Las condiciones de vida de las comunidades indígenas, particularmente de las mujeres, distan de los discursos oficiales que se emiten desde las instancias públicas y privadas en cuanto a representatividad y atención.
Especialistas señalan que esto se debe a un desconocimiento de las características y entornos en los que este sector poblacional se desarrolla, así como a las barreras de integración que existen, entre ellas, el acceso a la educación, a puestos de toma de decisiones o a la marginación por el lenguaje.
En este contexto, conmemoraciones que se realizan en distintas épocas del año como la celebración del Día de las Mujeres Indígenas el 5 de septiembre o el Día de la Resistencia Indígena el 12 de octubre son intrascendentes ante la carencia de resultados que modifiquen positivamente la situación en la que viven dichas comunidades.
Al respecto, Zenaida Pérez Gutiérrez, coordinadora del programa de Mujeres Indígenas del Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir (ILSB), precisa que la realidad para las mujeres indígenas en distintas zonas del país es de vulnerabilidad por cuestiones sistemáticas en cuanto al acceso a oportunidades educativas, laborales o a los servicios de salud básicos.
Detalla que la falta de entendimiento de las poblaciones y sus necesidades por parte de los servidores públicos y funcionarios que están al frente de las instituciones gubernamentales impacta en la implementación de estrategias que realmente ayuden a este sector.
Un ejemplo de ello, refiere, es la problemática derivada de la pandemia de COVID-19 en cuanto a los partos y embarazos, mismos que, ante la falta de personal especializado, tuvieron que ser atendidos por parteras tradicionales.
La especialista Zenaida Pérez acusa que en localidades de estados como Chiapas y Oaxaca se ha reportado que a mujeres que recurrieron a estos servicios no institucionalizados se les ha negado la posibilidad de registrar a sus hijas e hijos.
Agrega otras condicionantes de vulneración como la comunicación y los procesos de enseñanza, mismos que continúan creándose o conduciéndose a nivel gubernamental desde un enfoque que prioriza al español como la lengua predominante en el país.
Ilustra este caso al explicar que hay lugares en los que a los profesores que hablan alguna lengua indígena los envían a otras regiones para laborar, dejando sin un interlocutor con la preparación adecuada para estar al frente del salón de clases de la comunidad.
Joaquín Galván, activista por los derechos de las comunidades indígenas y defensor de víctimas de violencia de género, subraya que las mujeres no son vulnerables, sino que han sido vulneradas históricamente por el sistema.
“Acerca del 12 de octubre, seguimos hablando del discurso porque, en los hechos, las personas indígenas siguen sufriendo despojos, violaciones sistemáticas a sus derechos humanos, migraciones forzadas, revictimizaciones.
“Un cúmulo de injusticias que hacen que todo lo que pueda decir el Estado respecto a estas comunidades sea una disonancia entre lo real y los informes de Gobierno”, menciona.
Añade que aunque haya una aparente labor en materia de políticas públicas por parte de los gobiernos, una ley no cambia el actuar de la sociedad.
“No basta si seguimos focalizando las áreas de atención de una forma centralizada, necesitamos funcionarios que conozcan las periferias, gente de las periferias que puedan hacer política social y que lleven estas realidades hacia donde puedan ser escuchadas”, manifiesta.
Oportunidad de inspiración para mujeres indígenas
Aunque los certámenes de belleza han sido criticados y cuestionados por colectivos feministas ante la lucha por derribar prejuicios y cánones que atentan contra las libertades de las mujeres, el concurso Miss Indígena Universo es una oportunidad de visibilizar a sectores históricamente relegados.
Silvia Jim, originaria del municipio de Ometepec, Guerrero, y ganadora de la edición 2022 de dicha competencia, subraya la relevancia de su victoria como una vía de representación para su comunidad.
“En todo este tiempo he trabajado para que el mundo entero reconozca nuestra cultura y diversidad cultural porque nosotras, las mujeres indígenas, tenemos muchas cosas por enseñar y demostrar”, expresa.
Afirma que el sector de la población al que pertenece se ha empoderado a pesar de la discriminación, de los obstáculos y de las barreras que han vivido.
“A través de mí, muchas niñas se pueden inspirar para lograr cosas grandes. Hay que reconocer el valor de cada ser humano, no hay que discriminar a cualquier persona por lo que porta, por cómo habla o cómo preserva su lengua y su cultura”, precisa la también actriz y modelo.
Silvia Jim, hablante de la lengua amuzgo, dice que su sueño es ser reina de belleza para poder compartir su testimonio y aportar a que situaciones como las que ella ha experimentado no se repliquen en las vidas de otras mujeres.
Cuenta que creció en el seno de una familia de pobreza extrema y de muchas necesidades, en donde se le inculcó ser un buen ser humano: “Muchas personas no han creído en mi capacidad por sentirse superiores, todavía me siguen humillando. Mi vida no ha sido color de rosa, está llena de cicatrices”, indica.
Respecto a la representación de las mujeres indígenas en los medios masivos como una vía para sensibilizar e informar sin estereotipos a la sociedad sobre sus comunidades, Silvia Jim asegura que, al igual que la actriz Yalitza Aparicio, muchas mujeres han hecho historia.
“Cada una de nosotras tenemos muchas cosas que aportar a la sociedad. Yo he tenido que tocar muchas puertas para llegar aquí; sin embargo, para ella fue mucho más fácil, aunque esté inspirando a muchos jóvenes. No obstante, sigo alzando la voz y sigo esperando el momento en el que me llame el Presidente y me diga ‘queremos que tú nos representes’”, señala.
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