Rehabilitación de Gran Plaza para comerciantes ambulantes queda en promesas

A pesar de que les fue prometido a comerciantes ambulantes un espacio en la Gran Plaza, tras ser retirados de la Macroplaza, el lugar se encuentra sucio, descuidado y en malas condiciones
Alejandro del Toro García Alejandro del Toro García Publicado el
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A pesar de las promesas de un espacio para trabajar, tras ser retirados de la Macroplaza, vendedores ambulantes del Centro de Monterrey tienen casi medio año esperando una nueva oportunidad para ofrecer sus productos.

El pasado 20 de enero, en una reunión entre los comerciantes con el Patronato del Parque Fundidora, se acordó ceder el comodato de la Gran Plaza al municipio de Monterrey, con la intención de que los vendedores pudieran ser reubicados ahí.

El centro comercial Gran Plaza es un espacio subterráneo ubicado debajo de la Macroplaza, a la altura de la calle Morelos, mismo que gozó de gran popularidad durante las décadas de los ochentas y noventas, hasta que finalmente cerró sus puertas en 1997.

Luego de casi 30 años de permanecer en el abandono, las autoridades anunciaron el supuesto nuevo uso del lugar.

“El Estado cederá en comodato la propiedad, y ellos (municipio) ya se encargarán de la administración con ustedes (comerciantes),” comentó Jean Léautaud Russek, director general de Parque Fundidora. Sin embargo, a medio año de la promesa, el lugar se encuentra sucio, descuidado y en muy malas condiciones, situación que ha provocado que, poco a poco, los comerciantes abandonen el lugar y regresen a la “superficie”, la Macroplaza, donde vuelven a abundar los pequeños comercios informales que fueron desalojados por el municipio.

La importancia del comercio

Para muchos de ellos, sin embargo, su presencia es una parte importante del lugar.

“Sin nosotros la gente no se arrima, vienen a buscar artesanías y comer su elote, sin nosotros la plaza no tiene color, ni chiste; está muy feo con los del Ayuntamiento, la verdad no nos dejan trabajar”, aseguró Luis, un comerciante del lugar.

La llamada Plaza Gastronómica, inaugurada durante los últimos meses de la administración de Jaime Rodríguez Calderón, también sirvió como “refugio” temporal para los comerciantes que ofertaban sus productos de forma irregular en la Macroplaza, quienes realizaron protestas para exigir su retorno.

Para la reubicación se acordó que los comerciantes cumplieran con algunas obligaciones, tales como mantener el orden, respetar los espacios otorgados, la limpieza del área y no conectarse a la luz de las instalaciones de la Macroplaza, ni de la Plaza Gastronómica.

Mientas el municipio de Monterrey se decide a emprender formalmente el programa de reubicación, el destino de hombres y mujeres que trabajan para llevar sustento a sus familias sigue en el aire, con promesas incumplidas y falta de atención por parte de las autoridades condiciones que les han obligado a volver a la Macroplaza.

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