Salud mental en riesgo por aislamiento de Covid-19
Durante el actual aislamiento social por la emergencia sanitaria causada por el coronavirus, la población adolescente puede presentar cambios emocionales que, de ser continuos, deben ser acompañados por los familiares y un especialista
Montserrat SánchezDurante el confinamiento por la pandemia de COVID-19, las y los adolescentes son uno de los grupos más vulnerables a presentar desajustes conductuales y emocionales, es decir, de salud mental.
Emmanuel Sarmiento Hernández, director del Hospital Psiquiátrico Infantil Dr. Juan N. Navarro alertó que a cuatro meses del aislamiento social para evitar contagios, los efectos de esta medida pueden comenzar a cobrar factura en la salud emocional de los adolescentes, un grupo que se considera de alta vulnerabilidad.
El director señaló que entre las principales alteraciones conductuales que se pueden presentar en los adolescentes están la desobediencia, discusiones, oposicionismo, berrinches y pasar mayor tiempo frente a las pantallas de dispositivos electrónicos.
Con base en datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2018 (ENOE), en México hay 13.7 millones de adolescentes de 12 a 17 años quienes, de acuerdo con la Secretaría de Salud, pueden presentar desde miedo, irritabilidad, ansiedad, enojo y tristeza de manera más notoria durante este confinamiento.
En entrevista, Jorge Vidal, director de Programas en Save the Children México, expone que dichas emociones negativas es común que detonen ante situaciones estresantes como el contexto de la actual pandemia.
“Tan solo la ansiedad puede manifestarse de diferentes maneras, por ejemplo con tristeza, estados impulsivos, hiperactividad, desesperación por querer hacer cosas o un estado de impotencia donde en las y los jóvenes puede detonar la posibilidad de violencia, culpa o hasta sentirse inadaptado en su casa”, aclara.
Por su parte, Janina Cuevas, especialista en adolescentes en UNICEF México, enfatiza que se debe de poner atención a dicho sector de la población, pues es justo en esa etapa en la que el desarrollo social y emocional forman parte vital de su crecimiento.
De acuerdo con Cuevas, no respetar la privacidad de los jóvenes, tenerlos con mayor vigilancia o que por recursos económicos no puedan mantenerse conectados con sus amigos, amenaza su desarrollo hacia la vida adulta.
Atención a la salud de las emociones
Durante los primeros meses de aislamiento, la UNICEF detalló un incremento de sentimientos negativos entre la población de 12 a 25 años.
A través de una encuesta digital en donde participaron tres mil 726 jóvenes de distintos estados del país, en el mes de abril 15 por ciento de los participantes dijo sentirse decaído mientras que para mayo creció a 22 por ciento.
Respecto a la sensación de estrés causado por no poder salir de sus hogares, en abril se tenía un 36 por ciento y creció a 42 para el mes de mayo.
En una realidad en la que no se sabe cuándo terminará el confinamiento, Vidal resalta que no está mal sentir temor, tristeza y hasta desesperación sino que el problema se comienza a generar cuando esos sentimientos afectan la vida diaria de los jóvenes.
“Cuando esas emociones comienzan a ser una constante en nuestros sentimientos y afectan el actuar diario en actividades como el sueño, cambia las dinámicas de alimentación, o los jóvenes empiezan a contener reacciones, ser más impulsivos o agresivos ante alguna situación o incluso no reaccionan, es la señal para tomar cuidados de acompañamiento”, sostiene.
Ante dicho escenario, Janina Cuevas recalca la importancia de no dejar de lado la salud mental pues es la que permite estar en equilibrio con amigos, familia y sobre todo uno mismo.
“Ignorar las emociones es peligroso pues se puede migrar a un trastorno como la depresión o estrés no cuidado donde el escenario más fatal es el suicidio, el cual representa la segunda causa de muerte en los jóvenes de 15 a 29 años. Sin embargo, hay que decir que no todos los adolescentes que tengan problemas emocionales van a recurrir al suicidio, pero para evitarlo hay que brindarles acompañamiento, hacerles saber que no están solos”, comenta Janina.
Aunque Cuevas especifica que la depresión es un trastorno presente en más de 300 millones de personas, señala la OMS, agrega que para su diagnóstico es vital acudir con un especialista pues no todas las personas que sienten tristeza presentan dicho trastorno.
“En la depresión los síntomas más característicos son la pérdida de interés, poca capacidad de disfrutar, disminución de energía en un periodo corto de tiempo, alteraciones de sueño y apetito, sentimientos de culpa y dificultades de concentración y aunque los padres o cuidadores notan que sus hijos adolescentes los presentan deben de acudir con un experto y no apresurarse a diagnosticarlos solos”, sostiene.
Para apoyar a los adolescentes durante el confinamiento, la especialista hace hincapié en que los adultos no deben reprimir las emociones de los jóvenes sino reconocer cómo se sienten.
“Los padres o cuidadores pueden ayudar a los adolescentes a saber de dónde vienen sus emociones, si del aislamiento u otra razón, transmitirles seguridad y tranquilidad, observar y notar si sus cambios de emoción duran mucho tiempo o son muy abruptos pues en caso de que así lo sean es importante buscar a un especialista”, aclara.