La sequía en México, junto con el contexto del escenario postpandemia y el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, está generando las condiciones para una crisis que en el país afectará a los más pobres y cuya incidencia tendrá efecto en las próximas generaciones, pues provocará inflación.
“Los sectores económicamente menos favorecidos, cuando viene una inflación, tienen que disminuir la compra de comida o la calidad, por lo que a la hora de llevar el alimento a las nuevas generaciones, les puede provocar un menor desarrollo neurológico.
“En una o dos décadas, cuando las personas que hoy son niños comiencen a ser productivos, veremos que tendrán un menor desarrollo porque la inflación de los bienes de comida les generó esto que se denomina una ‘trampa de pobreza’.
“El año pasado tuvimos una inflación del 7 por ciento, que fue la más alta de los últimos 20 años. Pero lo que deberíamos estar viendo, es que los próximos meses vamos a tener una inflación todavía mayor a raíz de que están subiendo todas las materias primas, no nada más las agrícolas, también las de metales y las de energía”, explica Ramsé Gutiérrez, Codirector de Inversiones de Franklin Templeton México.
El especialista en la materia agrega que por estas “trampas de pobreza” la inflación es conocida como “el impuesto de los pobres”.
En esta situación, la escasez de agua también incide en la falta de productos y por ende en su encarecimiento. En el caso del maíz se está produciendo en los últimos años menos cantidad en el campo mexicano, por ejemplo.
La guerra entre Rusia y Ucrania también incidirá en el aumento de los precios, ya que buena parte de los fertilizantes vienen de esa zona del mundo.
“Si sube la gasolina, sube el costo del transporte. Si te suben los fertilizantes, te suben el costo de estar fabricando o de estar produciendo el grano, pero también, si comes carne, los animales comieron grano o algún producto agrícola, entonces se llame pollo o se llame ganado de res o porcino, todos van a estar aumentando de precio porque la dieta de estos está basada en productos agrícolas”, explica Ramsé Gutiérrez.
Nuestro país, a pesar de ser un gran consumidor de maíz, tiene que importarlo. En los últimos años se ha cambiado el uso de suelo de este grano por otros productos más rentables, como el aguacate, los frutos rojos o algunas flores. Esto ha hecho que el maíz que utilizamos -para consumo humano y para alimento de animales– se importe de países como Ucrania.
Sin suficiencia alimentaria por sequía, inflación y conflicto
Una de las políticas de gobierno estaba enfocada en alcanzar la soberanía alimentaria, algo que México está lejos de lograr.
“El maíz ha dejado de producirse en México y, si antes no teníamos una autosuficiencia alimentaria, ahora menos, ahora lo importamos de los Estados Unidos y de algunos países de Europa, como es el caso de Ucrania”, afirma Arturo Chacón, profesor investigador decano del Instituto de Investigaciones sobre los Recursos Naturales de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo (UMSNH).
“Las mejores tierras ahora, después de la reforma del 27 constitucional, se comenzaron a rentar ya para cambiar el cultivo de maíz por la floricultura, por las frutillas, por el aguacate y por otros cultivos rentables de invernadero como el chile pimentón, el tomate, el chile jalapeño, todos esos productos que tienen un valor agregado después de su procesamiento”, explica el especialista de la Universidad Michoacana.
Esto coincide con el conflicto entre Rusia y Ucrania, el cual también incide en el incremento del precio de los productos agrícolas en nuestro país.
“Efectivamente, el conflicto de Ucrania disminuyó sobre todo el ingreso más que nada del trigo y del maíz, pero al mismo tiempo México está comprando este grano porque no es autosuficiente a pesar de ser un producto asociado con la cultura mexicana desde épocas mesoamericanas”, explica.
Con ello, el maíz en la agricultura ha pasado a una “segunda prioridad” a pesar de que es un alimento que se utiliza todos los días en la dieta de la mayoría de los mexicanos.
“Por eso no tenemos autosuficiencia en materia de maíz y, al mismo tiempo, lo podemos asociar al agua. En el caso del agua, el territorio mexicano en el 50 por ciento es árido o semiárido”, explica el especialista,
Además, inciden otros factores que acentúan la sequía, tales como los efectos del cambio climático y las condiciones atmosféricas.