Luego del proceso electoral en el que hizo mancuerna con sus dos rivales históricos, el Partido Acción Nacional (PAN) se prepara para enfrentar una nueva contienda: la interna por su dirigencia nacional.
Con al menos tres aspirantes declarados para relevar a Marko Cortés, el actual presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) ya inició operaciones que le garanticen la reelección, causando críticas entre sus eventuales rivales.
Las últimas contiendas internas del PAN han sido traumáticas para el partido. En 2015, durante su confrontación con Ricardo Anaya, Javier Corral lanzó señalamientos de corrupción y sumisión ante Enrique Peña Nieto.
Mientras que en 2018, la elección de Marko Cortés significó el rompimiento total, a la postre temporal, con el bloque del expresidente Felipe Calderón, quien renunció al instituto ese mismo día.
Buscando que su grupo político mantenga el control del CEN por otros tres años, Cortés Mendoza enfrenta retos serios por parte de panistas connotados, empezando por Francisco Domínguez, quien consagró a Querétaro como el nuevo bastión blanquiazul y tiene el respaldo de la Asamblea de Gobernadores de Acción Nacional. Por lo que dejará el Ejecutivo estatal en manos de Mauricio Kuri el próximo 1 de octubre, a tiempo para la elección interna de noviembre.
La diputada federal Adriana Dávila Fernández también alzó la mano para dirigir al PAN argumentando que es urgente la reestructuración del instituto político.
Desde que hizo formales sus aspiraciones, la legisladora de Tlaxcala inició encuentros con bases del partido, empezando por Oaxaca, y dijo haberse reunido con otros liderazgos como el senador Gustavo Madero, figura cercana al gobernador saliente Javier Corral.
Entre los aspirantes oficiales también se encuentra Gerardo Priego, quien desde hace un par de años ha apostado por el uso de redes sociales para ganar terreno entre el sector de la población inconforme con Morena.
Tras la designación de Jorge Romero como nuevo coordinador en la Cámara de Diputados, parte del bloque de Priego suscribió una carta de rechazo con otros connotados panistas, principalmente exgobernadores.
El lunes 9 de agosto, el CEN aprobó a la Comisión Organizadora Nacional, presidida por Gonzalo Altamirano Dimas. Tanto él como José Espina Von Roerich, Lizbeth Mata Lozano y Julio Castillo López son señalados como cercanos al bloque de Cortés.
En tanto que Manuel Gómez Morín, nieto homónimo del fundador del partido, aspiró a dirigirlo en 2018 con el respaldo de Corral, Madero y el clan Calderón. Completan la comisión Noemí Luna Ayala y Paulina Rubio Fernández.
La integración de esta comisión, en el papel favorable para el actual dirigente, se da luego de que sus contrincantes reclamaron piso parejo en la contienda interna. Priego y Dávila lo hicieron desde que confirmaron sus aspiraciones. Esta última reiteró su crítica tras la aprobación de la comisión, como también lo hizo Domínguez, quien alista su último informe de gobierno con el apoyo de los demás gobernadores del PAN para mostrar músculo el domingo 15 de agosto.
PAN, Partido secuestrado
Respecto a estas polémicas previas al arranque formal del proceso interno del PAN, Reporte Índigo entrevistó al diputado federal Ernesto Ruffo, comisionado en 2014 para actualizar el padrón de militantes cotejado con el Instituto Nacional Electoral, quien acusa que la vida institucional del partido se ha visto socavada por el grupo que actualmente lo controla, razón por la que impulsa una rebelión que ha denominado un “PAN ciudadano”.
“Lamento decirlo, pero lo que tiene la mesa directiva de Marko Cortés es ser no-institucional, es absolutista, es de control interno de la vida institucional. Las reglas, que son los estatutos, son manoseadas por mil variantes que él genera a través de la Comisión Permanente, donde la mayoría están en incondicionalidad con él.
El primer gobernador emanado de Acción Nacional ha comentado su iniciativa del PAN ciudadano con Adriana Dávila y Gerardo Priego, diciéndose encantado de que tomen la plataforma para contender por la dirigencia.
Sin embargo, también advierte que primero deberán recolectar alrededor de 28 mil firmas en un mínimo de 17 entidades de la República si quieren competir, señalando que el grupo de Cortés utiliza aparatos burocráticos para cumplir este requisito.
“El que es aspirante tiene de subida ese proceso y los que están en el control hacen pactos con el PAN que está en el gobierno, el PAN burócrata. Los gobernadores o alcaldes hacen un acuerdo con quien ellos quieren. En este caso, muchos lo hacen con Marko Cortés. Ponen a la gente que está en la nómina de gobiernos panistas y le consiguen las 28 mil firmas en un dos por tres. Es un proceso inequitativo y controlado por la pandilla.”
Analizando esta nueva contienda interna en el PAN, José Manuel Urquijo, estratega político egresado de la Universidad George Washington, comenta a Reporte Índigo que tanto Cortés como Francisco Domínguez tendrán en los resultados del 6 de junio, tanto a nivel federal como local, su principal carta en la competencia. Si bien no avizora rupturas como las de procesos pasados, recalca la urgencia de que el partido encuentre una narrativa alternativa a la de Morena.
“Independientemente de estos temas internos que tiene hoy el PAN o los posibles aspirantes que están ya empezando a hacer ruido por la dirigencia nacional, me parece que el PAN sigue perdido todavía, sin encontrar una narrativa propia como partido de oposición, más allá de las fobias que le pueden tener a Andrés Manuel López Obrador. El PAN, más que esas fobias, tendría que buscar una narrativa opcional, alternativa a lo que hoy López Obrador está ofreciendo.”
En ese sentido, retomó los comentarios que Javier Corral hizo junto a López Obrador en su reciente gira por Chihuahua, en la cual criticó que el PAN se haya vuelto un partido de “no a todo” lo que diga el primer mandatario. Lo que Urquijo atribuye en parte a que la dirigencia de Cortés se vinculó con grupos empresariales, como Sí Por México, adoptando su agenda política como “adversarios acérrimos” del lopezobradorísmo.