El 1 de agosto de 1968, en el marco del movimiento estudiantil que desembocó en la matanza de Tlatelolco, perpetrada el 2 de octubre de ese año, miles de personas se unieron a alumnos de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Instituto Politécnico Nacional, en una marcha que tenía como fin denunciar los actos de represión contra jóvenes sufridos días atrás.
Horas antes, en Ciudad Universitaria la bandera de México ondeó a media asta, en señal de luto, porque el 30 de julio elementos del Ejército decidieron destrozar con una bazuca la puerta del plantel 1 de la Escuela Nacional Preparatoria, y detener a los muchachos que se encontraban dentro.
De igual forma, las autoridades tomaron control de los planteles 3 y 5 de la ENP y de la Voca 5 del IPN.
POR SI NO LO VISTE: HACE 50 AÑOS, EL EJÉRCITO DAÑÓ LA PUERTA DE PREPA 1 CON UNA BAZUCA, EN EL MARCO DEL MOVIMIENTO DE 1968
Mientras Javier Barros Sierra, entonces rector de la máxima casa de estudios, se unía al hartazgo de la juventud, el ex presidente Gustavo Díaz Ordaz pronunciaba un discurso en Guadalajara, Jalisco:
“Una mano está tendida (…) los mexicanos dirán si esa mano se queda en el aire o bien (…) se ve acompañada por millones de manos que, entre todos, quieran restablecer la paz y la tranquilidad de las conciencias (…) estoy entre los mexicanos a quienes más les haya herido y lacerado la pérdida transitoria de la tranquilidad en la capital de nuestro país por algaradas en el fondo sin importancia”.
Ese día, los manifestantes pretendían, desde Ciudad Universitaria, llegar al Zócalo de la Ciudad de México, pero el despliegue de elementos militares los obligó a retornar a la máxima casa de estudios desde el cruce de Insurgentes y Félix Cuevas.
“Al saludarlos fraternalmente, quiero comenzar por indicar que, por petición de numerosos sectores de maestros y estudiantes de la Universidad, y para demostrar una vez más que vivimos en una comunidad democrática, nuestra manifestación se extenderá hasta la esquina de Insurgentes y Félix Cuevas”, indicó Barros Sierra.
El rector consideraba que al actuar dentro del marco de la ley “tantas veces violada, pero no por nosotros, afianzaremos no sólo la autonomía y las libertades de nuestras casas de estudios superiores, sino que contribuiremos fundamente a las causas libertarias de México”.
En su libro El Movimiento Estudiantil de México, Ramón Ramírez considera que en la marcha del 1 de agosto de 1968 participaron alrededor de 100 mil personas.
La decisión de retornar a CU evitó el choque contra 260 hombres vestidos con el uniforme de los servicios de limpia, quienes llegaron a la plancha del Zócalo en ocho camiones del Departamento del Distrito Federal, según consta en un reporte de la Secretaría de Gobernación.
Agentes de esa dependencia siguieron de cerca la movilización; se estima que enviaban informes cada cinco minutos a su centro de operaciones.