En la ecuación de la clase media no solo están las personas con cierto nivel de ingresos, también se encuentran unidades económicas que dan empleo a millones de trabajadores, de las cuales un gran porcentaje está en riesgo de no volver a levantar la cortina una vez que se reanuden las actividades.
Desde que comenzó la pandemia, el Gobierno federal se comprometió a apoyar a los más pobres a través de los programas sociales, sin embargo, en el camino se ha dejado de lado los intereses de la clase media.
Uno de los apoyos centrales son los créditos que otorga el Gobierno federal para el estímulo y la reactivación. Hasta ayer, la Secretaría de Economía reportó una dispersión de 8 mil 434 millones de pesos a través de 337 mil 389 beneficiarios de créditos a la palabra para empresas familiares.
Para Gonzalo Hernández Licona, este tipo de esfuerzos son positivos, pero se quedan cortos para atender las verdaderas necesidades tanto de empresarios como de sus trabajadores, pues las compañías no cuentan con mucha liquidez para mantenerse de pie después de la cuarentena, entonces lo ideal sería que la responsabilidad fuera compartida.
Efecto en cadena del consumo de la clase media
El consumo es el termómetro de cualquier economía, ya que muestra el comportamiento de las personas y cómo están gastando su dinero, sin embargo, el confinamiento provocó un golpe sin precedentes en el sector minorista.
Cifras de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) muestran que las ventas de los establecimientos cayeron un 22.9 por ciento en abril a tasa anual.
El desplome de las ventas en los 62 mil establecimientos que agrupa la asociación se atribuye a varios factores como las restricciones de movilidad, pero la más importante es que medio millón de personas en la formalidad perdieron su empleo el mes pasado, provocando un menor consumo.
La última actualización del Indicador Mensual del Consumo Privado (IMCP) a febrero muestra un retroceso de 0.5 por ciento, el primero desde diciembre del año pasado, cuando la caída fue similar. La relevancia de este índice es que mide el comportamiento del gasto realizado por los hogares en bienes y servicios de consumo, tanto de origen nacional como importado.
Para marzo y abril diversas instituciones financieras ya anticipan una caída al doble debido a la falta de ingresos en los hogares mexicanos.
El doctor en Economía Luis Foncerrada Pascal explica que ante la falta de recursos las personas dejan de consumir y ese es el mayor impacto para la economía, el cual no está siendo compensado con un sólido apoyo para las familias afectadas.
“Los créditos que ofrece el gobierno no resultan atractivos porque las personas no se quieren endeudar y tampoco tienen dinero para pagarlos. En este momento lo único que hay son programas viejos que no están hechos para atender la magnitud de esta crisis”.