Sequía e inseguridad fuerzan desplazamiento en el norte de Nuevo León

La sequía por la falta de lluvias y la retención de agua por parte de pedreras, así como la inseguridad presente en la zona norte de Nuevo León ha provocado el desplazamiento de habitantes de municipios como Los Herreras
Ricardo Alanís y Jesús Padilla Ricardo Alanís y Jesús Padilla Publicado el
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La sequía e inseguridad en la zona norte de Nuevo León han provocado el desplazamiento de habitantes de municipios como Los Herreras, donde según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) entre 2010 y 2020 la población decreció 3.5 por ciento.

San Vicente, uno de los poblados que conforman este municipio, ha sido uno de los más afectados.

La sequía provocada por la falta de lluvias y por la retención de agua del arroyo Sardinas, el cual es usado para abastecer a una pedrera, ha causado la muerte del ganado, cuyo cuidado era una de las ocupaciones principales de los habitantes de San Vicente. Aunado a ello, la falta de lluvias no permite que los mantos acuíferos se recarguen.

Al no haber agua disponible, los ranchos, granjas y casas no cuentan con el líquido necesario para realizar actividades como el riego de pasto, cuya existencia es vital para alimentar al ganado, el cual ante esta situación ha muerto o ha sido vendido a precios por debajo de su verdadero valor comercial.

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“Habrá unas 100 personas (habitantes en el pueblo), 70 a lo mucho, esto es un desenlace de algo que ha ido caminando y ahorita ya estamos en un momento crítico. Teníamos bastantes empleados que se dedicaban a venir a trabajar acá de varias partes, esta región siempre se ha dedicado al ganado y a la agricultura, el cabrito es lo más importante acá, pero sí tenemos una reducción bastante significativa.

“Se ha reducido bastante el número de cabezas de ganado, la última sequía nos dio un golpe tan tremendo que la ganadería estaba cerca de desaparecer. De 400 borregas que teníamos, ahorita nos quedan veintitantas. En nuestra situación hay mucha gente”, explicó Andrés Martínez Benavides, ganadero de Los Herreras.

Según Martínez, en su rancho empleaba a seis familias hasta que la sequía lo alcanzó, obligándolo a despedir a más de la mitad de sus empleados. Hoy, el ganadero solo da trabajo a dos familias, las cuáles realizan actividades diferentes, pues el cuidado de animales dejó de ser su actividad principal.

Los habitantes de San Vicente guardan pocas esperanzas de que los turistas que llegaban cada primavera hasta el Parque Recreativo San Vicente, para acampar y disfrutar del paraje y el arroyo, regresen este 2023.

Martina Benavides Salinas, propietaria del rancho El Desfiladero, aseguró que venderá el ganado que aún mantiene, pues no cuenta con agua ni con los recursos económicos para costear la dieta de las cabras.

“Esta falta de agua se debe a la destrucción de la Sierra de Picachos, allá están desviando el agua. Dicen que no tienen nada que ver los problemas de la pedrera, pero yo que nací aquí, sé que si no hay agua en el cerro, no tenemos agua nosotros, se secan las norias, los pozos”, comentó.

Inseguridad golpea al norte de Nuevo León

Otro de los problemas que provocan el desplazamiento de la población del norte de Nuevo León es la inseguridad, la cual ha impulsado a los pobladores de la zona a crear sistemas de vigilancia integrados por cámaras de seguridad instaladas en hogares.

Habitantes de sitios como Los Ramones, Cerralvo y Los Herreras también conformaron una red de vigilancia a través de Whatsapp, debido a la falta de elementos de seguridad pública.

Los secuestros constantes generaron que varias familias de Los Herreras abandonaran sus casas, especialmente después de no recuperar a sus seres queridos plagiados y quienes lograron el rescate, lo consiguieron pagando hasta cuatro millones de pesos.

José Manuel Guerrero, padre de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, ubicada en el centro de Los Herreras, considera que la gente tiene miedo de hablar públicamente sobre la inseguridad, la sequía y la nula acción del Gobierno municipal, encabezado por Luis Alfonso Tijerina López, de Movimiento Ciudadano, para solucionar estas problemáticas, aunque es un problema latente.

“Aquí hay una creciente escasez de agua que todos niegan, pero que a todos les hace falta. Ante esa creciente escasez de agua también hay mucho miedo, mucho temor, hay muchas cosas que se conjugan ahí, la gente no quiere hablar, no quiere decir, no quiere señalar los nombres, las causas, los responsables de lo que está pasando, pero ese es mi trabajo pastoral: ver, juzgar y actuar”, dijo el párroco.

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