Sextorsión, crecimiento peligroso
La divulgación de fotografías y videos de contenido sexual sin el consentimiento de todas las partes involucradas se ha incrementado en la Ciudad de México por la falta de una ley que castigue a quien difunda el material sin importar la edad de los implicados
Erick MirandaLa violencia sexual y en línea en contra de las mujeres ha ganado terreno de forma silenciosa en la Ciudad de México.
Casos de sextorsión, ciberacoso y de la llamada pornovenganza han sido ignorados y confinados al olvido debido a la falta de una ley capaz de sancionar toda clase de violencia sexual-digital, independientemente de la edad de las partes involucradas.
A dos meses de haber cumplido 18 años, Susana (cuyo nombre fue modificado) se enteró a través de su mejor amigo que en varios sitios de internet circulaba un video sexual con su nombre. Al buscarlo se percató de que ese material era el mismo que había grabado junto a una expareja sentimental dos años atrás.
“Una vez terminada la relación siguieron meses de acoso y amenazas sobre difundir nuestras fotos y videos, pero como siempre hubo chantaje pues no le di importancia… Cuando vi que el video estaba en la red (2 años después) pude rastrearlo en al menos 5 páginas, a las que escribí argumentando que se trataba de pornografía infantil, ya que cuando fue grabado yo tenía 16 años y sólo pude hacer que lo bajaran de 4”, relata.
Susana fue víctima de sextorsión y pornovenganza. En su momento intentó levantar las denuncias respectivas en dos diferentes Ministerios Públicos de la alcaldía Iztapalapa, sin embargo, no hubo un seguimiento oportuno de parte de autoridades, refiere la joven de ahora 21 años, ya que el personal no estaba capacitado y sensibilizado para tratar situaciones de índole sexual.
Vulnerabilidad y enojo fue el resultado que dejó dicho episodio, admite Susana a 3 años de los hechos, sin embargo, también explica que “son errores que pueden llegar a cometerse por inexperiencia o falta de educación sexual, ya que son actos que no se espera que sean traicionados y más de una persona que se supone te quiere y lo hace por amor”.
Aunque por este tipo de prácticas no se tiene un registro formal de hechos y denuncias, más allá de los casos que han llegado a adquirir notoriedad a través de redes sociales, a cierre de 2017 la Policía Cibernética de la Ciudad de México alertó sobre la existencia de al menos 2 mil sitios dedicados a la difusión de imágenes de índole sexual sin permiso de las partes involucradas, lo que internautas también denominan como ‘packs’ y que suelen obtenerse a través del ‘sexting’.
Enviar y recibir mensajes con fotografías o videos de contenido sexual (sexting) es una conducta creciente que las personas han adoptado como cotidiana a través de la tecnología, y en la Ciudad de México no se tiene una excepción, explica Ana Celia Chapa, doctora en Psicología por la Universidad Nacional Autónoma de México.
“Una de cada siete personas suele mandar este tipo de materiales, mientras que al menos una de cada cuatro tiende a recibirlos, principalmente esto se da entre jóvenes, adultos jóvenes y sobre todo en adolescentes”, sostiene la experta.
Como una expresión erótica, el sexting es un práctica de consenso que llega a ser positiva cuando hay una relación de por medio, dice Chapa, sin embargo, los riesgos vienen cuando esto llega a transformarse en pornovenganza o sextorsión, ya que esto último puede generar graves afectaciones psicológicas.
De acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), de enero a diciembre de 2018 en la Ciudad de México fueron contabilizados un total de 3 mil 473 delitos que vulneraron de modo directo e indirecto la libertad y/o seguridad sexual.
En los últimos 12 meses fueron denunciados 2 mil 348 casos de abuso sexual; 422 situaciones de acoso; 580 violaciones simples; 102 más inscritas en su modalidad equiparada, así como otros 21 ilícitos que fueron clasificados bajo la etiqueta de “otros delitos que atentan contra la libertad y la seguridad sexual”, tales como intimidación, amenazas, chantajes, entre otros.
Los antecedentes
A nivel nacional, a finales de 2016 se aprobaron sanciones penales y multas económicas para toda persona que divulgue sin consentimiento o autorización de las partes involucradas cualquier tipo de material multimedia de índole sexual, sea o no con una relación afectiva de por medio. Pero dicha norma sólo es aplicable para los casos donde se pone en riesgo o vulnera la identidad de una persona menor de edad.
En el plano local, en octubre de 2017 la todavía Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) recibió una propuesta de ley para tipificar como delito la difusión no consensuada o por terceros de fotografías y videos íntimos; así como sancionar los hechos con penas de 3 a 5 años de cárcel y multas de entre 75 y 200 mil pesos, sin embargo, el vacío legislativo para combatir dicha violencia sexual-digital se quedó pendiente.
En mayo de 2018, la ALDF aprobó castigar con penas de 1 a 3 años de prisión la “conducta sexual indeseable” de fotografiar o grabar imágenes de dicho corte sin el consentimiento de las personas interactuantes, así como la fabricación, reproducción o circulación del material; pero debido a que la disposición fue aprobada en el contexto de constante acoso sexual en el transporte público, la misma dejó sin atención a los casos de violencia sexual-digital.
La lucha sigue
Para buscar justicia ante casos de sextorsión y pornovenganza en la Ciudad de México, legisladores locales presentaron una iniciativa con proyecto de decreto para endurecer los castigos derivados de este tipo de conductas.
Con penas de 3 y hasta 9 años de prisión, además de sanciones de 500 a mil días de multa (de 42 mil a 84 mil pesos, de acuerdo a la Unidad de Medida y Actualización), se busca evitar esta clase de episodios, independientemente de la edad de las personas involucradas y/o afectadas.
Paula Soto, presidenta de la Comisión de Igualdad de Género en el Congreso capitalino, explicó en entrevista que dicha propuesta fue presentada porque en la CDMX este fenómeno ha ido creciendo en los últimos años y mayoritariamente se trata de un tema de violencia de género.