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Salma Karrúm fue detenida en septiembre del año pasado. A la exalcaldesa de Pátzcuaro, Michoacán se le acusó de por tener nexos con el cártel de Los Caballeros Templarios.
El fin de semana pasado, Karrúm murió en un hospital de Morelia a donde había sido trasladada apenas dos días antes del penal de Centro de Readaptación Social “David Franco Rodríguez” en el que se encontraba recluida. Padecía cáncer.
Familiares de la exfuncionaria priista aseguraron a medios locales que personal del penal no hizo caso de las complicaciones de salud que la reclusa presentaba.
El caso de Karrúm no es el único entre los funcionarios michoacanos que han sido detenidos en los últimos meses.
La dirección de Prevención y Readaptación Social del Gobierno de Michoacán informó que a los cuatro alcaldes procesados en cárceles de la entidad, el encierro sorpresivo les ha repercutido afectaciones a su salud.
Detalló que algunas de esas afectaciones han ameritado la intervención urgente de los servicios médicos del penal, como es el caso de la alcaldesa de Huétamo, Dalia Santana Pineda, quien sufre por problemas de hipertensión arterial.
De acuerdo a fuentes del Órgano Administrativo Desconcentrado Prevención y Readaptación Social del Gobierno Federal, cuatro alcaldes, un exdiputado local y el exgobernador de Michoacán, que se encuentran en prisiones federales, han solicitado servicios médicos de urgencia en las últimas semanas, debido a complicaciones en su salud.
Pero además, casi el 80 por ciento de los reos federales solicitan atención médica todos los días, al incrementarse los padecimientos crónico-degenerativos como la hipertensión, diabetes, hepatitis, alteración prostática y otros relacionados con diversos tipos de cánceres.
Inconformes por la falta de atención
El exgobernador de Michoacán, Jesús Reyna, se encuentra tratado medicamente por hipertensión arterial grado dos.
El servicio médico del penal federal ha recomendado que el exfuncionario -quien se encuentra preso en la cárcel federal de Almoloya por presuntos nexos con el cártel de los Caballeros Templarios- tenga una dieta especial, la que le prohíbe el consumo de azucares y sal.
Reyna García se ha inconformado en repetidas ocasiones por no recibir el medicamento en forma puntual, incluso interpuso dos amparos en un juzgado de Toluca, los cuales ganó y el juez ordenó al servicio médico del Cefereso Uno la dotación puntual de medicinas para el quejoso.
El exgobernador michoacano también demandó atención médica especializada en materia gastrointestinal, pero el servicio médico de la prisión federal consideró que no es necesaria la intervención médica exterior, limitando las consultas clínicas al personal médico que labora en ese centro de readaptación social.
En la misma condición se encuentra José Trinidad Martínez Pasalagua, exdiputado local de Michoacán, también preso en Almoloya por presuntos nexos con el crimen organizado.
A Martínez Pasalagua se le ha tratado por un problema de gastritis agudo y reflujo nocturno, una infección gastrointestinal severa, un problema respiratorio agudo y problemas de depresión moderada.
No ha sido internado en el hospital del Cefereso, pero está medicado y su tránsito está limitado al interior de su celda. Actualmente recibe un tratamiento para el control de los problemas derivado de una colitis nerviosa.
El exdiputado se ha quejado -en cartas enviadas a algunos de sus amigos en Morelia- por el aislamiento y la falta de llamadas telefónicas, que asegura lo “están volviendo loco”.
Como parte de su tratamiento contra la depresión, la dirección de la cárcel federal de Almoloya le ha permitido dibujar y hacer pintura al óleo.
Los males de Abarca
De acuerdo a fuentes consultadas en el Órgano Administrativo Desconcentrado Prevención y Readaptación Social del Gobierno Federal, el exalcalde de Iguala, José Luis Abarca, mantiene una alerta permanente por lo delicado de su salud.
El exfuncionario, señalado por su presunta responsabilidad en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, sufre problemas de hipertensión arterial y una constante baja de defensas inmunológicas, lo que lo mantiene en tratamiento médico con antibióticos.
A causa de una gastroenteritis infecciosa, el exalcalde fue internado en dos ocasiones en el hospital dentro de la cárcel federal de Almoloya, sin que se haya requerido a la fecha el tratamiento clínico externo, como él lo llegó a solicitar a través de su defensa.
Debido a los recurrentes padecimientos de salud, al indiciado de delitos graves como delincuencia organizada y fomento al narcotráfico, no se le ha permitido la convivencia con el resto de la población carcelaria.
Después de permanecer en área de ingreso del Centro de Observación y Clasificación (COC), Abarca fue asignado a una celda de aislamiento, en donde recibe medicamento tres veces al día.
Además, el exalcalde lleva una dieta especial, clasificada como hipercalórica, para disminuir los estados depresivos en los que se hunde frecuentemente.
Debido a su disminuida condición de salud, Abarca ha sido recomendado por el Consejo Técnico Interdisciplinario del Cefereso Uno para no realizar prácticas al aire libre. Se le permite tomar el sol únicamente media hora al día y no se le autoriza correr en el reducido patio al que se le saca entre las 10 y las 11 de mañana, todos los días, vigilado siempre por dos custodios.
Les cobran factura
Aquienes también les ha pasado caras facturas la cárcel por las enfermedades que se les han venido de golpe, es a los alcaldes Feliciano Álvarez, de Cuetzala, Guerrero; y Ricardo Gallardo, de Soledad de Graciano Sánchez, San Luis Potosí.
Ambos están bajo tratamiento médico, el primero por problemas de hipertensión y el segundo por depresión y problemas gástricos infecciosos severos. Álvarez está preso en la cárcel federal de Matamoros acusado de secuestro y narcotráfico, mientras que Gallardo permanece en la cárcel federal de Hermosillo, señalado por desvío de recursos.
Las fuentes del Órgano Administrativo Desconcentrado Prevención y Readaptación Social indican que su salud, aunque estable, se nota disminuida frente a la que mantenían al momento de ingreso a la prisión.
Otros enfermos
La defensa de al menos cinco de los alcaldes michoacanos que se encuentran presos acusados de nexos con el narcotráfico han alegado males de salud de sus clientes.
Jesús Cruz Valencia
Preso en la cárcel federal de Tepic
> Ha estado internado en por lo menos una ocasión en el hospital al interior del Cefereso 4 por una descompensación de la presión arterial, producto de su estado anímico.
> Se encuentra en tratamiento psicológico constante debido a la dificultad que le ha representado asumir la prisión, la que manifiesta con estados de desorientación y confusión temporal, misma que se expresa en la imposibilidad ocasional de hilar frases coherentes.
> El reo es también recurrente en padecimientos de infecciones respiratorias agudas.
Jesús Cruz Valencia
Preso en la cárcel federal de Tepic
> Ha estado internado en por lo menos una ocasión en el hospital al interior del Cefereso 4 por una descompensación de la presión arterial, producto de su estado anímico.
> Se encuentra en tratamiento psicológico constante debido a la dificultad que le ha representado asumir la prisión, la que manifiesta con estados de desorientación y confusión temporal, misma que se expresa en la imposibilidad ocasional de hilar frases coherentes.
> El reo es también recurrente en padecimientos de infecciones respiratorias agudas.
Dalia Santana Pineda
Exalcaldesa de Huetamo
> Ha sido atendida de urgencia por problemas de hipertensión arterial, resultado de los estados de angustia e insomnio en los que de manera frecuente se encuentra la reclusa.
> Ha pedido servicios médicos externos, pero se los ha negado la dirección del penal estatal.
Uriel Chávez Mendoza
Exalcalde de Apatzingán
> Se encuentra en tratamiento médico para resolver s problemas infecciosos en el tracto respiratorio y bucofaríngeo, los que se han agudizado en las últimas semanas, cuando él mismo manifestó al departamento de psicología un “estado de tristeza increíble”.
Arquímedes Oseguera Solorio
Exalcalde de Lázaro Cárdenas
> No ha ingresado de urgencia a los servicios médicos del penal, aun cuando ha hecho solicitudes a la dirección para el suministro del exterior de medicamentos para el tratamiento del pie de atleta, infecciones cutáneas e infecciones gastrointestinales severas.
José Luis Madrigal Figueroa
Exalcalde de Numarán
> Ha registrado problemas de salud relacionados a un estado depresivo casi permanente, que se complica con una alza en los índices clínicos de la presión arterial.
> Tiene disminución en el apetito y en consecuencia una notable pérdida de peso.
Solo y enfermo
Los padecimientos de salud de José Manuel Mireles se han agravado desde su ingreso al penal federal de Hermosillo.
El fundador de los grupos de resistencia civil contra el crimen organizado en Michoacán, actualmente está sometido a tratamiento médico para el control de la diabetes y la hipertensión arterial.
Oficialmente no se ha reconocido que los problemas de salud de Mireles pudieran poner en riesgo su vida, pero fuentes al interior de esa cárcel federal revelan que el líder de las autodefensas michoacanas ha sido segregado de la población carcelaria, a fin de poder tener acceso más rápido a los servicios de salud de la institución.
Mireles se encuentra asignado en una de las dos celdas dentro del Centro de Observación y Clasificación (COC) del penal. Estos espacios son reservados para pacientes con padecimientos especiales de salud.
Allí, hasta el acceso del aire y la luz están controlados por los custodios y nadie que no sea del servicio médico tiene permiso de entrar.
Mireles tiene limitado su tránsito a un espacio de 2 por 3 metros. No tiene acceso a actividades recreativas, como deporte, dibujo, pintura, música o prácticas religiosas. Solo se le tiene autorizada la lectura, con la posibilidad de escribir cartas dos veces a la semana.
Se le facilitan 5 sobres y 6 timbres postales de 7 pesos cada uno, cada 10 días.
El Consejo Técnico Interdisciplinario de la cárcel federal de Hermosillo deteminó que debido a su condición delicada de salud, Mireles reciba la alimentación en la puerta de su celda, sin posibilidad de desplazarse hasta el área de comedores.
El interno ha reclamado en varias ocasiones la atención médica especializada externa, pero se le ha negado.
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