El próximo año para el Partido Revolucionario Institucional (PRI) será de matar o morir en la contienda para elegir a los nuevos gobernadores del Estado de México y Coahuila. El tricolor no solo intentará ser un freno para la maquinaria de Morena, buscará conservar sus últimos dos bastiones que no han conocido la alternancia. Posicionado en el primer círculo de confianza del presidente Andrés Manuel López Obrador y siendo el responsable operativo de la seguridad pública del país, Ricardo Mejía Berdeja confía en que el proceso interno de Morena le favorecerá y será el candidato guinda a la gubernatura de Coahuila.
También, asegura con mucha soltura, que la Cuarta Transformación conquistará la entidad que ha sido duramente golpeada por una veintena de gobernadores del PRI desde hace casi 100 años.
El pico de la crisis, confiesa, comenzó hace casi dos décadas y continúa hasta nuestros días.
“Coahuila está llamado a cosas grandes, en un momento se llegó a publicitar como el ‘Coloso del Norte’. Es un estado que tiene todo para desarrollarse. Desafortunadamente en estos últimos 18 años ha sido prácticamente tomado como rehén por un grupo político que ha privilegiado, por encima del desarrollo económico y social, el control político y el patrimonialismo en el ejercicio de la función pública.
“Ven a Coahuila como parte de su propiedad. Es un grupo que aspira a conservar el poder para desde ahí reconstruir al PRI nacional, pero todos sabemos que está en un momento muy complicado. Tenemos todas las condiciones porque representamos un cambio y una alternativa frente al PRI”, opina.
El ‘destape’ de Ricardo Mejía Berdeja
Sin destaparse explícitamente y argumentando que utilizará su derecho a la libertad de expresión, Ricardo Mejía Berdeja asegura que tiene todas las condiciones para lograr la candidatura, pero de no ser así, apoyará al abanderado de su partido.
Sobre las necesidades de la entidad y las características que debe de tener el próximo gobernador de Coahuila, el funcionario público federal comenta que el primer paso es ponerle un freno a la deuda pública del estado.
“Tenemos una carga terrible a cuestas que es la deuda pública de más de 40 mil millones de pesos, se deben casi seis mil millones de pesos en intereses cada año. Es una sangría brutal de recursos. Esta deuda no surge por hacer obras de infraestructura o por un macroproyecto, ocurre lisa y llanamente por corrupción.
“Lo primero que se debe de hacer es revisar qué fue lo que pasó, deslindar responsabilidades y actuar con toda firmeza, eso es indispensable”, propone.
Finalmente, Mejía insiste en que el cambio en Coahuila será posible, preferentemente de su mano.
“La gente está recuperando la confianza de que el cambio es posible. En ese sentido creo que tengo todas las condiciones para lograrlo ahora que la ley lo permita”
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