[kaltura-widget uiconfid=”38728022″ entryid=”0_q5xiccj9″ responsive=”true” hoveringControls=”false” width=”100%” height=”75%” /] El plan es ambicioso. El virtual presidente electo ha prometido rescatar al sector energético y mejorar la complicada situación financiera de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Para lograrlo ha planteado cuatro estrategias que se atenderán desde el inicio de su gobierno. La primera es el aumento de la extracción de petróleo y gas ante la caída de la producción en los últimos años.
En este apartado se planea destinar desde el primer año de su administración 75 mil millones de pesos adicionales a lo ya asignado al rubro para explorar y perforar pozos petroleros y con ello elevar la producción de 1.9 millones de barriles diarios a 2.5.
La segunda estrategia es la rehabilitación de las seis refinerías que existen en el territorio nacional, las cuales, en la actualidad, operan al 30 por ciento de su capacidad. La meta de Andrés Manuel López Obrador es que en dos años operen al 100 por ciento, para lo cual serían necesarios 49 mil millones de pesos.
El tercer punto en el plan de acción consiste en la construcción de una nueva refinería en Paraíso, Tabasco, con el propósito de disminuir la compra de gasolina al extranjero y la cual requerirá una inversión de 160 mil millones de pesos de manera anual durante tres años.
La cuarta estrategia se relaciona con el incremento de la producción de energía eléctrica. Para ello se contempla la modernización de las plantas de CFE empezando con las hidroeléctricas. Para la ejecución de este programa serían necesarios 20 mil millones de pesos más.
El futuro mandatario aseguró que se invertirán 175 mil millones de pesos para el rescate energético sólo en 2019. Y aunque la estrategia puede crearse con buena voluntad, especialistas consultados advierten que no será tan sencillo ejecutarla.
“La obtención de recursos para la realización de este proyecto sigue siendo un misterio, pues no ha quedado claro de dónde se obtendrán ingresos más allá del plan de austeridad”, dice Luis Miguel Labardini-Deveaux, socio en Marcos y Asociados, Infraestructura y Energía.
Además, el plan que contempla AMLO va en contra de la actual tendencia nacional e internacional, la cual se ha movido más hacia el tema eléctrico que de hidrocarburos en un intento por disminuir la dependencia hacia el petróleo y con ello mitigar los efectos del cambio climático.
Para poder lograr esta transformación energética la próxima administración también deberá mejorar las finanzas de Pemex y CFE y realizar una reingeniería administrativa.
Asimismo, Pemex refirió que durante el segundo trimestre realizó un pago por 116 mil 300 millones de pesos en impuestos y derechos, cifra que representó un incremento de 16.7 por ciento en comparación con el mismo periodo del año anterior.
En el caso de CFE la situación también es compleja. En lo que va del año, los gastos de administración de la comisión se han incrementado de 4 mil 137 millones de pesos a 7 mil 701 millones, de acuerdo con sus últimos resultados financieros.
Asimismo, acumula una pérdida de 39 mil 864 millones de pesos y sus ingresos netos han caído 10 por ciento frente al mismo periodo del año pasado al ubicarse en 217 mil 449 millones de pesos de enero a julio.
La reducción en la venta del servicio eléctrico, un mayor desembolso en la compra de combustible y la depreciación en el tipo de cambio son los principales factores que presionan las finanzas de CFE.
Los encargados de la transformación
La semana pasada, el virtual presidente electo anunció al equipo que se encargará de transformar al sector energético durante su gobierno.
La responsable de liderar este rescate será Rocío Nahle, quien fue llamada a dirigir la Secretaría de Energía (Sener).
La Ingeniera Química egresada de la Universidad Autónoma de Zacatecas pasará a la historia como la segunda mujer en llevar las riendas de la dependencia.
En el sector laboral, Nahle se ha desempeñado en diversas áreas de Pemex y ha trabajado en Industrias Resistol.
Su mano derecha será Alberto Montoya, quien fungirá como subsecretario de Energía. En la actualidad es académico de la Universidad Iberoamericana y presidente del Centro de Estudios Estratégicos Nacionales (CEEN). Se ha caracterizado por ser un férreo opositor de la Reforma Energética.
Octavio Romero será el próximo director general de Pemex. El tabasqueño de 59 años fue Oficial Mayor de AMLO cuando este estuvo como Jefe de Gobierno.
Es Ingeniero Agrónomo por el Colegio Superior de Agricultura Tropical y fue diputado por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) entre 1994 y 1997 y consejero nacional del PRD de 1994 a 1999.
Por su parte, Manuel Bartlett será el próximo director general de CFE. El político poblano es licenciado en Derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Además, cuenta con una maestría y doctorado en Ciencias Políticas, ambos grados obtenidos en la máxima casa de estudios del país.
Carlos Morales, originario de Veracruz, acompañará a Bartlett como subsecretario de la comisión. El Ingeniero Mecánico es el actual presidente del Consejo de Morena en Veracruz y cuenta con una amplia trayectoria como representante de empresas en territorio veracruzano.
El último miembro que conformará el equipo es Luis Abelardo González, quien fue designado como el coordinador de las energías renovables. En la actualidad, el empresario dirige la compañía Ecoenergiza, con sede en Puebla, la cual promueve las políticas de reducción de los gases de efecto invernadero mediante el desarrollo de sistemas para el ahorro de energía.
Nombramientos generan polémica
Algunas de estas designaciones ocasionaron críticas entre economistas, actores y miembros del sector empresarial.
Gustavo de Hoyos, presidente nacional de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), escribió en su cuenta de Twitter que los mandatarios mexicanos han cometido errores en nombramientos de su gabinete.
“Los Presidentes electos en el Siglo 21 tienen algo en común: la mala selección de varios colaboradores en posiciones clave. Los desaciertos en entidades de sectores como energía, seguridad social y vivienda, los paga caro México en desarrollo y bienestar. Del Siglo 20…ni hablar”, publicó el empresario sin hacer referencia a ninguno de los estrategas energéticos de AMLO.
En la misma red social, Héctor Villarreal, director general del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), destacó el papel que juega el sector energético en el desarrollo económico del país.
Mientras que el actor Gael García mostró su rechazo al nombramiento de Manuel Bartlett al frente de CFE.
Ante estos cuestionamientos, Ramsés Pech, asesor en energía y en economía, opina que el problema no radica en las personas sino en el trabajo que realizarán para lograr la transformación energética del país.
“Lo importante no es su nombre ni sus antecedentes, debemos pensar en el hoy y cuestionar los logros y desaciertos que tendrán durante la siguiente administración”.
Refinerías, el tema incómodo
La estrategia de renovar y construir nuevas refinerías ha dividido opiniones, sobre todo, al tomar en cuenta que tres de los cuatro puntos de la estrategia de AMLO para el sector energético están relacionados con que haya suficiente crudo para poder refinar.
“La próxima administración debe tener cuidado de no poner todos los huevos en una misma canasta en el sector de las refinerías, ya que hay otros factores que inciden en esta industria y se tienen que tomar en cuenta”, manifiesta Alejandro Limón, investigador del CIEP.
Por principio, el especialista explica que las tres principales causas por las que la refinación en México ha caído en los últimos años son: menor producción petrolera, ineficiencias de operación en las refinerías y la disminución en el presupuesto destinado a Pemex Transformación Industrial (Pemex TRI; unidad encargada de la refinación de crudo).
Por lo tanto se debe ir más allá del argumento de que la provisión del crudo es el problema porque no se está refinando. Las cifras no mienten: en los últimos 18 años la producción de petróleo se redujo 37.3 por ciento, a una tasa anual promedio de -2.6 por ciento, de acuerdo con una investigación de Limón.
En la actualidad las refinerías operan al 30 por ciento de su capacidad por el número de paros no programados, los cuales ocurren por la falta de suministro de hidrógeno, agua, vapor, electricidad, así como por fallas en los equipos y retrasos en mantenimiento.
Durante 2017, el índice de paros no programados de la petrolera promedió 31.9, mientras que la referencia internacional fue de 4.5. Esto quiere decir que Pemex tiene 7 veces más paros no programados en sus refinerías que el promedio a nivel internacional.
Analistas de Moody’s ven la llegada de López Obrador a la presidencia de México como un riesgo para el sector que se abrió a la inversión extranjera por primera vez desde la década de 1930.
La eliminación de los gasolinazos en un periodo de tres años, la construcción de nuevas refinerías y revisar los contratos exploración y producción firmados desde 2015 detendría la llegada de nuevas inversiones, según la agencia calificadora. Todo esto afectaría directamente a Pemex y a la industria del gas tanto en el corto como en el largo plazo.
“Una congelación en los precios del combustible probablemente causaría pérdidas en las operaciones de refinación y comercialización de Pemex, especialmente si los precios del crudo se mantienen estables o aumentan, o si el peso mexicano se debilita frente al dólar estadounidense”, advierte la agencia calificadora en un análisis.
La apuesta por energías limpias
Andrés Manuel López Obrador aspira a convertir a México en un líder mundial de energías renovables y el mercado ofrece ventajas que le permitirán cumplir con este propósito.
En la actualidad, las energías renovables representan una cuarta parte de la capacidad instalada en México, según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, por sus siglas en inglés).
Esto se debe a que el petróleo, el carbón y el gas natural son los principales insumos de la generación de la electricidad en el país. Sin embargo, Hurtado espera que con la llegada de un nuevo gobierno la tendencia se revierta.
La posición geográfica de México le permite que más del 85 por ciento del territorio sea óptimo para desarrollar proyectos de energía solar.
Si AMLO cumple con sus promesas, para 2021 México podría alcanzar los 10 mil 500 Megawatts (MW) a partir de los 5 mil actuales. Y hacia finales de 2024, Asolmex prevé que habrán instalados cerca de 18 mil MW.
Esto llevaría a México a convertirse en el séptimo mayor mercado de energía solar a nivel global, de acuerdo con SolarPower Europe.
A pesar de los ambiciosos planes que ha anunciado el virtual presidente electo, Hurtado reconoce que este tipo de energías aún deben sortear importantes retos.
“Se tiene que democratizar el acceso a la energía solar para que más mexicanos accedan a ella y conozcan los beneficios que ofrece no sólo a su vida, también al medio ambiente”.