José Emilio Pacheco, un escritor sin límites que cultivó con igual maestría la poesía, la novela, el cuento corto, los guiones, traducciones y el periodismo, murió ayer después de lucir una deteriorada salud durante muchos años.
Sus apariciones en la FIL de Guadalajara eran tradicionales, y en las últimas falló. Sufría de muchos males, y él decía que el principal se lo debía a la escritura, ya que mantuvo su cuerpo en una posición inadecuada. Pero seguía escribiendo.
Mientras tanto acumulaba reconocimientos. Algunos llegaron a ubicarlo como el próximo Nobel mexicano, que no ganó, pero en cambio tuvo el Alfonso Reyes, el Cervantes y el Reina Sofía, entre muchos más.
En el 2009, cuando recibió el Reina Sofía en Madrid, dijo: “La violencia y la crueldad extremas son mi pan cotidiano y vivo en medio de un conflicto bélico sin esperanza de victoria. A ello se suma la visión agravada del hambre y la miseria en México y en el mundo. A todo aquello en lo que no dejo de pensar añado la angustia de quienes se quedan sin trabajo y de los jóvenes que no encuentran el sitio para el que fueron preparados”.
Siempre fue claro que juzgar a su país, y con su gran obra, “Batallas en el desierto” (1981), se convirtió en el escritor citado por todos y su novela en casi un himno para la juventud de entonces. Fue adaptada al cine en la película Mariana Mariana, dirigida por Alberto Isaac en 1986. El libro cuenta la vida de Carlos, un niño de clase media de la Colonia Roma, en la Ciudad de México.
Obsesivo con sus ediciones, cuando alguien pedía una firma para sus libros, Pacheco localizaba inmediatamente la errata que arrastraba al revisar y revisar las impresiones. Nunca terminaba de corregir y se confesaba el “dolor de cabeza de sus editores”.
Graduado de la UNAM, fue profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México, en la Universidad de Maryland (College Park), en la Universidad de Essex y en algunas otras de Estados Unidos, Canadá, y Reino Unido.
Algunos de sus libros son El viento distante (1963), Morirás lejos (1967), El principio del placer (1972), Tarde de agosto (1992), Los elementos de la noche (1963) y los poemarios El reposo del fuego (1966), No me preguntes cómo pasa el tiempo (1970), Irás y no volverás (1973), Islas a la deriva (1976) y Desde entonces (1979) entre muchas más obras publicadas.
Después de un día de agonía en un hospital de la Ciudad de México, su hija y también escritora Laura Emilia Pacheco informó que su padre murió casi a las 6 de la tarde. Las redes se inundaron de pesar al irse uno de los grandes de las letras mexicanas.