Terror por volver a las aulas
Después del periodo vacacional, el regreso a las aulas representa para muchos menores una pesadilla, ya que se encuentran con compañeros que convierten su día a día en un episodio de terror. Sobre todo, entre las niñas que son las que más agresiones de este tipo sufren a manos de sus iguales.
Icela Lagunas
Después del periodo vacacional, el regreso a las aulas representa para muchos menores una pesadilla, ya que se encuentran con compañeros que convierten su día a día en un episodio de terror. Sobre todo, entre las niñas que son las que más agresiones de este tipo sufren a manos de sus iguales.
Así le ocurrió a Alondra, de apenas 12 años, y cuyo nombre real se ha cambiado para proteger su seguridad. Pocos días antes de las vacaciones decembrinas, hace casi dos meses, fue atacada dentro de su salón de clases en la escuela República de Argentina de la Ciudad de México por dos compañeras, Estefanía y Paula, identidades falsas también.
Ambas la sorprendieron cuando ella hacía un dibujo. Estefanía le tomó las manos por detrás y la inmovilizó, mientras Paula con un cutter se acercó a Alondra cuando lloraba.
“Sentí cómo me agarraron de mis brazos por atrás, yo no sabía qué pasaba y en eso veo a Paula que se acerca a mí y traía una navaja de cutter, pero sin el mango, y entonces ella me levantaba la manga de mi suéter de mi mano izquierda e hizo como que me iba a cortar, poniendo la navaja sobre mi mano, asustada pensé que me iba a matar”, dijo en su relato la menor atacada, ante el Ministerio Público en la averiguación previa FAM/D-U4/T2/00467/12-11.
De acuerdo a su versión, los hechos no acabaron ahí y la escalada de terror fue en aumento.
Solas en ese salón, las dos agresoras dieron rienda suelta a las amenazas e intimidaciones, mientras que Alondra gritaba en busca de auxilio, sin tener éxito, pues se encontraban en el salón del taller de diseño y creación plástica. La menor imploraba que no le hicieran daño.
“Ella me contestó: ‘cállate si no te va a ir peor’. Después me empezó a cortar, empecé a llorar porque me dolió, me dio mucho miedo y me empezó a salir mucha sangre”, contó.
Con el improvisado objeto punzante, la adolescente cortó varias veces en las muñecas a su compañera, hasta que vio salir sangre. Una vez que lo consiguió, la dejó en libertad.
Sombras al acecho
Desde ese día, las agresoras se convirtieron en la sombra de Alondra para impedir que las delatara ante los maestros o autoridades de la escuela secundaria República de Argentina número 123, dependiente de la Secretaría de Educación Pública.
La madre de Alondra, al percatarse de las lesiones y del terror de su hija, quien no ha querido volver a la escuela, denunció los hechos ante la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) donde hasta el momento no se ha logrado gran cosa.
El caso es investigado por la Fiscalía de Atención de Niños y Adolescentes y el Ministerio Público, Ricardo Leonardo Mosqueda, giró un oficio a la directora del plantel, sin que a la fecha ésta haya tomado medidas en el asunto.
La madre de la menor afectada relata a Reporte Indigo que la directora del plantel, María de la Luz Ortega Ortiz, y la profesora de diseño, Ana Belén Rodríguez Sánchez, mostraron absoluta indiferencia ante las graves conductas de Estefanía y Paula, quienes impunemente acuden al colegio sin ser sancionadas o reprendidas.
Situación estresante
Mientras tanto, Alondra no puede regresar al centro escolar ya que, de acuerdo con la psicóloga que la valoró, Berenice Marín Cruz del Centro de Terapias y Apoyo Psicológico (CETAPS), presenta un trastorno por estrés post traumático y rasgos de depresión. La menor está en tratamiento desde el pasado 19 de diciembre.
“Por esta razón reporta el miedo de volver al sitio de la agresión”, dice la especialista.
A dos meses de la agresión, Alondra está distraída, tiene pesadillas nocturnas y, durante la conversación que dio pie a la entrevista con este medio, la menor no miraba de frente, hablaba bajito, estaba a punto del llanto y nerviosa.
“No puede ser expuesta a situaciones estresantes que alteren su estado emocional, motivo por el cual la suscrita no puede presentar a la menor a la institución educativa”, refiere Alejandra, la madre que busca atención para su hija, en un escrito enviado al Secretario de Educación, Emilio Chuayffet. “¿Por qué tiene que ser ella quien abandone su círculo de amistades y la escuela donde estudia mientras las agresoras no han recibido ninguna llamada de atención?”, pregunta.
De acuerdo con los testimonios de las afectadas, la directora del plantel se empecinó en minimizar el caso intentando explicar que se trata de un caso de bullying escolar.
Incluso dejó caer la posibilidad de que Alondra pudiera haberse autolesionado en las muñecas debido a que, en la etapa de pre adolescencia, se trata de una práctica muy recurrente entre las comunidades escolares.
Pero mientras las autoridades académicas y la justicia se ponen de acuerdo y asumen cada uno la responsabilidad que les corresponde, el pánico impide a Alondra regresar a las clases.
No mientras múltiples Estefanías y Paulas deambulen en los pasillos escolares en completa impunidad y jactándose de su poder, al que nadie pone un límite.
Por eso para muchos, el fin de las vacaciones es el comienzo del terror por volver a las aulas.
Las justicias responde en Twitter
El pasado 7 de enero, la madre de Alondra envió un oficio al titular de la SEP en el que pide su intervención en el caso a fin de que la directora del centro acate las recomendaciones del Ministerio Público y se garantice la seguridad de la menor en el plantel.
Asimismo y sólo a través de su cuenta de Twitter, el procurador de Justicia del Distrito Federal, Rodolfo Ríos, se comprometió a atender la averiguación previa de este caso.