La inflación, la precariedad del mercado laboral, la caída de los precios internacionales del petróleo y la depreciación del tipo de cambio, reflejan hoy que la economía se encuentra en un escenario pesimista.
La crisis internacional ya se resiente, tanto en la actividad productiva nacional como con los consumidores, poniendo en entredicho la idea de que el país está blindado ante el torbellino financiero que azota a Europa.
Estas son reflexiones que José de la Cruz Gallegos, académico del Tec de Monterrey, campus Estado de México, comparte a Reporte Indigo.
En su opinión, la combinación de mayor inflación y precariedad laboral es uno de los aspectos más preocupantes porque trastoca la estabilidad y calidad de vida de las familias.
“Una inflación de 4.3 por ciento es baja si se compara con las tasas registradas en décadas pasadas”, pero no se toma en cuenta que hoy algunos productos ya rebasan aumentos de dos dígitos, como el caso del frijol, cuya tasa anual ronda el 55 por ciento.
Aunado a lo anterior, la depreciación del tipo de cambio complica el entorno para una economía que importa más bienes de los que vende.
De ahí que el aumento de los precios de los productos importados es una consecuencia de la pérdida de valor del peso frente al dólar.
“La salida de capitales que se suscitó hace unas semanas ya golpea a la economía nacional, tanto a las empresas que realizan la importación de máquinas e insumos para producir, como a los consumidores que terminarán pagando un precio más elevado”.
El precio del petróleo también registra una situación inquietante, pues su drástica caída no deja beneficios al país.
Sin duda, menciona, la caída en los precios del hidrocarburo mermará los ingresos públicos y no se contará con recursos extras para financiar programas económicos.
Esto obligará al gobierno a emprender políticas que limitan el avance de la economía.
A su juicio, un problema adicional para los ciudadanos es que dicha baja no se traducirá en menor costo de las gasolinas.
“A pesar de la caída que el precio del petróleo ha registrado en las últimas semanas, no se detendrá el alza generalizada en el precio final de los combustibles”.
La parte bancaria no se queda atrás. La disminución en la calificación de varios bancos que operan en México refleja que la incertidumbre que priva en los mercados mundiales, ya llegó al país.
“Si bien existe una mayor solidez que en otras regiones del mundo, incluso más que en las naciones donde se encuentra la matriz de dichos bancos, no debe minimizarse esta llamada de atención”.
El próximo gobierno federal, opina, debe contemplar las señales de alerta que se han prendido en el entorno económico.
Aunque algunas son de origen foráneo, otras pertenecen al ámbito doméstico.
Una de ellas es la debilidad laboral, fruto de una política económica que ha debilitado al mercado interno, y afecta a empresas y trabajadores.
“Deben cambiar los fundamentos del modelo que impera en México y reorientarlos hacia el bienestar de la sociedad con empresas competitivas”.
De lo contrario, el riesgo de contagio de la hecatombe financiera internacional es inminente. Hoy, ejemplifica, las economías europeas revelan un nivel de deuda externa como proporción del Producto Interno Bruto (PIB) superior a la producción de un año.
Los tan mencionados ajustes encaminados a la austeridad fiscal “han servido como paliativo mas no han solucionado el problema de raíz”.
En este sentido, México se encuentra supeditado al escenario de incertidumbre internacional.
La idea ilusoria de que el país está “blindado” es cuestionable, advierte, dado un sistema financiero internacional con participación importante de capital extranjero.
A ello se agrega un ciclo económico estrechamente vinculado con la economía estadounidense y un débil mercado interno que por sí sólo es incapaz de generar crecimiento potencial.
El modesto desempeño de Estados Unidos, el principal socio comercial del país, incide de manera especial en el sector manufacturero.
Es evidente que en este entorno, admite, el aparato productivo ha sido incapaz de mantener elevadas tasas de crecimiento.
Y con ello se elimina, a menos en el corto plazo, la posibilidad de una mejoría en las condiciones de pobreza en el país, desocupación y precarización del empleo.
“El histórico motor de crecimiento económico que ha sido el sector externo, hoy se encuentra atado a la coyuntura internacional”.
La evolución del sector exportador, en este escenario, estará supeditado al comportamiento de los mercados internacionales, en especial los vinculados al sector automotriz.
Los amores negros
Dado que las las finanzas públicas se encuentran fuertemente vinculadas a la actividad petrolera, una reducción en el precio del crudo limita de manera importante la disponibilidad de recursos del gobierno.
En este sexenio se aprecia una abrupta caída en el precio de 2008: 120.25 dólares por barril en julio para después alcanzar 33.70 dólares por barril a finales del mismo año.
Actualmente, los precios del hidrocarburo se encuentran con una tendencia a la baja, y ésta se ha venido acercando al promedio ponderado en la aprobación del paquete económico 2012 (84.9 dólares por barril).
En el 2001 se creó un Fondo de Estabilización para los Ingresos Petroleros (FEIP), dato que considera preocupante.
Este fideicomiso busca amortizar los efectos que se tendrán en las finanzas públicas, ya sea por una disminución del precio de petróleo, baja de precio de otros hidrocarburos o depreciación del tipo de cambio.
Con los acontecimientos recientes y aunada a la depreciación del tipo de cambio (presentada a finales de mayo) “las finanzas públicas tendrán que subsanar con dicho fondo cualquier déficit presentado”.
Pero ello, sin duda, frenará su capacidad de financiamiento y ejecución del presupuesto nacional.
En otras palabras, “la disponibilidad de recursos excedentes por el elevado precio del petróleo se está agotando, recortando el margen de acción de un costoso e ineficiente aparato burocrático”.
El talón de Aquiles
El mercado laboral continúa siendo el talón de Aquiles del país. Aumenta la población que trabaja en el sector informal, que representa el 29.5 por ciento del total de la Población Económicamente Activa.
El problema, advierte el académico, es que la informalidad es la válvula de escape a la incapacidad del aparato productivo en la generación de empleos de calidad.
Lo crítico es que aunado a este crecimiento en la informalidad, la tasa de subocupación avanza de la mano con la precariedad laboral que está presente en casi todo el país.
Chihuahua es la entidad federativa mayormente afectada (7.7 por ciento), seguida de Guanajuato (6.2 por ciento), Nuevo León (6.2 por ciento) y Tlaxcala (6.3 por ciento).
Esta situación afecta a las personas con mayores niveles educativos: secundaria completa y medio superior y superior . En resumen, para el académico “las condiciones económicas de México siguen presentando un crecimiento económico que no disminuye las carencias de la población”.