El mercado femenino se ha vuelto el gran objetivo de las corporaciones tabacaleras a nivel mundial, por lo que estas están desarrollando campañas publicitarias especialmente diseñadas para aumentar el consumo de sus productos entre las mujeres, lo que lleva al tabaquismo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Desde la Séptima Conferencia de las Partes en el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco (CMCT), celebrada en 2016, quedaron bien identificados estos esfuerzos de la industria tabacalera por aumentar su penetración en el mercado femenino.
Los números presentados entonces explican la motivación de los corporativos tabacaleros por enfocar sus esfuerzos en ese sector, pues no obstante que las mujeres representan la mitad de la población mundial, solo hay 250 millones de ellas que fuman a diario, y en contraparte, mil millones de hombres en esa condición.
En Jalisco, la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (Encodat) 2016-2017 ha reportado que hay 996 mil jaliscienses que son fumadores actuales, de los cuales 352 mil son mujeres y 645 mil hombres, lo que arroja una diferencia de este consumo entre géneros que es menos pronunciada a la que se observa a nivel mundial.
El crecimiento potencial del uso del tabaco entre las mujeres es, pues, evidente tanto a nivel local como mundial.
En el informe “Consideración de los riesgos en función del género en el desarrollo de estrategias para el control del tabaco”, del 17 de junio de 2016, la OMS advierte que “si bien las tasas de consumo de tabaco entre los hombres alcanzaron su cénit y ahora están descendiendo lentamente, las del consumo entre las niñas y mujeres continúan aumentando con rapidez”.
En un entorno en el que crecen las advertencias a la población en general por los daños a la salud que causan los cigarrillos, la OMS asegura que “la industria tabacalera describe a las mujeres y las niñas como un «recurso del mercado sin aprovechar»”.
De todas las mujeres de Jalisco, por ejemplo, una de cada diez fuma tabaco actualmente (12.3 por ciento), mientras que uno de cada cuatro hombres jaliscienses lo hace (23.7 por ciento).
Ahora bien, si se observa únicamente a aquellos que fuman diariamente, el 6.5 por ciento de la población femenina tiene ese nivel de consumo, frente a un 11.4 por ciento de la masculina.
Por lo pronto, parecería que la industria tabacalera está ganando en su pretensión por conquistar al mercado femenino, o al menos así lo señalan las proyecciones que ha elaborado la OMS.
En solo unos años una de cada cinco mujeres podría volverse fumadora.
“Según las predicciones de los investigadores, aunque en la actualidad las fumadoras representan el 12% de la población femenina, esta cifra alcanzará el 20% de aquí a 2025. Y esto sin tener en cuenta otros productos de tabaco, como el tabaco de mascar, las pipas de agua, los bidis, los cigarros de chutta, las nueces de betel, o el snus —o rapé—, cuyo consumo está aumentando entre las mujeres”.
Riesgos mayores del tabaquismo
En este informe de la OMS que aborda los efectos específicos del tabaquismo sobre las mujeres, se advierte que “las características de género desempeñan un papel significativo en el inicio del consumo de tabaco y el mantenimiento del hábito”, y también en el tipo de daños que debe asociarse al uso de esa sustancia.
Entre los hallazgos más relevantes que ha dejado la investigación científica de los últimos 20 años sobre el impacto diferenciado que tiene el tabaquismo en las mujeres, se destacan los siguientes.
“El riesgo de contraer numerosas enfermedades es elevado tanto entre las mujeres como entre los hombres que fuman, pero, desde el punto de vista biológico, las mujeres se exponen a riesgos específicos o a un riesgo mayor que los hombres. Entre estos se incluye el cáncer cervicouterino, el cáncer de mama y una mayor incidencia de arteriopatía coronaria”.
El tabaquismo, además, “afecta a los patrones hormonales de las mujeres, a su fecundidad y al resultado del embarazo, y tiene un efecto de salud especialmente negativo en el desarrollo fetal”.
La OMS asegura que la probabilidad de que las mujeres con trastornos de salud mental, tales como depresión, ansiedad o esquizofrenia, se vuelvan fumadoras. “Es considerablemente mayor que la de las que no los padecen”.
Esta población, de igual forma, puede enfrentar más dificultades que la masculina para abandonar este hábito, de ahí que “se requieren enfoques distintos para dejar de fumar y tratar la dependencia” al tabaco. Un ejemplo específico es que “la terapia de sustitución de la nicotina resulta menos eficaz en las mujeres que en los hombres”.
Finalmente “hay más mujeres que hombres que se exponen al humo ajeno y, en muchos hogares, las mujeres y los niños son los más vulnerables a este riesgo”.
Siendo así, es obligado que las acciones anti-tabaco adopten una perspectiva de género para atajar la problemática con mayor precisión, esto es, que “para lograr una aplicación más eficaz y equitativa de las medidas de reducción de la oferta y la demanda del CMCT de la OMS es necesario que las políticas y los programas de control del tabaco tengan en cuenta las diferencias de género”.
La estrategia
Entre las tácticas que está siguiendo la industria tabacalera para explotar el mercado femenino se encuentra el lanzamiento de campañas para mujeres y niñas “con anuncios inspirados en estereotipos de género que vinculan de manera capciosa el consumo del tabaco con conceptos de belleza, prestigio y empoderamiento”.
De igual forma, para alcanzar a ese mercado las empresas “promocionan eventos como campeonatos de tenis, desfiles de moda, espectáculos de danza profesional, exposiciones de arte, concursos de belleza y competiciones de baile de música disco”, e invierten en “financiación de responsabilidad social empresarial” para apoyar a organizaciones de mujeres y a campañas contra la violencia doméstica.
Otra vía son las “marcas femeninas”, tales como cigarrillos light y delgados, que se comercializan buscando “atraer a las mujeres preocupadas por el peso”.