que este acto podría tratarse como un pecado en el sentido de que se está desperdiciando un alimento que tal vez otros no tienen y quien lo hace carga consigo un pecado de conciencia.
“Hay una deformación de la conciencia de no importa que otros hermanos no tengan agua. El hecho de que en algunos lugares sí haya bastante de este líquido no significa que tenga que desperdiciarse”, puntualizó.
Actualmente se estima que ante una alta demanda de agua potable se están extrayendo al año unas 4 veces la capacidad de recarga de los acuíferos.
De acuerdo con la diputada del PRD en la Asamblea Legislativa, Elizabeth Mateos Hernández, la medida per cápita de consumo diario de agua en la capital es de 314 litros, sin embargo en las zonas más marginadas el consumo es de 150 litros por día debido a la distribución inequitativa, pero es en esas zonas donde hay mayor tiradero de agua por esta tradición.
Por ejemplo, en la delegación Iztapalapa-demarcación en donde se efectúa la representación de la pasión de Cristo-los habitantes padecen una fuerte escasez de agua y las pipas abastecedoras han tenido que intervenir para satisfacer a familias que requieren este líquido, pero las unidades no son suficientes.
Al respecto el padre señala que desde la iglesia se ha realizado siempre un llamado a “matar esta tradición, una invitación que los fieles toman bien, pero quienes dedican su tiempo mojándose es gente que no asiste a misa o familias enteras que no participan en estas celebraciones y que no están dentro del culto a Jesucristo”.
Ese no es mi sector
Cada año el gobierno capitalino busca aumentar las sanciones a quienes desperdicien el agua durante esta fecha. Entre ellas el pago de una multa que va de los mil 585 pesos a los 3 mil pesos o bien de 25 a 36 horas de arresto como advirtió el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera.
De acuerdo con las autoridades, habrá un operativo especial para evitar este despilfarro de agua. Helicópteros y unidades móviles serán usados para esta supervisión en las 16 delegaciones de la capital.
Sin embargo la realidad es otra. El párroco comenta que este anuncio “sería ideal si se cumple totalmente” toda vez que los elementos policiales respondan con efectividad.
“Deberían actuar con precisión cuando una persona tire agua en estas fechas. Qué tanto la policía pueda hacer presencia quién sabe. Mientras unos están cuidando calles y avenidas principales la gente pasa por otros lados y los mojan ya que la policía suele decirte que ‘hay no vamos o no es nuestro sector o simplemente esa calles muy peligrosa y ahí nunca entramos’”.
Solución desde la iglesia
El padre recomienda que en lugar de tirar agua debemos respetar este día de luto ante la muerte de Jesucristo y hacer recogimiento o guardarnos, es decir, convivir más con la familia tratando evitar “la pachanga en todo su esplendor”.
“Podemose escuchar música y demás, pero de forma moderada. El sábado es más un día que invita a estar de luto sobre todo los cristianos que consideramos ese día como parte de momentos sagrados en los que meditamos. Si no podemos ir todos los días a un retiro espiritual, el sábado 15 de abril podemos emplearlo para ello”, detalla.
Si bien no todas las personas pasan su día mojándose en la calle. Algunos deciden mejor ir a la playa o estar en una alberca, lo cual no es mal visto por la religión.
“No es un pecado irse de vacaciones a la playa o estar en un alberca. Es evidente que estos días son de las pocas vacaciones que tienen muchos. Más bien si piensan salir para estar en el agua, pueden dedicar un tiempo de al menos una hora o dos horas de este día para meditar; es muy gratificante”, comparte el padre Piñeda Landa.