Renuncias, polarización y ataques, la disputa por el Tribunal Electoral

El enfrentamiento entre magistrados generó otra crisis en el Tribunal Electoral que culminó con la renuncia forzada de Rodríguez Mondragón al frente del TEPJF. Mónica Soto se perfila para que ocupe esta posición de cara al proceso electoral más grande de la historia del país
Daniel Flores Daniel Flores Publicado el
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La renuncia de Reyes Rodríguez Mondragón al frente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) puso en evidencia la crisis que padece el órgano.

Tras días de incertidumbre y especulaciones en el TEPJF, el magistrado presidente confirmó que dejará su cargo el 31 de diciembre próximo, decisión que dio a conocer después de que los magistrados Mónica Soto, Felipe de la Mata y Felipe Fuentes hicieran vacío en las sesiones y exigieran su renuncia de forma inmediata.

La presión que ejercieron los tres magistrados inició el 4 de diciembre cuando dejaron plantado al magistrado presidente en su informe de labores y  decidieron irse a desayunar, foto que publicaron en redes sociales. La única magistrada en acompañar a Rodríguez Mondragón fue Janine Otálora.

La crisis institucional se zanjó en los días posteriores cuando se pospuso el inicio de las sesiones del tribunal constitucional por cuestiones no reveladas. Trascendió que el retraso se debió al vacío de los tres magistrados ausentes al informe de labores de Rodríguez Mondragón.

Tras la parálisis momentánea, el 7 de diciembre se logró reanudar la sesión pendiente en la Sala Superior en donde el magistrado Felipe Fuentes Barrera abrió fuego y pidió agregar en el orden del día “La Permanencia de Reyes Rodríguez como presidente del TEPJF”.

Felipe de la Mata y Mónica Soto secundaron esta petición y exigieron la renuncia inmediata del magistrado presidente por falta de confianza y diálogo entre sus pares.

En respuesta, Rodríguez Mondragón solicitó una prórroga hasta el 11 de diciembre para dar una respuesta formal. Finalmente anunció que dejaría la presidencia al finalizar en medio de la polémica y la sublevación de tres miembros del órgano jurisdiccional del país.

Quiénes suenan para la presidencia del TEPJF

Entre los perfiles que suenan más fuertes se encuentra el de Mónica Soto para que ocupe la presidencia del Tribunal Electoral en 2024, un año en donde el árbitro electoral  jugará un papel fundamental en los comicios próximos a desarrollarse a nivel nacional.

A la magistrada Soto se le vincula fuertemente con la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Yasmín Esquivel, quien a su vez es afín al presidente Andrés Manuel López Obrador.

Y si bien la magistrada ha negado ―hasta el momento― tener algún interés en la presidencia del TEPJF, es el único perfil que es considerado para esta posición, debido a que es, junto a Felipe de la Mata, los únicos que no han sido presidentes del tribunal.

“No tengo ningún interés, me interesa fortalecer al Tribunal Electoral, independientemente de quién se quede en la presidencia, creo que ha quedado claro que nada afecta a la ciudadanía quién preside el Tribunal, entonces les agradecemos su atención”, declaró ante medios de comunicación.

Y es que el Tribunal Electoral es el encargado de desahogar las quejas y denuncias vertidas durante los procesos electorales que se viven en México, por lo que es de suma importancia que el tribunal constitucional tenga Pleno completo y se mantenga ajeno a crisis políticas.

La grilla y la guerra sucia

La Sala Superior del TEPJF ha protagonizado una serie de desencuentros entre los magistrados que conforman el Pleno, lo que se ha traducido en señalamientos y la renuncia de varios de sus presidentes por diversas razones en los últimos años.

Así sucedió con Janine Otálora, quien declinó como presidenta al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federal en enero de 2019, esto bajo los términos de “facilitar la transición del órgano”.

Para noviembre de 2020, el magistrado José Luis Vargas tomó la batuta del órgano colegiado, periodo el cual no rebasó el año, pues renunció a la presidencia en medio de acusaciones de enriquecimiento ilícito y señalamientos de viajes onerosos a cargo del erario, por lo que fue destituido por cinco de los siete magistrados.

Quien asumió el cargo en ese entonces del órgano electoral fue Felipe Alfredo Fuentes Barrera, quien tuvo una administración interina por algunos meses ante la crisis que se originó por la gestión de José Luis Vargas.

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