En la actualización más reciente, la Secretaría de Salud local reportó 743 nuevos casos y 22 defunciones por COVID-19. El semáforo epidemiológico tiene tres indicadores en color rojo: los contagios diarios, la tasa de transmisión y el promedio de muertes al día. Además la ocupación hospitalaria también está en riesgo alto.
El 11 de marzo se reportó el primer caso de este virus en Nuevo León y a cuatro meses continúa la incertidumbre. Cinco días después, el Gobierno de Jaime Rodríguez Calderón, suspendió las clases y eventos masivos como medida preventiva para evitar contagios.
El 30 de marzo, 28 días después, el Gobierno federal decretó emergencia sanitaria en todo México, detalló cuáles eran las actividades esenciales que siguieron operando y cuáles no podían hacerlo. Nuevo León, como se había adelantado, no aplicó mayores ajustes.
Las pequeñas empresas, comercios y restaurantes han sido el sector más afectado durante la pandemia. La nueva normalidad también es complicada por las restricciones estatales desde el 2 de julio, pues no pueden abrir el fin de semana y solo deben operar de las 05:00 a las 22:00 horas de lunes a viernes. Estas medidas continuarán todo este mes, anunció ayer el gobernador Jaime Rodríguez Calderón, y si el índice de contagios continúa en aumento se extenderán hasta agosto.
“Hoy nos detenemos, y nos tenemos que detener para avanzar, no para retroceder. Si logramos bajar la opción de camas para pacientes COVID-19 de 63 a 38 por ciento abriremos más”, afirmó el mandatario.
La estrategia de la Secretaría de Salud, a cargo de Manuel de la O Cavazos, busca aplanar la curva de contagios al reducir la movilidad de los neoleoneses.
“Todo depende del comportamiento de todos nosotros, si cumplimos con estas disposiciones que se han impuesto recientemente y reducimos la movilidad, podemos seguir avanzando en la reactivación económica”, sentenció el funcionario.
La eterna culpa a población sobre el Covid-19
El secretario de Salud, Manuel de la O Cavazos, aseguró que los ciudadanos abarrotan los módulos de pruebas COVID-19 después del fin de semana, por tener culpa y miedo.
“Quiero aclarar algo, hay algunas personas que se realizan la prueba porque sienten temor y piensan: qué tal si ya lo tengo y no me doy cuenta, yo quiero hacérmela cada cinco o 10 días. Son algunos pacientes hipocondríacos que tienen miedo de enfermarse, no tienen síntomas y ahí están.
O bien, porque tienen sentido de culpabilidad, porque se fueron a una fiesta, se fueron a una quinta, se fueron a celebrar el cumpleaños de un compadre o comadre o anduvieron en una boda, cantando bailando y todos amontonados”, dijo el funcionario.
Tras casi 50 días de confinamiento desde que se registró el primer caso de COVID-19, la población comenzó a relajar las medidas sanitarias. El discurso del secretario de Salud, Manuel de la O Cavazos, de quedarse en casa por dos meses, se desgastó en abril, por el Día del Niño, y antes del 10 de mayo, Día de las Madres, el funcionario mostró una postura amenazante.
“Si sales matas, si sales mueres. Quédate en casa”, , señaló De la O.
Luego, el secretario de Salud participó en el decreto que tipifica como delito que si una persona contagia a otra tendrá una sanción de cárcel y multa.
“Multa o cárcel para aquellas personas que, sabiendo que tienen esa enfermedad, no tomen las medidas adecuadas para no contagiar a sus compañeros de trabajo u otras personas”, advirtió.
La iniciativa fue propuesta por la diputada del PAN, Itzel Castillo, y fue aplaudida por el titular de salud.