Ante la avanzada jurídica que ha enfrentado desde que inició su administración, López Obrador ha implementado una estrategia política sustentada en su alta popularidad y enmarcada por un rotante catálogo de frases que van desde “al margen de la ley nada”, hasta “no me vengan con que la ley es la ley”.
El doctor Juan Jesús Garza Onofre, investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, comenta a Reporte Índigo que esta estrategia de llevar procesos jurídicos a la arena política que domina puede ser redituable para López Obrador, pero también muestra una marcada improvisación en la implementación de sus proyectos.
“En el corto plazo puede que funcione, va a seguir aumentando la popularidad, va a seguir creciendo el discurso popular en torno a que tenemos un Presidente echado para adelante, que es justo, que llama la atención sobre los grandes problemas estructurales del país”.
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— Reporte Índigo (@Reporte_Indigo) July 23, 2022
Sin embargo, estas cancelaciones, arbitrajes, laudos, manifestaciones de impacto ambiental y demás problemas legales, serán heredados a la próxima administración.
“Que se agarre confesada la ‘corcholata’ o quien vaya a ganar la próxima elección presidencial. Porque no son menores los problemas legales actuales que tendrán consecuencias a largo plazo”, advierte.
Al ser poco probable que el sucesor de López Obrador tenga su misma popularidad y respaldo, Garza considera que “veremos en el próximo sexenio muchos casos de responsabilidad administrativa penal, de sanciones. No en una especie de vendetta, porque probablemente llegue alguien del mismo partido, sino simple y sencillamente va a haber responsables”.
También destaca que lo más grave de este legado es que se incumplan los fallos del Poder Judicial, comenzando por las suspensiones emitidas por los jueces, basándose principal o únicamente en el arrastre popular y la retórica que mantiene el primer mandatario, sin considerar que, más temprano que tarde, dejará el cargo.