‘Se van a morir’
"Se van a morir, se los va a cargar la chingada para que dejen de hacer sus cosas”, les gritaba una policía municipal a los normalistas, mientras movía su patrulla en todas las direcciones para acorralarlos.
Carmelo lo recuerda bien. El estudiante de 19 años, del segundo grado de la Licenciatura en Educación Primaria de la Normal Rural de Ayotzinapa tiene grabado en la mente el rostro de cada uno de los policías que les dispararon la noche del viernes 26 de septiembre.
Por eso cuando revisó el álbum fotográfico de los uniformados y la tuvo a la vista no dudo en señalarla.
Icela Lagunas“Se van a morir, se los va a cargar la chingada para que dejen de hacer sus cosas”, les gritaba una policía municipal a los normalistas, mientras movía su patrulla en todas las direcciones para acorralarlos.
Carmelo lo recuerda bien. El estudiante de 19 años, del segundo grado de la Licenciatura en Educación Primaria de la Normal Rural de Ayotzinapa tiene grabado en la mente el rostro de cada uno de los policías que les dispararon la noche del viernes 26 de septiembre.
Por eso cuando revisó el álbum fotográfico de los uniformados y la tuvo a la vista no dudo en señalarla.
Del grupo de elementos de seguridad que se le dio para identificar, un rostro le despertó la angustia que vivió aquella noche. El de Margarita Contreras Castillo, la policía que con su camioneta lo acorraló a él y sus compañeros para que no pudieran escapar.
La apuntó con el dedo.
“Pónganse a estudiar huevones, hasta aquí llegaron”, gritaba la mujer, mientras les cerraba el paso a los normalistas que habían tomado los camiones e intentaban salir de Iguala.
“Corrimos hacia diferentes lados o direcciones, siendo perseguidos en todo momentos por los elementos policiacos y cuando corríamos nos percatamos que dichos elementos habían detenido a veinte compañeros y los arrojaron a la caja de las patrullas”, recordó Carmelo.
Los aventaban como reses, describió el normalista.
Es fue la última noche que Carmelo vio a sus compañeros, que forman la lista de los 43 desaparecidos que reportan los familiares y autoridades de la Normal Rural de Ayotzinapa.
“Una mujer policía que conducía una de las patrullas, misma que nos la echó encima con la intención de matarnos, sin importarle que éramos personas”, relató.
El normalista proporcionó los números de las camionetas patrullas que participaron en el fallido operativo de Iguala. Recordó las unidades 017, 018, 020, 027, 028 y 302, como las que se llevaron a sus compañeros.
Todo sin novedad
Margarita Contreras Castillo, la policía señalada por Carmelo como una de las más activas partícipes de la persecución de normalistas, declaró que el viernes fue asignada al servicio de vigilancia en las instalaciones de la estación de ferrocarril.
La uniformada refirió que es usual entre los compañeros reunirse en los terrenos de la feria antes de presentarse a la comandancia para el pase de lista y recoger sus armas de fuego.
Esa noche, aseguró Contreras Castillo, suplió en el turno a su compañera Fabiola Soberanis Amateco, quien le hizo entrega del radio de comunicación.
Por ese canal fue que se enteró que en la explanada de Iguala se estaba llevando a cabo el Segundo Informe de labores de María de los Ángeles Pineda de Abarca, la presidenta del DIF de Iguala y esposa del alcalde.
“De manera periódica reporté al radio operador que no había novedades, agregando que entre las dieciocho y diecinueve horas escuché, vía radio, que se estaba llevando a cabo el informe de la presidenta del DIF municipal. Incluso escuché que estaban solicitando más apoyos de compañeros para que salvaguardaran el orden en el evento. No recuerdo la hora exacta en que pasó esto, pero fue aproximadamente a las diecinueve horas con treinta minutos, evento del cual me enteré vía radio que terminó sin novedad alguna”, contó la uniformada.
Contreras Castillo aseguró que fue hasta las diez y media cuando volvió a escuchar por radio que había detonaciones dentro de autobús.
“Así también escuché en el radio varias conversaciones, las cuales no lograba escuchar con claridad porque se escuchaba distorsionada la comunicación, y aproximadamente a las veinticuatro horas me indicaron via radio operador, el C. Natividad, que debía estar en 67 dentro del lugar donde me encontraba de servicio y que evitara estar a la vista por mi propia seguridad, pero no refirió el motivo por el cual me indicaba que debía estar segura”.
La clave 67 significa que estén atentos.
Según su declaración, no fue sino hasta las primeras horas del sábado que escuchó por radio la instrucción de acudir a la comandancia a entregar sus armas.
Participan ‘halcones’ y sicarios en la investigación
Los familiares de los estudiantes desaparecidos y las autoridades de la Normal Rural de Ayotzinapa se niegan a aceptar la versión de que otros grupos, ligados al narcotráfico, participaron en la matanza.
Las declaraciones de “halcones” y sicarios de Guerreros Unidos son las que han llevado a las autoridades a establecer que dentro de la Policía Municipal de Iguala existía un grupo conocido como “Los Bélicos”, que se caracterizaba por su violenta forma de operar.
A decir de las investigaciones oficiales, “Los Belicos” era la célula de los Guerreros Unidos encargada de ejecutar los levantones en la región.
Tres “halcones” y un sicario del grupo criminal Guerreros Unidos siguen cooperando con las autoridades.
La información de estos cuatro hombres – la cual la Procuraduría de Justicia de Guerrero entregó a la General de la República (PGR)- sigue siendo el hilo conductor para encontrar más fosas del caso Ayotzinapa.
Mientras, los familiares de los 43 desaparecidos mantienen el reclamo para que devuelvan vivos a sus hijos, hermanos, sobrinos.
Aún se mantiene en debate si el gobernador del estado, Ángel Aguirre, debe dejar o no el cargo.
Mientras, se redescubren los lazos del alcalde de Iguala, José Luis Abarca y su esposa María de los Ángeles Pineda Villa, con el narco.