“Si yo me llego a contagiar no regreso a mi casa, me voy directo al hospital”, dice Andrés Zamora, quien pertenece al gremio de taxistas desde 1989, respecto a lo que haría si presenta síntomas del SARS-CoV2, ya que no puede dejar de trabajar en esta contingencia sanitaria.
La situación de Andrés es un reflejo de lo que padecen los 102 mil taxistas de la capital, quienes tienen que laborar y no cuentan con el apoyo que el gobierno les prometió de 25 mil pesos para sobrellevar la crisis por el Covid-19.
El 20 de abril, el Gobierno federal anunció la entrega de créditos a los taxistas del país por un monto de 25 mil pesos para apoyarlos ante la contingencia sanitaria.
Los recursos iban a ser entregados a través de los gobiernos locales, en el caso de la capital, el de Claudia Sheinbaum.
Sin embargo, el pasado 11 de mayo la secretaria de Trabajo de la ciudad, Soledad Aragón, dio a conocer que los apoyos no iban a ser entregados a taxistas porque no formaban parte del sector formal que perdió su empleo con la contingencia
Los taxistas acusan que el Gobierno capitalino los dejó solos en la peor crisis que ha enfrentado el gremio.
Andrés, en la fase 3 de la pandemia, la más crítica, sale a las 6 de la mañana de su casa en Cuautepec para trabajar hasta 18 horas recorriendo la ciudad en su taxi en busca de pasaje.
Sabe el riesgo que implica exponerse en la fase 3 de la pandemia por Covid-19 y lleva guantes, cubrebocas, gel antibacterial y su unidad está limpia. Tiene Kleenex en la parte trasera para que los usuarios se cubran si estornudan o tosen.
Sin embargo, es consciente de que aún cumpliendo las medidas puede contagiarse del Covid-19 porque ha transportado a escépticos de la enfermedad.
“Me ha tocado llevar gente que no cree, que no trae cubrebocas y no acata las medidas”, cuenta.
Cuando sucede eso él no les responde, solo trata de tomar el dinero con cuidado y si es posible, aplicarle un poco de gel antibacterial para que se note que él sí cree en el virus y lo que representa.
Antes de la contingencia sanitaria quería comprarse un auto para renovar su unidad, por lo que tiene un ahorro.
Sin embargo, esos recursos mejor los usará en caso de que se infecte y las tres personas que dependen de él se queden sin ingresos.
“Si yo no estuviese en casa por tener un contagio haría uso de ese ahorro. Era para un carro y lo hemos dejado en stand by porque tampoco tenemos la certeza de que ser taxista siga siendo un negocio productivo”, explica.
Las calles están vacías y casi nadie hace la parada, en avenida Chapultepec y Reforma apenas hay algunos transeúntes. Pero nadie intenta subirse a su taxi.
Desde el 23 de marzo, cuando comenzó la Jornada Nacional de Sana Distancia y la contingencia sanitaria, Andrés gana entre 300 y 350 pesos al día, un 80 por ciento menos de su ingreso normal, dice.
De esa cantidad, entre 160 y 200 pesos los ocupa en combustible.
Entonces, pese a trabajar casi 18 horas al día, Andrés gana aproximadamente 100 pesos que son para su casa.
Llevar esa cantidad a su hogar ha repercutido directamente en su calidad de vida, dice el taxista cuya principal zona de trabajo es Reforma y Chapultepec.
Esto lo tiene en una situación de estrés que se manifiesta físicamente.
“Te deprime la cuestión de no tener dinero, tener condiciones en las que las necesidades te rebasen en lo productivo (…) Se ha agravado la colitis, mi ansiedad por esa condición de no tener la misma oportunidad de acceso a las necesidades”, detalla.
Es por ello que Andrés dice que su gremio y la Ciudad enfrentan la peor crisis de los últimos años.
Taxistas, Gremio decepcionado
Aunque la contingencia le ha afectado al gremio taxista, Andrés afirma que la crisis viene desde 2015 cuando empezaron a operar las aplicaciones de movilidad como Uber.
“Las empresas de aplicación han generado condiciones de rezago. No ha habido políticas que regulen a estas aplicaciones en situaciones de igualdad. No tenemos un respaldo tecnológico, no se ha desarrollado como tal una herramienta que nos brinde mejoramiento”, explica.
El taxista refiere que las unidades de las aplicaciones no tienen que pagar una revista para poder operar ni pagan licencias especializadas ni acreditan un curso de capacitación y tienen una app que les ayuda a conseguir pasaje.
Señala que la aplicación de Mi taxi, lanzada en septiembre de 2019 para ayudar a competir a los taxistas de la capital, es insuficiente porque hasta el momento solo permite que el usuario reconozca al conductor.
Además, afirma que en esta contingencia los dejaron solos después de ofrecerles un apoyo.
El 21 de abril, al declararse la fase 3 de la pandemia, las autoridades capitalinas informaron que iban aplicar el Hoy No Circula a todos los vehículos independientemente de su calcomanía de verificación, con excepción de los taxis.
También se prometió un apoyo de 25 mil pesos para todos los conductores de taxis de la capital.
Sin embargo, el 11 de mayo, Soledad Aragón, secretaria del Trabajo de la capital, informó que ni los taxistas ni los tianguistas de la ciudad iban a obtener apoyos económicos porque no formaban parte del sector formal de la economía que se quedó sin empleo por la contingencia.
Por ello, Andrés se siente decepcionado.
“Siento que la verdad hemos sido engañados, prometen tanto y hablaban de que a los microempresarios les iban a dar 10 mil pesos y los taxistas 25 mil pesos, pero ya no nos van a dar nada a nosotros”, declara.
Apenas ayer, 13 de mayo, un contingente de taxistas protestó bloqueando dos carriles de Calzada de Tlalpan a la altura del Metro Chabacano para exigir la ayuda prometida.
Los manifestantes se retiraron después de entregar un pliego petitorio y acordar la revisión del documento, informó la Secretaría de Movilidad (Semovi).