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Miedo.
No hay una palabra que defina mejor lo que vive en este momento el PAN de Nuevo León y su proyecto por recuperar la Gubernatura de Nuevo León en el 2015.
Miedo.
Es la sensación que prevalece entre los grupos dominantes del panismo que confluyen en torno al proyecto de Margarita Arellanes.
La alcaldesa de Monterrey ha logrado que la División del Norte, el Grupo San Nicolás y los panistas afines a Raúl Gracia, se aglutinen en un bloque común que impulse dentro del PAN sus aspiraciones por convertirse en la primera gobernadora de este estado.
Pero es el miedo lo que también comparte la nueva cúpula albiazul que controla el PAN, integrada por liderazgos independientes como Fernando Larrazabal, Alfredo Rodríguez y Arturo Salinas.
Los panistas tienen miedo de que el proyecto de Arellanes, su candidata más fuerte a la gubernatura de Nuevo León, se caiga de aquí a la elección interna.
No sería la primera vez. En el 2009 ocurrió: el CEN del PAN intervino y bajó de la contienda a la gubernatura a Fernando Larrazabal, en ese momento el candidato de la poderosa Santísima Trinidad, a cambio de designarlo candidato a la Alcaldía de Monterrey.
Los panistas afines a Arellanes temen que otra vez el CEN albiazul –presionado por la Vieja Cúpula y los empresarios- designe al abanderado panista como ocurrió hace cinco años con Fernando Elizondo.
Hoy, los líderes del PAN saben muy bien que el único punto de unión que existe entre ellos se llama Margarita Arellanes.
Ella es la fiel de la balanza. La que garantiza posiciones en un probable Gobierno del Estado de extracción panista.
Sin ella, sería una guerra de todos contra todos.
Por eso, de un momento a otro los albiazules esperan que se desate una dura campaña, financiada por la Vieja Cúpula del PAN y obviamente el PRI de Nuevo León, para descarrilar las aspiraciones de Arellanes.
En ese escenario adverso que, sin duda enfrentará Arellanes, se sabrá quién de los panistas que la impulsan están con ella por convicción y no por conveniencia personal.
En este momento Arellanes está en una encrucijada que será decisiva en sus aspiraciones: jugársela únicamente con este bloque que la apoya, o tender puentes con la Vieja Cúpula y el sector empresarial.
Los panistas tradicionales y los empresarios están en la tarea de convencer de que se postule el exalcalde de San Pedro, Mauricio Fernández, o en su caso el exgobernador Fernando Elizondo.
Son sus cartas fuertes para el 2015.
Los aliados de Margarita también están en un dilema: quemar sus naves por ella, o continuar alimentando la idea de un Plan ‘B’ con Felipe de Jesús Cantú o Ugo Ruiz para el 2015.
Es precisamente la falta de cohesión del bloque, conformado en torno a Arellanes, su principal debilidad en comparación a la corriente interna que empujó en el 2009 a Fernando Larrazabal.
Los grupos están más enfocados en mantener y ampliar sus espacios políticos dentro del PAN, que en construir el proyecto para competir en el 2015 por la Gubernatura de Nuevo León.
El Grupo de la División del Norte, que encabezan José Serrano e Iván Garza, el más cercano a Margarita Arellanes, está más dedicado en extender su control en el Comité Municipal del PAN y asegurar la candidatura a la Alcaldía regia en el 2015.
Por su parte, el Grupo San Nicolás, que comanda el exalcalde Zeferino Salgado, busca mantener su hegemonía en este municipio nicolaíta gobernado por el PAN desde hace más 30 años.
El reciente proceso de afiliación de militantes y la guerra por el padrón confrontó a estos grupos, y provocó tensión en la llamada Mesa Nuevo León, que es la interlocutora con el presidente nacional del PAN Gustavo Madero.
La influencia que está adquiriendo Gustavo Madero en el panismo de Nuevo León y la marcada dependencia que existe con respecto a su reelección también genera miedos y temores en la dirigencia panista.
El futuro de la Mesa Nuevo León, conformada por el bloque que impulsa a Margarita Arellanes, depende de que Madero se reelija como dirigente nacional.
Madero influyó para imponer como consejero nacional del PAN al diputado federal Arturo Salinas, pero también intercedió por el alcalde de San Pedro, Ugo Ruiz.
El grupo de la División del Norte es el brazo de operación de Madero en Nuevo León y la fuerza que está adquiriendo provoca temores, principalmente en el panismo tradicional, por sus nexos con empresarios de casinos.
El activismo que está adquiriendo Ugo Ruiz y el respaldo que logró de la dirigencia nacional para ser consejero, es un tema que también genera confrontación y tensión dentro de la nueva cúpula albiazul.
La posibilidad de que Ugo o Felipe de Jesús Cantú representen un Plan ‘B’ para el 2015, por parte de la dirigencia nacional del PAN, hace mucho ruido en el albiazul.
Hay más miedos que inundan a los panistas en este momento: miedo a la falta de dinero para las campañas, miedo al caso Belden, miedo a Edelmiro Sánchez, miedo al PRI de Peña Nieto.
En fin: son los miedos los fantasmas que persiguen hoy a los panistas de Nuevo León, a sus líderes, sus cúpulas y sus dirigentes.
Está el miedo a la traición entre ellos.
Esos miedos que aquejan al PAN no son neuróticos. Son reales.
Los panistas están aterrados porque ven cercano su regreso al Palacio de Gobierno y esa posibilidad los vuelve más temerosos que nunca.
Eligen consejeros nacionales
El PAN de Nuevo León celebró ayer una Asamblea Estatal para elegir los 14 panistas que serán consejeros nacionales.
La lista refleja el reparto de poder que tiene cada uno de los grupos que dominan actualmente el PAN estatal: la División del Norte, el grupo San Nicolás y Raúl Gracia.
Estos son los 15 consejeros nacionales, incluyendo a José Alfredo Pérez Bernal, que es consejero nacional de oficio por su cargo como líder del PAN.
> Margarita Arellanes
> Víctor Fuentes
> Arturo Salinas
> Iván Garza
> Mauro Guerra
> Alfredo Rodríguez
> Carlos de la Fuente
> Baltazar Martínez
> Brenda Velázquez
> Liz Rosas
> Irasema Arriaga
> Kathia Gutiérrez
> Itzel Castillo
> Héctor Castillo
*José Alfredo Pérez Bernal
*Designado consejero nacional por su cargo de presidente del Comité Directivo Estatal del PAN en Nuevo León.