“Situación de las mujeres en México es un retroceso de la humanidad”: saxofonista atacada con ácido

En entrevista con La Jornada María Elena Ríos, la saxofonista que fue atacada con ácido, aseguró que lo que ‘vivimos las mujeres en México’ es un retroceso de la humanidad,

La joven narró desde el inicio su relación con el ex diputado, y empresario gasolinero, Juan Antonio Vera Carrizal, su agresor quien además ahora se encuentra prófugo de la justicia.

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Tras graduarse en Ciencias de la Comunicación en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) María Elena regresó a su natal Huajapan, donde tras atender a una vacante de trabajo para llevar la comunicación social de un diputado priista se encontró por primera vez con Vera Carrizal.

Después de trabajar un tiempo con él, Ríos y Vera se involucraron sentimentalmente. La relación no tardó en volverse violenta.

“Hay personas que se atreven a criticarme y dicen que si me trataba mal por qué no lo dejaba. Pero una persona violenta como él es capaz de envolverla a una en un círculo de miedo”, mencionó la joven.

Ríos narró las múltiples agresiones de las que fue víctima mientras mantenía una relación sentimental con Vera, quien la agredió física y mentalmente.

“Destruyó mi autoestima: me decía que era fea, burra, zorra, puta. Y llegué a creerlo”, menciona Ríos.

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Cuando Ríos decidió terminar con la relación Vera Carrizal la amenazó y le dijo “si eso es lo que quieres no mereces vivir”.

“Cuando le dije que iba a romper con él, me dijo que eso lo iba pagar con Dios. Lo que nunca me imaginé fue que él se creía ese dios, con el derecho y el poder de destruir mi vida. Y sí, me la destruyó. No sólo a mí sino a mis padres y a mis tres hermanos. Y me destruyó justamente cuando decidí ser valiente, cuando empecé a creer en mí”, relata.

El crimen

María Elena Ríos menciona que días antes de ser atacada con ácido encontró sobre la banqueta una cubeta llena de gusanos vivos.

“Tuve la intuición de que fue él, que quería asustarme. Él hacía ese tipo de cosas”, menciona.

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La joven atendía una agencia de viajes que acababa de abrir en su domicilio, en ella auxiliaba a las personas comprar boletos de avión y tramitar pasaportes.

El fin de semana previo al ataque recibió una llamada para agendar una cita, el establecimiento había permanecido cerrado debido a que María Elena acudió a un curso de dirección de orquestas sinfónicas. Ella citó a la persona que necesitaba un pasaporte el lunes 9 de septiembre a las 10 de la mañana.

“Cuando tocaron la puerta abrí y vi a un señor con ropa muy humilde, de huaraches, y llevaba un recipiente. Hasta pensé: ‘Pobrecito, ha de llevar su almuerzo’. Lo hice pasar y le ofrecí asiento. Me dijo que el pasaporte era para su mamá. Me di vuelta al escritorio y me senté para explicarle lo que se tiene que hacer cuando se pierde un pasaporte. Él se paró y de alguna manera limitó el movimiento de mis piernas y empezó a vaciarme el ácido en la cara”, relata la joven.

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Al sentir el ardor y notar que su piel caía a pedazos la joven gritó y corrió hacia el interior de la casa de la que su madre salió y la abrazó, quemándose también el pecho, brazos y abdomen.

Una vecina les dio una cubeta llena de agua y ella se la echó en la cara. Mientras la subían ala ambulancia llamó a Vera Carrizal para decirle que le acababan de rociar ácido y que él había sido, obteniendo como respuesta una risa por parte de su agresor.