Los tradicionales tamales del municipio de Juárez fueron reconocidos como una maravilla cultural del Estado, esto gracias a la gente que participó con su voto en el concurso de las ‘7 Maravillas Históricas de Nuevo León’.
En la convocatoria participaron asociaciones de cronistas, el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León, la Universidad Autónoma de Nuevo León y otras instituciones, donde la ciudadanía promovió diferentes “maravillas” de distintas categorías que fueron sometidas a votación.
El alcalde Francisco Treviño Cantú mostró el reconocimiento que recibió el municipio de Juárez por su tradicional platillo y agradeció el apoyo para que esto fuera posible.
“Nuestro municipio participó en el concurso de las 7 Maravillas Históricas de Nuevo León con la propuesta ‘Los deliciosos tamales de Juárez’. Gracias al apoyo de todos ustedes que votaron a través de los sitios oficiales, nuestro platillo típico logró ser considerado como una maravilla cultural de Nuevo León”, mencionó.
Tamal Fest
El pasado 26 de marzo el municipio de Juárez realizó el ‘Tamal Fest’, donde cientos de familias convivieron en la plaza principal y disfrutaron de este típico platillo que fue ofrecido por más de 15 expositores locales.
“Son un orgullo de nuestro municipio estos comerciantes que siguen poniendo en alto el nombre de Juárez a través de los tamales. Quiero agradecer a los expositores de esta muestra gastronómica por el hecho de haberse sumado para llevar a cabo este festival del tamal”, expresó el edil en el evento.
Historia de la Capital del Tamal
Aunque existe una disputa de dónde se preparan los tamales más deliciosos en el país, en Nuevo León existe un municipio al que se le denominó “La Capital del Tamal” y se trata de Juárez. En este municipio, que forma parte de la Zona Metropolitana de Monterrey, se cuenta con una historia en torno a una familia que vendía tamales.
La historia se remonta al año 1950 cuando en el municipio de Benito Juárez, Doña Anita de Salinas vendía tamales sobre la carretera Monterrey-Reynosa. La mujer tuvo que recurrir a la venta del platillo tras quedarse sin empleo en el cultivo de maíz, a consecuencia de una fuerte sequía que afectó su parcela.
Con el paso de los años, Teresa Salinas, hija de Doña Anita, aprendió a hacer tamales y puso su negocio en la casa donde vivía, pero las ventas eran muy bajas. Tras 15 años de mantener el negocio casero, Teresa logró abrir su primer local en donde tuvo que contratar personal de cocina debido al incremento de las ventas.
La mujer nombró a su negocio “Tamales Teresa Salinas” y como la tradición familiar se basa en la elaboración del platillo típico de México, otros familiares también replicaron el esquema de negocio.
Los hermanos de Teresa abrieron otras sucursales llamadas “Tamales 3 Hermanos” y “Tamales Salinas”, así como también “Tamales Anita” en honor a su abuela.
