Ciudades en resistencia
En la franja fronteriza norte del país se está concentrando el orgullo nacional. En al menos 12 ciudades mexicanas con cruce de migrantes, a lo largo de los 3 mil 185 kilómetros de frontera común con Estados Unidos, organizaciones no gubernamentales y grupos políticos están conformando una alianza para alzar la voz contra la política antiinmigrante del presidente Donald Trump.
J. Jesús Lemus
En la franja fronteriza norte del país se está concentrando el orgullo nacional. En al menos 12 ciudades mexicanas con cruce de migrantes, a lo largo de los 3 mil 185 kilómetros de frontera común con Estados Unidos, organizaciones no gubernamentales y grupos políticos están conformando una alianza para alzar la voz contra la política antiinmigrante del presidente Donald Trump.
En ciudades como Tijuana, Tecate, Mexicali, Sonoita, Nogales, Agua Prieta, Ciudad Juárez, Ojinaga, Ciudad Acuña, Piedras Negras, Reynosa y Matamoros, se han registrado en los últimos días intensas movilizaciones de protesta en reclamo de un cambio de dirección de la política norteamericana de trato a los migrantes.
Pero es en Tijuana, la también llamada Tercera Nación por su diversidad policultural y racial, en donde se ha registrado la mayor efervescencia social pro migrantes, al ser sede del primer encuentro formal para la difusión de un plan de defensa binacional de los migrantes, promovido por el senador Armando Ríos Piter bajo la llamada iniciativa Operación Monarca.
La iniciativa ha tenido buen cobijo. Nació en el Senado y pretende ser un movimiento binacional para la construcción de alianzas entre ciudadanos, empresarios, políticos y luchadores sociales de ambos lados de la frontera, en aras de la defensa humanitaria de la comunidad migrante.
Esta iniciativa, también difundida en Matamoros, Reynosa, Ciudad Juárez, Mexicali y Piedras Negras, está siendo bien acogida por clubes sociales, organizaciones no gubernamentales y grupos pro migrantes de la Iglesia católica.
Esta institución, a través de su Pastoral de Movilidad Social, ha intensificado su acción pro migrante, no solo mediante el apoyo asistencial humanitario, sino con voces de denuncia que señalan con índice de fuego la agresión internacional que representa la política antinmigrante de Donald Trump.
La Iglesia católica, que mantiene en operación 15 centros de asistencia a los migrantes a lo largo del corredor fronterizo norte, ha sido caja de resonancia al llamado que ha lanzado el Senado de la República para organizar un frente común organizado, más allá del discurso, que defienda los intereses de los grupos migrantes.
De esa forma, en una masa que poco a poco va tomando forma, activistas, defensores de derechos humanos, políticos y representantes de organizaciones sociales, se han comenzado a aglutinar, para -desde este lado de la frontera- darle la batalla a la postura radical y antimexicana que ha expuesto el presidente norteamericano.
Necesaria la participación social
Como sociedad, los mexicanos no podemos mantenernos pasivos frente a la política de criminalización de los migrantes en Estados Unidos, dijo el padre Felipe de Jesús Fernández, encargado del albergue para migrantes del Padre Chava, en Tijuana. Para él, es urgente la organización social que permita demostrar al mundo la indignación nacional.
Y se considera urgente la organización social, porque en Tijuana, aun cuando se estima que el flujo migrante ha descendido en relación a los índices de hace dos meses, la presencia de los aspirantes a ingresar a EU, formal o ilegalmente, es lastimosa.
En ese mismo sentido se ha manifestado Jesús Alanís, de la organización Migrantes y Destino, del municipio de Reynosa Tamaulipas, quien considera que solo con la participación de todos, “será posible reorientar la política norteamericana, a fin de que se deje de criminalizar a los mexicanos y centroamericanos que van en busca de una mejor vida”.
En Mexicali, la Iglesia evangélica “Ríos de Vida”, encabezada por el ministro Roberto Zúñiga, que tiene también un albergue de ayuda a los migrantes, se ha dicho a favor de crear un frente binacional, como el propuesto por la iniciativa Operación Monarca, a fin de que los grupos de migrantes, mexicanos y transnacionales, tengan voz ante la embestida del presidente Trump.
Temen que lo peor esté por venir
Son muchos los migrantes que deambulan por las calles de Tijuana, siempre a la espera de algo, pero con desesperanza. Algunos han decidido incorporarse al empleo informal, en tanto que la mayoría sigue viviendo de la caridad pública, abierta sin ninguna restricción en los más de 18 albergues no gubernamentales que atienden a más de 15 mil migrantes de todas las nacionalidades.
Pero, aun cuando el mayor problema se observa en la población migrante internacional, que proviene principalmente de Centroamérica, el Caribe y África, los mexicanos podrían engrosar las filas de ese sector poblacional este año debido a las deportaciones que se teme pueda cumplir el gobierno de EU, y que ya han comenzado a manifestarse en forma paulatina, con un promedio de 50 deportados al día.
De acuerdo al delegado en Baja California del Instituto Nacional de Migración (INM) Rodulfo Figueroa Pacheco, este año se estima que podría incrementar el número de connacionales migrantes que pudieran quedar varados en la zona de Tijuana, tras el anuncio de deportaciones masivas.
Las deportaciones no cesan
Cifras extraoficiales de las delegaciones del Instituto Nacional de Inmigración en Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas revelan que el flujo de migrantes mexicanos repatriados en las últimas semanas se ha mantenido constante. No ha crecido, pero tampoco ha disminuido en relación a los últimos dos meses.
En promedio, en Tecate se registra la repatriación de 15 personas cada tres días. En Nogales la cifra de deportados ya llega a 20 personas al día; en Agua Prieta, se han podido contabilizar 10 en forma diaria; en Ciudad Juárez son 20; en Ciudad Acuña se mantiene un registro diario de 20 deportados al día; pero en Reynosa y Matamoros, la cifra alcanza el promedio de 30 migrantes cada 48 horas.
En Tijuana, las cifras oficiales del INM revelan que durante el 2016 fueron un total de 63 mil 985 mexicanos los que fueron repatriados y que fueron entregados en la zona fronteriza de Baja California, principalmente en las garitas de Tijuana, Mexicali y Tecate.
Los sacan, y se vuelven a meter
A la fecha, en lo que va del 2017, según estimaciones extraoficiales de funcionarios del INM, ya son más de 2 mil 100 deportados los que se han registrado solo en los cruces fronterizos de Baja California, pero que por la insistencia de volver a intentar el reingreso ilegal no regresan a sus lugares de origen, sino se mantienen varados en Tijuana.
Frente a esta situación, en la nueva dinámica social a que han empujado las voces que se alzan a favor de un apoyo más constante y efectivo hacia la población migrante, el INM ya mantiene vínculos de comunicación más estrechos con dependencias oficiales, a fin de apoyar a los migrantes varados con trámites en el Seguro Popular o para asegurar el retorno seguro a sus lugares de origen.
La mayor cantidad de migrantes nacionales deportados en lo que va de este año, son originarios de los estados de Michoacán, Guerrero, Jalisco y Oaxaca, los que en la mayoría de los casos se manifiestan con la intención de reintentar el ingreso, buscando la alternativa de contratar “coyotes” que cobran entre los 5 mil y los 7 mil dólares, “por hacer el brinco”.
El INM, en aras de atender la problemática que ya representa la presencia de migrantes mexicanos deambulando por Tijuana, también ha estrechado relación con los gobiernos estatales, principalmente de Sinaloa, Puebla, Veracruz, Chiapas, Estado de México, Michoacán, Guerrero, Jalisco y Oaxaca, a fin de establecer programas de apoyo que permitan que sus coterráneos se mantengan de manera segura en la frontera o realicen el retorno a sus lugares de origen.
La iniciativa Monarca
El senador por Guerrero, Armando Ríos Piter, quien hace unos días renunció a las filas del Partido de la Revolución Democrática (PRD), es el principal promotor de la iniciativa “Operación Monarca”, que tiene como finalidad crear un bloque binacional, México-Estados Unidos, para la defensa de los migrantes.
Esta iniciativa, respalda por los senadores norteamericanos de California, Ben Hueso, Tony Mendoza y Ricardo Lara, propone la suma de empresarios, políticos y activistas sociales, para “compartir responsabilidades y capacidades a fin de proteger a migrantes, y respaldar a los dreamers con la revalidación de estudios en México”.
Este programa fue presentado en Tijuana, en las instalaciones del albergue del Padre Chava, en donde el senador Armando Ríos Piter hizo una convocatoria para la defensa de la dignidad de los trabajadores migrantes, a los que -consideró- urge brindar esquemas de protección ante la política segregacionista del presidente Donald Trump.
El legislador que es presidente de la Segunda Comisión de Trabajo de Relaciones Exteriores, Defensa Nacional y Educación Pública, considera, dentro de la iniciativa planteada en el senado que “se deben incrementar las alianzas con iglesias, organizaciones comunitarias, medios de comunicación y las oficinas de otros consulados”, a fin de crear un frente común a favor de los migrantes.
Este llamado ya surtió efecto en las ciudades de zona fronteriza norte, en donde por lo menos 37 organizaciones civiles y medio centenar de representantes de instituciones gubernamentales, entre ellos Border Angels y de las oficinas de atención al migrante de Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas, se han sumado para la realización de un trabajo conjunto que defienda a ese sector.
Preocupación legislativa
Bajo la visión de construir un frente común binacional que atienda en su justa dimensión a los migrantes, con “una visión progresista y coaliciones políticas comunes”, como se ha propuesto desde el Senado de la República, en Baja California y Sonora ha pesado mucho la postura del legislador por California, Ben Hueso, quien considera que para California México es el país más importante.
De acuerdo al legislador norteamericano, en su estado hay preocupación por la política antiinmigrante de Donald Trump, no solo por el trato que se pretende dar a los migrantes, sino por la segura afectación a la economía de ese estado norteamericano, al reprimir a los migrantes, la principal fuerza laboral de esa entidad.
En esa misma tesitura se ha manifestado también el senador Tony Mendoza, representante del distrito 32 de California, quien se ha sumado a la iniciativa Monarca, al considerar la importancia de un trato justo a los migrantes, a fin de que no se les persiga, pues consideró que “los migrantes que tienen miedo de lo que hará este nuevo gobierno”.
De este lado de la frontera, el senador del PRI por el estado de Jalisco, Jesús Casillas Romero, presidente de la Comisión de Movilidad y secretario de la de Desarrollo Social, consideró que la alianza que se ha consolidado en Tijuana para la defensa de los migrantes, “es el inicio de un trabajo a largo plazo que sin duda rendirá frutos en beneficio de la población mexicana de ambos lados de la frontera”.
Por su parte, el senador Benjamín Robles Montoya del PRD, representante de Oaxaca, y secretario de la Comisión de Fomento Económico, al sumarse a la iniciativa Monarca, consideró que la mejor herramienta que pueden tener los migrantes frente a la problemática que les encara, es la información sobre las tareas que llevan a cabo los consulados para su defensa.
Y como parte de esa labor informativa que pretende el grupo de senadores que empujan esta iniciativa, se han proyectado reuniones, que han comenzado en Tijuana, Reynosa, Matamoros y Piedras Negras, con catedráticos, dreamers, organizaciones civiles, empresarios y líderes comunitarios, para informar sobre el frente binacional.
‘Nunca nos van a detener’
Con la barba larga desde hace cinco meses, Rubén camina por las inmediaciones de la valla fronteriza en la zona de Playas de Tijuana. De vez en cuando voltea a ver a la patrulla de inmigración que parece anclada desde hace varias horas sobre la arena. El oficial a cargo de la unidad y él no se conocen, pero son enemigos naturales.
Rubén es un migrante de Guanajuato que ya lleva seis meses varado en Tijuana, en espera siempre de una oportunidad de “brincar” hacia el otro lado. Ha intentado cruzar en siete ocasiones, y en todas lo han echado de regreso. La última vez estuvo detenido por dos meses en la estación migratoria de San Diego. Pero no desiste.
“Nunca nos van a detener”, dice como si hablara por todos los migrantes que se pasean de un lado a otro por la valla metálica. “tenemos la necesidad de trabajo, y eso es más grande que cualquier cosa”. Él está dispuesto a hacer el intento de cruzar la frontera de forma ilegal cuantas veces sea necesario. La paciencia es su mejor aliada.
No piensa en volver a su pueblo, en Acámbaro, Guanajuato, porque dice que no quiere “regresar como un fracasado”. Ya ha invertido mucho tiempo en la espera de que se descuide “la migra” y sabe que el momento de cruzar la línea va a llegar. Posiblemente haga otro intento un día de estos por la noche.
“Cuando llegue a Los Ángeles”, asegura viendo el futuro, “voy a subir una foto al Feis para decirle a Trump que no me pudo detener; le voy a demostrar que los mexicanos podemos más que él”.
Mientras se mantiene a la espera. No tiene un solo peso en la bolsa, pero -insiste- eso es solo temporal: “cuando llegue a Los Ángeles, las cosas van a cambiar”. Sonríe.
Deportaciones, nada nuevo
El padre Felipe de Jesús Fernández, uno de los activistas pro migrantes más importantes de Tijuana, también ha convocado a la sociedad civil de esta zona fronteriza para que se manifiesten más activamente en contra de la política antiinmigrante del presidente Trump.
Está convencido de que entre más fuerte sea la voz de los mexicanos, más probable es que se cambie la política oficial contra los migrantes.
Aunque reconoce que esto de las deportaciones no es nada nuevo, sí considera que con Donald Trump las cosas pueden empeorar para los migrantes, mexicanos, centroamericanos y transcontinentales.
“Se puede generar un grave problema social, y el gobierno mexicano no está preparado para ello”, insiste.
Por eso ve con buenos ojos la sinergia social y política que se está gestando en esta parte del país, donde -considera- por primera vez organizaciones civiles y políticos están coincidiendo en un punto verdaderamente importante para la sociedad.
“Pues se trata de ayudar a esta gente buena que solo quiere un mejor futuro para ellos y sus familias”.
Recordó que esto de las deportaciones no es nada nuevo, pues durante el gobierno de Barack Obama se deportaron en promedio más de 65 mil connacionales por año, solo en esta frontera, eso sin que hubiese una política oficial contra los migrantes y sin que se haya endurecido oficialmente la política migratoria, la que finalmente -considera el sacerdote- fue muy dura.
Ahora, dice, es bueno que el tema de migración sea de preocupación nacional, pues se pueden mejorar mucho las cosas para los migrantes, “pero lo más importante es que por primera vez estamos dando muestras de unidad nacional, entorno a un problema que nos afecta a todos los mexicanos”.