‘Renovación’ urbana exclusiva, vivienda inaccesible

Los barrios centrales de la Ciudad de México experimentan una transformación producto de la financiarización de las viviendas, fenómeno que invita a invertir en estos inmuebles pero genera desigualdad entre los habitantes locales y los extranjeros que toman la decisión de residir en estos lugares
María Fernanda Navarro María Fernanda Navarro Publicado el
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Detrás de los cafés de la Ciudad de México abarrotados por personas que conversan en idiomas extranjeros, de las calles transitadas por individuos de múltiples nacionalidades y de las solicitudes de personal de servicio que hable inglés, está la financiarización de la vivienda.

La cada vez más notoria llegada de extranjeros y personas de clase alta a las colonias centrales de la capital del país tiene su origen en el entendimiento del suelo y las viviendas como un activo financiero y no precisamente como un espacio para habitarlo.

Colonias como la Juárez, Ampliación Granada, Xoco, San Rafael, Santa María la Ribera, San Pedro de los Pinos y con mayor notoriedad Roma, Condesa y San Miguel Chapultepec en la Ciudad de México, han registrado una dinamización de proyectos inmobiliarios de vivienda, toda vez que tienen una ubicación central, cuentan con servicios públicos de calidad y se han desarrollado como centros de trabajo, vivienda y culturales.

“Este es un proceso de financiarización, en donde entra la gentrificación, pero también muchos otros procesos que tienen que ver con la intensificación del modelo neoliberal… La vivienda deja de ser protegida, regulada y promovida por el propio Estado y desaparece y se lo deja todo al mercado y le permite que haga básicamente lo que sea”, detalla Rosalba González Loyde, consultora independiente en temas urbanos y profesora de la UNAM.

La financiarización de la vivienda ha generado un encarecimiento en los costos, mismo que ha derivado en un proceso de segregación urbana

En vez de especular en la bolsa, los inversionistas enfocan su dinero en productos inmobiliarios, sobre todo en tiempos de crisis e incertidumbre económica en los que buscan activos más seguros como el suelo e inmuebles, justo como ha ocurrido desde la pandemia por COVID-19.

Una vez que son adquiridos como activos financieros, los inmuebles se revenden a un precio mayor del que se compró, se rentan o son ofrecidos como espacios para estancias cortas a extranjeros a través de portales como Airbnb.

Aunque en el proceso de financiarización de la vivienda uno de los efectos es la gentrificación, en el caso de espacios como el corredor Roma-Condesa o Polanco no hay una expulsión de población “obrera” tan intensa, uno de los efectos característicos del fenómeno de la gentrificación; advierte la académica.

“Es un concepto que aparece en los sesentas con Ruth Glass, una socióloga británica que hace una explicación sobre fenómenos de expulsión de barrios obreros en las zonas bien ubicadas de Londres que van expulsando a los trabajadores con la llegada de los ‘Gentrys’.

“Comienzan a cambiar completamente la perspectiva y condiciones habitacionales del lugar, una especie de presión respecto al consumo y las características, y lo más importante es que comienza a haber una presión de costo del suelo urbano, de las actividades y de los productos alrededor y las personas que estaban ahí no pueden mantener ese espacio determinado”.

Este proceso ha generado un encarecimiento en los costos de las viviendas, mismo que ha derivado en un proceso de “segregación urbana” al imposibilitar que personas de clase media puedan vivir en estas colonias centrales, advierte González Loyde.

El costo promedio de venta de una casa en la Ciudad de México es de 4.7 millones de pesos, mientras que un departamento tiene un precio promedio de 3.6 millones, en tanto que la renta de una casa tiene un costo promedio de 36 mil 400 y de un departamento alcanza los 19 mil 700 pesos, de acuerdo con el Reporte de Bienes Raíces Ciudad de México del portal Lamudi.

Costos inaccesibles de la vivienda

Alrededor del 75 por ciento de los nuevos desarrollos de vivienda en la capital del país tienen costos que superan los 3.5 millones de pesos y ascienden hasta los nueve millones, detalla Daniel Narváez CEO y cofundador de 3|10 Real Estate Studio.

Esta oferta no coincide con la demanda de los capitalinos en busca de una vivienda que solicitan propiedades que no rebasen justamente los 3.5 millones de pesos, explica el especialista en bienes raíces.

Esto ha provocado que el obtener un espacio digno para vivir en la capital del país sea más exclusivo.

Mentiras los habitantes originales no pueden costear estos precios, para aquellos provenientes de Estados Unidos o Europa, el cambio de moneda les brinda la posibilidad de adquirir estos espacios con gran facilidad.

“Se empezó a correr la voz en el mercado extranjero y dijeron ‘vámonos a México, es un paraíso estar ahí’, a nivel moneda por supuesto no es lo mismo comprar una vivienda en Europa o en Estados Unidos, la diferencia de dólares o euros representa una gran oportunidad y esto eleva el precio de la vivienda a nivel local”
Daniel NarváezCEO y cofundador de 3|10 Real Estate Studio

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