Rumbo al relevo generacional en los partidos políticos
Dentro de las distintas fuerzas políticas del país existe un sector que ha sido subestimado y relegado a lo más bajo de las cadenas de mando, pero que destaca por ser la única oportunidad de los partidos para reestructurar la percepción ciudadana en torno a ellos: los jóvenes
Salvador VegaA la reconfiguración a la que se enfrentan los partidos políticos en los tiempos de la Cuarta Transformación, de romper la brecha generacional y abrir los espacios para la llegada de los cuadros jóvenes a los cargos de elección popular, resulta fundamental hacer un análisis sobre el deterioro que han sufrido estos institutos y la voluntad de impulsar a la juventud política.
Ya sea en Morena, PAN, PRI u otros partidos, los funcionarios de menos de 35 años de edad se caracterizan por ser la alternativa que brinda equilibrio al interior de estas estructuras políticas.
Las prácticas cupulares, aquellas donde los políticos de mayor edad tenían la última palabra al interior de los partidos políticos parecen estar en peligro de extinción, para abrir paso a las generaciones nuevas que buscan impulsar agendas propias, con temas como el emprendedurismo o el medio ambiente.
Su presencia, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado de la República, a pesar de seguir siendo baja, adquirió especial relevancia durante la actual Legislatura; esto en vista del impulso que se le ha dado a la agenda legislativa en temas a largo plazo que abogan por la defensa de los derechos de toda una generación.
Derechos que en la actualidad no se contemplan de forma específica en el marco de la Constitución.
“A pesar de que los jóvenes somos la tercera parte de la población en este país, a la fecha no somos sujetos de derecho. No hay ni un solo plano legal que obligue al Estado en la garantía de nuestros derechos”, considera la senadora Citlalli Hernández Mora en entrevista para Reporte Índigo.
La funcionaria de 29 años agrega que muchos de los derechos que existen en la Constitución son transversales, no hay nada específico que mencione a los jóvenes del país como sujetos de derecho.
Por esta razón, la LXIV legislatura buscará concretar el proyecto rezagado de la Ley General de Juventudes, mismo que podrá dar visibilidad a las necesidades de los habitantes en ese rango de edad.
Hernández Mora dice que esta reforma se está trabajando de forma bicamaral –en la comisión de Juventud y Diversidad Sexual de San Lázaro y en la de Juventud y Deporte en la Cámara alta– con miras a la redacción del documento y su eventual aprobación en un futuro cercano.
“Hay una falta de costumbre de ver a las mujeres y a los jóvenes en estos espacios y, en efecto, a veces hay un intento de invisibilizarnos; valoran nuestras opiniones con menos seriedad o con menos sentido por la inexperiencia u otra clase de señalamientos.
Problemas de ideología en los partidos políticos
Aunque la nueva generación de políticos de México se enfrenta ante problemáticas similares al interior de sus partidos políticos, los diálogos entre integrantes de distintas bancadas no necesariamente se ven favorecidos por tratarse de actores jóvenes.
Y es que las diferencias ideológicas, así como la forma de hacer política que tienen cada uno de los sectores, dificultan en ocasiones trabajar agendas en común.
“Me atrevería a citar a Salvador Allende en el tema de que hay ‘jóvenes viejos y viejos jóvenes’. Por ejemplo, acá (en el Senado) la visión de otro legislador joven, que es Samuel García, dista mucho de la visión que algunos jóvenes tenemos de la política.
“Sin embargo, también hay otros actores en otras fuerzas políticas con las que hay un mejor entendimiento. Entonces no necesariamente el diálogo entre jóvenes es más sencillo, pero sí hay códigos similares”, mencionó la senadora Hernández Mora.
Esta perspectiva fue compartida precisamente por el senador de Movimiento Ciudadano, Samuel Alejandro García Sepúlveda, quien con 31 años de edad y cuatro de experiencia en la administración pública, aseguró que cada uno de los partidos mantiene distintos modelos para favorecer o utilizar a sus cuadros jóvenes.
“En Movimiento Ciudadano se le apostó a jóvenes regios como esa manera de hacer un cambio generacional. Diferente a otros partidos en donde los jóvenes no avanzan, no toman decisiones y siempre son, ahora sí que perdón por la palabra, los gatos: la servidumbre de los jefes políticos”, afirma García Sepúlveda.
El senador comentó que en los tiempos del régimen de la Cuarta Transformación, la visión de la administración –cuyo rango de edad mantiene a sus funcionarios por encima de los 45 años– queda de manifiesto en las prioridades de la agenda.
En donde se dejan fuera temas a largo plazo, mismos que resultan prioritarios desde la mirada de los nacidos a partir del 1985.
“Los gobiernos tradicionalmente tienen visiones a muy corto plazo en temas coyunturales. Este gobierno tan longevo no prioriza en temas como el medio ambiente, el emprendedurismo o la ciencia. No reforma los modelos de economía, empleo y educación. Por decir algunos.
Vías de organización
Para los nuevos políticos, la tarea no consiste solo en incidir en las agendas de sus organizaciones, sino encauzarlas como alternativas reales que permitan transformar la imagen pública hacia el electorado.
Esfuerzos como la creación del Instituto Nacional de Formación Política (INFP) de Morena, o de la red Jóvenes X México (del PRI) y Acción Juvenil (del PAN), dan cuenta del cambio de paradigma en el que la construcción de espacios pretende impulsar a las nuevas generaciones a desmarcarse de las prácticas enquistadas en las estructuras partidistas
Fórmulas en donde los puestos de elección popular disponibles para los jóvenes, son acaparados por los hijos de políticos u operan bajo la tutela de algún funcionario público en activo.
“Afortunadamente no tengo ningún familiar en la política. Nadie de mis cercanos ha estado de regidor, mucho menos de alcalde ni nada. Yo entré a la política gracias a un doctorado que hice en administración pública”, señala Samuel García.
Por su parte, Citlalli Hernández quien también manifestó no tener arropo político ni de ninguna élite, añadió como un reto adicional la percepción machista que ronda a las servidoras públicas de corta edad.
Percepciones que se mantienen vigentes en donde se subestima doblemente a las funcionarias jóvenes.
“Es complicado porque en política, siendo joven y mujer, se piensa que atrás de mí hay un hombre adulto manipulándome o tratando de condicionar. Es difícil que se entienda aún en la esfera pública que una mujer de 29 años, con las inexperiencias naturales pero con mucha voluntad, pueda asumir con plena autonomía y libertad su ejercicio legislativo”, asegura la senadora.