El primer proceso democrático en la historia del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) concluyó con la elección de Ricardo Aldana como nuevo secretario general, lo que, en los hechos, significa el mantenimiento del status quo en la organización al refrendarse el control de la estructura que encumbró Carlos Romero Deschamps.
Aldana Prieto dejará la Tesorería del sindicato petrolero, desde donde acompañó a Romero Deschamps durante su cacicazgo, para asumir la Secretaría General, teniendo como antecedente su participación en la trama de desvío de recursos a la campaña presidencial de Francisco Labastida, conocida como “Pemexgate”.
La elección de Aldana confirma el poderío de la estructura que mantuvo a Romero Deschamps y su camarilla al frente de la organización. Pues además de la Secretaría General, también lograron mantener 29 de las 36 secciones renovadas hasta diciembre del 2021, con probabilidades de retener otras cuatro más que fueron impugnadas.
Este dominio se muestra hasta en los números, ya que de los casi 90 mil trabajadores agremiados del STPRM, se registraron 63 mil 700 votos en la jornada del lunes 31 de enero. De estos, Aldana arrasó con 52 mil, siendo el segundo candidato más votado, con cuatro mil, César Pecero, otro allegado a la cúpula de Romero Deschamps.
Ya desde diciembre pasado se advertía la intervención de la dirigencia interina para lograr un resultado así. Arturo Flores, uno de los candidatos derrotados, denunció que no se le permitió registrarse como votante en la plataforma electrónica SIRVOLAB establecida por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, pese a tener todos los papeles en regla.
Para enero, tras emitirse la convocatoria para la elección a la Secretaría General, Victoria Arredondo, otra de las aspirantes, interpuso un recurso de impugnación al considerarla “una artimaña” con la que la dirigencia buscaba ser juez y parte, señalando tanto la redacción de la convocatoria como las irregularidades con la plataforma SIRVOLAB.
En entrevista con Reporte Índigo, la doctora María Xelhuantzi López, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, señala que este resultado era previsible, así como que el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador manda un mensaje con la victoria de Aldana en el proceso que también organizó la STPS.
“Para el sindicalismo corporativo tradicional: Pemex, CFE, estos sindicatos y estas confederaciones, la CTM, la CROM, la CROC, les manda un mensaje muy claro de paz. Pueden estar tranquilos mientras se sometan a la autoridad, mientras aplaudan lo que el Gobierno está haciendo no les va a pasar nada, ahí van a seguir”.
En ese sentido, postula que el Gobierno federal surge como el gran ganador, pues con esto se legitima ante los observadores del Tratado México-Estados Unidos-Canadá de libre comercio que exigen democracia sindical. Aunque los sindicatos de empresas norteamericanas, en tanto que los del sindicalismo corporativo tienen garantizada su continuidad.
Por el contrario, señala que el sindicalismo democrático recibe una mala señal, pues “se legitima un tipo de liderazgo, de estructura y de prácticas muy cuestionadas. El voto, el argumento de la democracia, se convierte en una trampa para los propios trabajadores. La gran pérdida es para los propios obreros que no encuentran la oportunidad de democratizar su organización”.
Finalmente, menciona que tanto Petróleos Mexicanos como el STPRM no ganan ni pierden como tal con la llegada de Aldana a la Secretaría General del STPRM, pues la empresa confirma que cuenta con un sindicato dócil, mientras que la cúpula de este se hizo con un recurso de poder adicional, la elección, que le servirá para mantener el control de los trabajadores.
El profesor Javier Santiago Castillo, del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana, comenta a Reporte Índigo que este resultado “le da gran fuerza al sindicalismo charro para negociar con el Gobierno, ese es un problema, y para seguir manteniendo el control de los trabajadores”, si bien adelanta que la dirigencia no se confrontará con López Obrador.
“Si algo saben hacer los sindicalistas charros es plegarse a las disposiciones gubernamentales, es su historia. En general se van a someter y, excepcionalmente, opondrán alguna resistencia, solo que se afecten los intereses de la alta burocracia sindical. Puede haber acciones que hasta perjudiquen a los trabajadores de base, pero si es disposición gubernamental, se acatará”.
Respecto a lo que significa para el proyecto de democratizar los sindicatos del país, advierte que “el mensaje no es nada halagador políticamente porque, si los aparatos del viejo sindicalismo no van a ser tocados mientras se alineen, no es saludable para la vida democrática sindical y, en consecuencia, para la democracia del país”.
Esto pues, opina, los grandes sindicatos de industria, como el STPRM, minero o de electricistas, podrían fungir como un motor de cambio, sin embargo, señala que el resultado obtenido por Aldana tuvo que haber estado marcado por las prácticas de control históricamente ejercidas por los dirigentes charros.
“Hay dos factores: uno, el control corporativo del grupo de dirigentes charros, para llamarlos con toda propiedad, persiste a través de diversos mecanismos clientelares y no creo que estén exentos de amenazas y presiones los trabajadores. Segundo, no hay una oposición organizada dentro del sindicato que tenga una presencia nacional”.